Sábado, 20 de mayo de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LISBOA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Dime: ¿temes alguna cosa?

Llegó el momento de confirmar tu entrega, como le llega a todos los servidores y verdaderos consagrados al Plan de Dios.

Entonces, dime: ¿temes alguna cosa?

Es hora de colocar tu imperfección en las Manos de Dios y de no intentar ser tú mismo el alfarero del barro que eres. Es hora, hijo, de que las más lindas canciones sobre la entrega de la vida se tornen verdad ahora, que tú seas una canción viva, y que todos los que te vean puedan escucharla y se dejen inspirar por ella.

Para todos llega la hora de confirmar la propia entrega; generalmente es cuando se sienten menos preparados para eso, porque la entrega no se confirma antes de ser consumada. Es en el propio acto de entregar el corazón que el espíritu ancla sus bases en la materia y el alma madura y expresa su consagración a Dios. Todo lo que viene antes de esto es una preparación.

Dime: ¿temes alguna cosa?

Vengo para hacerte sentir Mi Amor y para que él, junto al Amor de Mi Hijo, disipe el temor de tu corazón de no corresponder al Plan de Dios.

Vengo con el Amor del Padre impreso en Mi humilde espíritu, el mismo Amor que Me hizo entregarlo todo para cumplir la Voluntad de Dios desde el principio; ese Amor que, como un imán, me llamó, vida tras vida, para retornar a Dios.

Que ese Amor hoy impregne tu ser, te fortalezca y te coloque ante la grandeza del Plan de Dios, que va mucho más allá de esta vida y que tiene en ella su principio y en la eternidad y en la unidad su fin.

Que esa grandeza te inspire a perder el temor y a tener el valor para caminar con pasos decididos de un espíritu que es guiado por Dios, porque si hoy tú lees estas palabras, así es.

Entonces, dime ahora que ya no hay temor en tu corazón, no hay recelo y no hay dolor, pues el dolor que hay en ti no te pertenece y debe ser transmutado por el poder de la Gracia.

Dime, entonces, con simplicidad, que seguirás la Voluntad Divina y que te colocarás en las Manos del verdadero y único Alfarero capaz de moldearte. 

Hijo, es con tu imperfección que Él cumplirá Su Plan, así como lo hizo con la Mía, y hará de ti un recipiente nuevo para colmarlo de la nueva vida que permeará la Tierra.

Antes de esto, durante la grandiosa Obra que el Señor realiza en los Suyos, sé simple y humilde, y todo será como Dios pensó, aunque descubras, un día, que Su Pensamiento en nada se parecía al tuyo.

Dime, entonces, que ya no hay temor y, con Mi bendición sobre tu corazón, descansa en paz, descansa en el sacrificio y en la donación, pues ha llegado el tiempo de tu entrega. 

Tu Padre y Amigo, 

San José Castísimo