Miércoles, 24 de agosto de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

No querer la voluntad propia y amar la Voluntad Divina

Esta raza en el principio fue diseñada por Dios para obedecer y seguir un único Propósito. Pero desde que Mi adversario, en la antigüedad, despertó la tentación y el libre albedrío en el hombre de superficie, el Proyecto original se desvirtuó, saliéndose del camino de la Voluntad Divina.

Fue allí que ingresó en la consciencia primitiva de la humanidad la dualidad, la libre elección y la desobediencia a todas las Leyes superiores que regirían tiempo después a la humanidad, hasta que ella fuera una humanidad sagrada.

Desde el momento en que Adán y Eva fueron tentados en el Edén a decidir sobre su propia vida y así apartarse de la Mano del Creador, ingresó en la esencia del ser humano lo que llamamos voluntad propia.

Esa voluntad, carente de principios espirituales e impregnada de códigos de corruptibilidad, fue la acción que desvió del camino a la nueva humanidad; en el principio de todo, la primera raza era el sabio Proyecto de una nueva humanidad para la superficie.

Desde el momento en que el primer Adán decidió sobrevivir en el planeta transgrediendo las Leyes naturales, por otro lado Eva despertó los primeros indicios de los pecados capitales.

Mi adversario consiguió lo que tanto aspiraba: hacer de esta humanidad una humanidad inerte y sin consciencia de sí.

Después de tantas eras pasadas, llegó el momento culminante en donde en una primera etapa se daría fin a la decadencia de la humanidad, y sería a través de la aparición de Cristo en el mundo, como el Hijo Primogénito de Dios, encarnado para rescatar la esencia de este pensado proyecto humano.

Más tarde, cuando Cristo estaba presente, toda la raza, que ya se encontraba en el abismo de su perdición, fue desviada de su propio infierno a través de la Pasión de Jesús.

La venida del Mesías de Israel fue delicadamente preparada por los Padres Creadores, por los Santos Arcángeles. Cada uno aportó y gestó en el vientre purísimo de la Virgen Madre las células lumínicas de la transustanciación y de la redención, Leyes superiores que posteriormente permitirían liberar a la humanidad del mal.

A partir de que Adán y Eva activaron en sí la voluntad propia, espontáneamente la genética espiritual humana quedó afectada hasta los días de hoy por esa energía de poder terrestre, de apropiación y de dominio de todas las cosas.

Solo aquellas consciencias que a través de los tiempos consiguieron abrirse para descubrir el Cristo dentro de sí, se vieron enfrentadas a renunciar y desterrar ese viejo código humano que desvía del Propósito a millones de almas hasta los días de hoy.

La voluntad propia es la consecuencia de no aceptar de forma verdadera el Amor de Dios, al estar la consciencia impregnada por sus propias ideas y conceptos, los que son opuestos al Divino Pensamiento.

Aunque Cristo dio la vida y murió por todos también con el propósito de desactivar el viejo código corrupto de la voluntad propia, después de todos los acontecimientos y hechos que el Maestro Jesús gestó en la consciencia de quienes lo escucharon, mientras tanto la otra parte de la humanidad fortaleció el vínculo precario con la voluntad propia; fue como una bestia de diez cuernos recreada por todas las acciones involutivas de la raza humana.

La voluntad humana siempre fue honrada y apreciada por la mayoría, esa es una de las razones por la que en estos tiempos definitivos, consciencias comprometidas con el Plan no pueden dar sus pasos al estar afirmando su voluntad propia: una cadena que las ata a un infierno sin fin.

Aquellas santas consciencias que consiguieron vencer su voluntad propia, lo hicieron a través de tres factores: primero, trabajando todos los días con la renuncia a sí mismo, segundo, buscando el vacío de sí y tercero, sirviendo incondicionalmente, teniendo en cuenta que aun viviendo todas esas experiencias, existe voluntad propia basada en la arrogancia y en la soberbia.

Cuando el discípulo de Cristo se dispone a trascender los estados que corrompen el amor en la humanidad, él debe tener presente que enfrentará dentro de sí a sus propias bestias, las que intentarán hacerlo desistir de todos los esfuerzos.

Algunas consciencias sobre la superficie del planeta, como es el caso de los que optaron por la vida consagrada, tienen la misión espiritual de hacer desvanecer de sus consciencias todas esas energías, las que condenan la vida evolutiva de un alma, y también tienen la misión de hacerlo por la humanidad,  imitando a Cristo.

En estos tiempos, la humanidad deberá definirse por cuál camino seguirá, eso será antes del esperado Juicio que sucederá en este amado planeta.

Cristo fue y es un extraordinario ejemplo de vida y de verdad para todos los que acepten retornar al momento del Plan anterior a que Adán cometiera el llamado pecado original; pecado a partir del cual todas las criaturas nacen con el código de la voluntad propia y del libre albedrío.

Para poder cambiar esa frecuencia, la determinación y el esfuerzo que son estimulados por la oración, permitirán ir desarmando los impulsos contrarios que trae la voluntad propia.

Vivir en la Voluntad Divina significa no querer nada para sí y todo para los otros. Vivir en la Voluntad Divina significa seguir paso a paso lo que se pide evitando así fallar muchas veces.

Pero sabemos que la humanidad de hoy no quiere seguir en obediencia y adhesión lo que los Universos superiores están emitiendo; eso lleva a aumentar la perdición espiritual de las consciencias, lleva a sumergirse en todos los engaños posibles, lleva a perder el camino que uno vino a recorrer.

Por eso Dios envía nuevamente a Su Mensajera para advertirles a todos y al mundo entero que aún está viviendo su voluntad propia y eso no detendrá el sufrimiento planetario, sino que lo aumenta gradualmente.

Los invito, hijos, a hacer el ejercicio de cortar la cadena de la propia voluntad, así ustedes tendrán fuerza interior para poder cristificar sus vidas y preparar la gloriosa venida de Cristo al mundo.

Sean inteligentes y no permitan que la voluntad propia los aparte para siempre del camino de su redención.

Los tiempos anuncian grandes cambios para todos.

¡Les agradezco por perder su propia voluntad y por nacer a la Voluntad Eterna de Dios!

Los impulsa a la purificación interior,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz