Sábado, 3 de agosto de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A MADRE MARÍA SHIMANI DE MONTSERRAT

Mis amados hijos del Centro Mariano de Aurora y del mundo entero:

Gracias por estar hoy Conmigo, preparando el corazón de este Centro Mariano para recibir a todos los hijos del mundo que llegarán.

He observado, con amor, cómo Mis soldados preparan esta, Mi casa, la casa de la cura del alma y del espíritu, de la cura del corazón.

Quiero, Mis amados, que en estos días que vendrán, en los que caminarán por este campo santo muchos de Mis hijos que necesitan paz, conversión y cura, abran sus corazones y dispongan todo su amor para recibir a todos sus hermanos y peregrinos como Yo les he enseñado.

Este ciclo nuevo que comienza, en este séptimo año de encuentros Conmigo, marcará un antes y un después en sus consciencias, ya que los frutos de su tarea comenzarán a estar maduros para poder entregarlos a aquellos que tienen hambre y sed de amor verdadero, de Misericordia, de caridad y de cura.

En este agosto bendito, al igual que hace seis años, comenzará para todos una intensa etapa de trabajo, en la que se concretará Mi visita a todos Mis hijos de América, Mi amada América, que me ha esperado tanto tiempo.

Después de Mi venida como Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestro Padre esperó a que Mis hijos pudieran estar más maduros para comprender profundamente este llamado que el Cielo les hace, para que preparen el Retorno del Redentor.

Ese tiempo ha llegado y todas las almas celebran la gran Buena Nueva, que Mi Hijo llegando está y Mis soldados preparan la mesa para la gran ceremonia, que el Salvador de almas compartirá con todos los que le entreguen sus vidas.

Por eso, preparen el corazón y la casa para recibir a los que comulgarán de la Misericordia de Cristo y de Mi Amor maternal, para que juntos glorifiquemos a Dios eternamente.

Solo les pido, Mis amados, que cada una de las almas de Mis peregrinos sea recibida como si fuera el Alma de Mi Hijo; que cada consciencia que ingrese en esta casa encuentre, en la mirada de cada hermano, la Luz que Cristo tiene para él.

Más adelante, cuando todo haya sucedido, sus consciencias comprenderán lo importante que ha sido esto, que están preparando con tanto amor y dedicación.

Los espero en Mi Inmaculado Corazón, como una peregrina más, para cruzar el nuevo puente hacia la definitiva salvación.

Los amo y los bendigo siempre,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad