Sábado, 18 de mayo de 2019

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA COMUNA DE CASTEL VOLTURNO, CAMPANIA, ITALIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que el Reino de Dios llegue a la Tierra, primero tendrá que vivir en el interior de los seres. Abran camino hacia ese Reino a través de sus oraciones, momentos en los que la pureza de sus corazones emerge y les da a conocer los verdaderos sentimientos y pensamientos que un ser humano vino a expresar en el mundo.

Oren, hijos, atrayendo la paz hacia su interior y hacia su consciencia y luego dejen que esa paz se expanda por este mundo.

Como criaturas semejantes a Dios, los seres humanos guardan en sí el potencial de irradiar hacia toda la vida lo que hay en su interior. El universo de sus cuerpos, el microcosmos que se guarda en la composición de sus seres desde la consciencia hasta el menor de los átomos, es un espejo del Cosmos infinito. 

Ustedes, hijos, son espejos del Corazón de Dios. Lo que habita en ustedes se irradia al mundo, aunque no sean conscientes de eso.

Para tener un mundo de paz, ustedes deben dejar que la paz se instale en sus consciencias y se asiente en todas sus células. Pacifíquense, conscientemente y, así, estarán trayendo paz a la vida. 

Todo por lo que ustedes claman lo pueden atraer hacia el mundo a través de la transformación de su propia consciencia. En oración, pueden encontrar en ustedes la puerta hacia el Reino de Dios y, cuando sean capaces de permitir que Él se exprese en su interior, ahí entonces, hijos, ese Reino comenzará a expandirse por el mundo.

¿Comprenden la ciencia de la existencia humana?

El Creador manifestó a los seres humanos para transformar, a través de ellos, a toda Su Creación. El amor que puede nacer en ustedes, cuando abarca su genética y se expresa en todos sus átomos, puede transformar galaxias y universos. De la misma forma, cuando ustedes no viven en paz, la oscuridad que habita en los seres también resuena en toda la vida. 

Reconozcan entonces, el potencial de sus corazones, de sus cuerpos, de sus vidas y tórnense instrumentos de paz y de Misericordia para este mundo. 

Tienen Mi bendición para eso. 

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo