Levántate del suelo cuantas veces sea necesario, reconociendo tus errores humanos pero no culpando a tu alma, sino teniendo la convicción suficiente para poder perdonar todo, cuantas veces sea necesario.
Para eso, toma tu cruz y sigue los pasos del Maestro. Así, algún día y bajo una coyuntura especial te darás cuenta, hijo Mío, que habrás disuelto de tu consciencia aquellos obstáculos que siempre te impedían caminar.
Ten fe y persiste. Persiste por el divino futuro y por la nueva y renovada humanidad.
La trascendencia de sí es algo demasiado esforzado, pero la persistencia y la victoria tendrán sus trofeos en el Cielo.
Identifícate con Jesús y así podrás encontrar medios internos para poder transformar todo.
Vive en Jesús, a pesar de las incertidumbres y alcanzarás grados de amor tan semejantes a los del Maestro.
Sigue sirviendo, aspirando y renovándote todos los días, porque así la humanidad, como consciencia espiritual, será renovada hasta que el Señor del Universo vuelva a descender al planeta por segunda vez, para darles Su saludo de Paz.
¡Adelante!, y sigue el camino de la redención de todo tu ser con base en la fe y en la esperanza.
¡Les agradezco por hoy haber rezado Conmigo!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz