Jueves, 11 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Carta a todo aquel que se considera
un servidor y un consagrado al Plan de Dios

Hijo:

Renuncia todos los días al poder, en nombre de aquellos que sacrifican al prójimo y lo asesinan brutalmente para imponer las propias ideas y necesidades.

Renuncia a tu ansia de expresarle a todos tu forma de pensar y de sentir, intentando convencerlos, con las elucubraciones de tu mente, de hacer aquello que quieres que se haga. Sigue lo que te digo en nombre de aquellos que no solamente expresan de manera insana los propios pensamientos, sino que obligan a los otros a vivir según su forma de pensar.

Renuncia a tus juicios, desistiendo de encontrar en el otro lo que tienes como principios ideales de la vida sobre la Tierra, porque aún piensas con una mente humana que, entre todas las creaciones existentes, es la más densa y limitada. Ábrete para comprender al prójimo, su forma de ser, de sentir, de pensar, por más imperfecto que sea. Construye el espíritu de la unidad en nombre de todos aquellos que lo destruyen en el mundo.

Vive la pureza, la castidad. Renuncia a seducir a los demás, hasta en pensamiento. Hazlo como una ofrenda por los que se descontrolan en las energías capitales y abusan de mujeres y de niños en el mundo entero. Considera seducción a todo aquello que induce a alguien a hacer lo que tú quieres. Entrega tu magnetismo a Dios, para que solo Él atraiga a las almas hacia sí.

Desapégate de la acumulación; dona lo que te sobra. Sé riguroso con lo que retienes en tu vida material. Ofrece este acto en nombre de todos los que están en la miseria, padeciendo las verdaderas carencias, que trascienden la materia y hacen perecer el espíritu.

Sé más silencioso y humilde, obediente e incluso resignado. Observa el mundo a tu alrededor y siente, dentro de ti, que es mucho más importante hacer un esfuerzo por equilibrar el planeta que dejarte vencer por tu necesidad de llamar la atención, permanentemente, y alimentar tus aspectos que se gratifican cuando tienen poder sobre los demás y la energía de todos ellos sobre ti.

Arranca de ti las raíces que llevan a que la consciencia planetaria se hunda en el abismo de este mundo. Hazte responsable por el Plan de Dios y asume tu parte en el día a día. Tu transformación consciente puede salvar muchas vidas.

El acto de comprender al prójimo puede salvar a un hermano tuyo de ser asesinado, por pensar de una forma diferente de la de sus asesinos.

Tu esfuerzo por atraer la pureza puede evitar que un niño sea víctima de abuso en el mundo.

Tu silencio y tu obediencia pueden evitar una confrontación creciente entre naciones y religiones.

Tus oraciones pueden cambiar el destino de la humanidad. 

¿Yo estaré equivocado al contemplar el planeta y encontrar como única solución el esfuerzo consciente de unos pocos?

¿Confiarás en Aquellos que conocen y manejan Leyes superiores?

¿Serán para ti tan reales estas palabras que te llevarán a un cambio absoluto en tu vida?

Hijo, Dios espera tu respuesta.

Este es un llamado de quien observa al mundo y no encuentra otra esperanza sino en el despertar de aquellos que se dicen conscientes.

Convierte tu vida en una fuente de paz. Que tus acciones generen méritos para la redención planetaria. Solo el sí de la humanidad puede cambiar el destino de esta raza decadente.

Aquel que te ama y, por eso, busca tu despertar.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo