Queridos hijos:
En la etapa más importante de la misión en Turquía y después de haber pasado por experiencias que han dejado fuertes marcas en sus consciencias, los misioneros podrán hacer, desde ahora y hasta el final de la misión en Medio Oriente, una síntesis profunda y una reflexión grupal respecto de todo lo que vieron como resultado de una gran calamidad humana.
Será al final de esta primera misión a Medio Oriente que los misioneros de la paz llevarán en sus corazones una experiencia imborrable que los fortalecerá, para que en el futuro cercano, ellos estén preparados para asistir a situaciones más graves del planeta y que irán más allá de una guerra civil y regional.
Queridos hijos, por eso siempre será imprescindible que los orantes apoyen con devoción todas las misiones humanitarias, porque un grupo en nombre de todos y de toda la humanidad indiferente, está dando un paso hacia la vida del servicio total y de la entrega absoluta a la Voluntad Divina.
Hijos Míos, así como Cristo vivió Su gran misión en la vida pública, ustedes, queridos hijos misioneros, vivirán la entrega hasta en los más pequeños detalles; con eso le demostrarán a Dios, como ya lo han hecho hasta ahora, que en verdad el proyecto de redención de la humanidad podrá cumplirse.
¡Les agradezco por siempre responder a Mi llamado!
Los ama y los protege,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados