Miércoles, 25 de septiembre de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE ANUAL PARA EL ANIVERSARIO DE LAS APARICIONES, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO POR MARÍA, NUESTRA MADRE DE NAZARET, A MADRE SHIMANI

Mis amados hijos:

Benditas criaturas al servicio del Creador, vengo hoy a cortar definitivamente los lazos que algunos de ustedes tienen con el mundo, mundo de penas y de derrotas espirituales. 

A partir de hoy, para alguna de sus almas, la Presencia de Dios será total y no reconocerán nada ni a nadie más.

A partir de hoy, la senda del sacrificio y de la entrega será la única senda en sus vidas. Ya no habrá dolor ni sufrimiento personal para ninguno de los que hoy ingresarán en este camino, solo el sufrimiento del mundo, que transmutarán en gloria a Dios hasta el último día de sus vidas.

En esta entrega a Dios hallarán consuelo y alivio, sabiendo que, a través de esa pequeña entrega de sus vidas, día a día y en cada rincón de este mundo, un hijo de Dios alivia el miedo, la desesperación y el dolor de la humanidad.

La oración del corazón será su compañera fiel; la presencia de la Pasión del Hijo de Dios crucificado, su aliento; y la oración y compañía de todos Mis hijos orantes, su escudo espiritual.

A ti, hijo; a ti, hija; que elegiste, desde lo profundo de tu conciencia, entregar al universo tu ser como canal auxiliador del gran canal transmutador del Cuerpo Glorificado de Cristo, Yo te digo:

Aquí estoy, soy tu Madre Corredentora, Aquella que te cubrirá con Su Manto cada día, la que te recogerá en Su regazo en cada momento de sufrimiento y entrega.

Aquí estoy, soy tu Madre Celestial, la que colocará pétalos de rosas sobre tus cuerpos, para que ellos emanen perfumes; la que tendrá siempre un lago de Luz en donde lavar tus heridas.

Aquí estoy, Mi amado hijo, Mi amada hija, para darte a beber del Cáliz que guarda la Sangre bendita y sagrada de Mi Hijo; la que te purificará, una y otra vez, para que te vuelvas a levantar y puedas seguir entregándote cada día más.

El mundo comienza su gran purificación y, en amorosa fraternidad, todos ayudaremos a que esta etapa sea la que marque el inicio de la nueva raza para la humanidad, una raza renovada en amor, espíritu y paz para que nunca más exista en el mundo el sacrificio de unos pocos en nombre de todos.

Amados hijos del mundo entero, que ingresan a este camino, hoy los consagro a la plena vida de entrega, renuncia, sacrificio y fe, que Mi Hijo vivió sobre la Tierra y, como fue hace más de dos mil años, Yo los acompañaré hasta el final como lo acompañé a Él.

En gloria a Dios, sean bienaventurados.

Los ama siempre,

María, Vuestra Madre de Nazaret