Mientras la nueva primavera del Señor ingresa en la vida planetaria para anunciar nuevos asuntos, por otra parte, los enemigos que están cerrados a Mi Plan parecen temblar y percibir el daño que han causado a Mi obra mundial.
Es así que con el rosario entre Mis manos, rezo por todos los sacerdotes para que sean el ejemplo vivo de Cristo en la Tierra y no el ejemplo de un desorden espiritual y público.
Por eso, les pido a todos Mis queridos orantes que refuercen su fe y el carisma de vivir el amor por encima de todas las cosas.
Queridos hijos, Yo los invito a estar en Cristo para que Cristo pueda estar en ustedes y en toda la enferma humanidad.
Invito a todos los creyentes a vivir una única religión, la religión del amor y de la unidad, la cual se podrá espejar como verdad en los corazones puros y simples.
Los invito a buscar entre las religiones la esencia del amor y de la unidad, la que se manifiesta en la segunda persona de Dios: en Cristo.
Queridos hijos, no olviden que estamos en un tiempo final, en donde todo está en juego dentro y fuera de las almas.
Con valentía y mucha oración, sean lo que Mi Hijo espera que sean todos los días, embajadores de la paz y del bien, sin importarles lo que digan sus semejantes, porque quien atrae la paz y el bien es un apóstol de Mi Hijo en el fin de estos tiempos.
Anímense a unir lo que está separado entre las consciencias.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz