Domingo, 3 de enero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fortalece la verdad en tu interior y sé verdadero, no solamente cuando estás solo y sabes que no puedes esconderte de Dios en tu soledad.

Consolida tus aspiraciones más puras y mantente en esa pureza lo máximo que puedas.

Recuerda la grandeza del Plan de Dios; recuerda también el sufrimiento del mundo y ofrece tu transformación, pensando en cómo debería ser el mundo y observando en qué se convirtió. Tanto en la grandeza del Plan del Señor como en la abismal situación planetaria, debes encontrar los impulsos para no ser lo que eres y caminar hacia lo que debes ser.

Busca un mayor contacto con Dios en la soledad del corazón y fortalece allí la pureza de tu interior. Cuantos más momentos de unión con Dios tengas en tu día, más fácilmente te mantendrás en el propósito y resistirás las tentaciones que se presentandelante de ti.

Sin embargo, si eliges estar ante todas las situaciones que ya sabes que no puedes superar, en vez de escoger estar en soledad con Dios y ser verdadero delante a Él, jamás podrás salir de la permanente batalla contra ti mismo. Y no será necesario que el enemigo se aproxime a ti, porque tú solo corres hacia los abismos de tu consciencia.

Hijo, ya sabes que te estás purificando al retirar el lodo en tu interior; ya sabes que, muy intensamente, las tentaciones y los deseos mundanos que aún tienes dentro de ti te llaman a que caigas. Por eso, no coloques tu consciencia en pruebas innecesarias, cuando el camino de la paz se muestra a tus ojos.

Antes de correr hacia las situaciones que te comprometen, da un paso atrás y encamínate a la soledad con Dios. Aunque sea por un instante, confiésate con Él y renueva tu aspiración a estar en la pureza de tus intenciones.

Fortalece lo puro que hay dentro de ti y deja que lo impuro pierda su fuerza y perezca por el desinterés de tu consciencia en relación a las impurezas, porque aquello que hoy estás purificando se alimenta de ti mismo y solo permanece en tu interior cuando es retenido por tus propias manos.

Escucha, entonces, lo que te digo y no reafirmes las imperfecciones y vanidades, contemplándolas delante de ti; suéltalas y dirige tus ojos a la pureza. Deja que tu interior se purifique por la intensidad de la luz de la verdad de tu esencia, que debe expandirse cada día.

Si comprendiste lo que te dije, entonces, vívelo rápidamente.

Tu padre, guía y compañero de siempre,

San José Castísimo