Viernes, 25 de septiembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÙS

Cuando un grupo de almas ofrece la vida para equilibrar el sufrimiento de una parte de la humanidad, el Corazón de Dios se vuelve a encender y la fe del universo recibe un impulso de luz.

Mis queridos compañeros:

Para esta próxima Misión a Turquía y a Hungría, les pido que no se muevan basándose en las emociones, sino que se dispongan a ir solo los que verdaderamente aspiran a que el principio del Amor se manifieste en el mundo, más allá de sus propias vidas.

Todos aquellos que acompañen esta Misión con el corazón formarán parte de esta obra, que tiene como finalidad renovar el espíritu del Amor y de la Fraternidad en la consciencia humana y no permitir que el odio y el dolor sean males que se apoderen de todos los corazones del mundo.

Los que vayan en misión, como también los que los acompañen con el corazón, no pueden fijar sus miradas en las injusticias, en el sufrimiento ni en el rencor de los seres. Solo deben ser portadores de un amor que se extingue en el mundo y que la Divinidad depositó en sus corazones.

En esta Misión, Mi Casto Corazón los guiará en una purificación profunda de la propia incapacidad de perdonar y de amar, y esto lo hará con todos aquellos que quieran ser misioneros, no solo físicamente, sino también en espíritu.

Yo los conduciré para que transformen aspectos profundos de la consciencia, enraizados en la competitividad y en el ansia de poder, para que puedan purificarse de todo el mal que genera a las guerras y los conflictos en el mundo.

Más que realizar cualquier entrenamiento, ustedes deben orar mucho a fin de que Yo los auxilie y los coloque en el punto al que necesitan llegar, de manera que sean verdaderos instrumentos de Dios para toda la humanidad y no solo para Medio Oriente.

Sepan que estamos invitando a todos los grupos de oración para que den un nuevo paso y vivan la transformación necesaria para entregar la vida por amor a Dios y a Su Plan.

Nuestra protección y amparo siempre estarán con los que responden a los designios de Dios. No tengan ningún temor, solo amen con la esencia del corazón.

Yo los guío y los fortalezco.

San José Castísimo, padre de todos los misioneros