Sábado, 28 de septiembre de 2013

Mensaje extraordinario
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, LA SANTÍSIMA MADRE DE JESÚS, TRANSMITIDO EN LA COMUNIDAD-LUZ NUEVA TIERRA, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Que no se aflija más tu pequeño corazón por todo aquello que aún está por ser construido en tu interior.

El Señor del Universo, el Gran Arquitecto del Infinito, ya diseñó para la Tierra la construcción perfecta que debe ser edificada en el interior de cada ser y, si ustedes dicen sí, los constructores universales, que son los ángeles y los arcángeles, llegaran a sus vidas para transformar lo viejo y reconstruir aquello que debe ser renovado.

Hoy, con alegría, llegó a esta, Mi casa, la Nueva Tierra, para que en ella pueda crecer el arquetipo de la nueva vida.

Hijos Míos, hoy quiero decirles que la nueva vida no se construye con base en el desarrollo de la mente ni tampoco de las riquezas materiales. La nueva vida no se encuentra en la cantidad de conocimiento que presentan las consciencias, porque eso no tiene nada de nuevo.

No busquen develar los misterios celestiales antes de construir, en el interior, la base primordial y única que los llevará al infinito; porque los misterios de Dios no se asientan en la mente, sino en el corazón.

La nueva vida que nace en la Nueva Tierra no es nada más que la posibilidad de amar al prójimo tal cual es. La nueva vida es el poder de convivir, unos con otros, cada uno en su grado de evolución, sin que eso sea motivo de separatividad, sino de unión y de crecimiento del alma y del espíritu.

El Amor que vinieron a aprender en la Tierra, no lo encontrarán en los libros, sino en la vida, en el día a día, en la maduración de la convivencia.

Es por eso, hijos queridos, que Dios les pide a las Comunidades que todos aquellos que aspiran a crecer tengan la posibilidad de hacerlo y cuenten con el apoyo de unos a otros para alcanzar ese crecimiento, ese develar del Amor.

Quiero que aprendan de la Nueva Tierra como aprendieron de Mi Hijo Jesús; por eso, retorno a este lugar.

Cristo estuvo entre aquellos que más lo necesitaron. Sus apóstoles fueron los simples y pobres de corazón, de conocimiento, de vida y de espíritu. En aquellas almas simples, el Señor hizo crecer la fidelidad y el amor absoluto en aquellos que lo seguirían hasta el final, viviendo el sacrificio y la entrega bajo cualquier circunstancia. 

Con esto, les digo que el camino de los que se aman entre sí, independientemente de las diferencias, y juntos viven el constante servicio es la fidelidad absoluta a Dios. En ellos, Dios deposita Su Espíritu para que sean ejemplos de Misericordia y fuentes del despertar. En ellos, el Señor deposita Su confianza. 

Crean en lo que hoy Les digo; porque cuando oyeron las primeras Palabras de Cristo, los apóstoles eran hombres repletos de impurezas e imperfecciones, pero respondieron al Llamado del Señor y hoy son los guardianes de las puertas del Cielo.

Sigan este camino con valentía, pues, así como acompañé a los que Mi Hijo escogió en aquel tiempo, estoy aquí para guiar a aquellos que Mi Hijo escogió en el último tiempo, que son todos ustedes.

Los doce de ayer deben ser los 144.000 de hoy.

Les agradezco por responder a Mi llamado y por seguir este camino de eterna transformación.

María, Madre y Reina de la Paz