Domingo, 25 de agosto de 2019

Mensajes mensuales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL ESPÍRITU SANTO, CÓRDOBA, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando, en la multiplicación de la Consciencia Divina, el Creador manifestó Su Santo Espíritu y de Él el Vientre Purísimo de la Creación, la Fuente de la Energía Femenina, Fuente de Vida y de Paz, Él hizo emanar de esa Fuente Sus principios de amor más puros.

El Pensamiento de Dios planeaba y emanaba la Creación y el destino de las diferentes criaturas. Los ángeles y los arcángeles conducían Sus impulsos de amor entre las dimensiones y manifestaban a las criaturas pensadas y amadas por Dios, aun antes de que pudieran existir

Toda la vida, hijos, en cada uno de sus detalles, es fruto de un Amor perfecto, de un Pensamiento y de un Plan único que es el diseño de la evolución, del crecimiento de los seres y de su retorno al Corazón de Dios, para que el propio Creador se pueda renovar y, así, un nuevo ciclo de vida se inicie para todo lo que existe.

Este mundo, sagrado y amado por Dios, es una semilla de amor en la Creación. En él, su Padre Celestial ve fecundar los principios más sagrados que un día emanaron de Sus Fuentes Celestiales.

Cada ser, como cada Reino de la Naturaleza, tiene un propósito que no es solo planetario, sino universal.

Cada criatura de la Tierra trae en sí no solo su experiencia en este mundo, sino que trae consigo la esencia de la vida manifestada en otras partes de la Creación, en otras estrellas, planetas y galaxias; para que, de esa forma, a partir de la evolución de cada criatura de la Tierra, toda la vida tenga la oportunidad de vivir el amor.

Desde la semilla más pequeña hasta la mayor de las montañas trae consigo su experiencia en la Tierra, como también representa a otros puntos de la Creación. Porque la vida surgió de las Fuentes Creadoras que están más allá de la Tierra, en realidades que los hombres aún desconocen; y cada elemento presente en el planeta tiene una función espiritual propia para auxiliar en la evolución de la Tierra, pero también, hijos Míos, para la evolución de todos los Universos.

Con esto les digo que cuando hacen perecer a los Reinos de la Naturaleza, así como a sus hermanos de diferentes culturas, pueblos y naciones, no solo están destruyendo la vida en la Tierra y están retirando la oportunidad de que un hijo de Dios evolucione; sino también, hijos Míos, están destruyendo con sus propias manos el Plan de Rescate y de evolución de toda la vida en la Tierra y más allá de ella.

Ha llegado el momento de que los seres comprendan que el equilibrio de la vida en la Tierra no debe existir solo para que el planeta siga vivo en este vasto Infinito, sino sobre todo, hijos Míos, porque este mundo es el semillero de una nueva vida de amor, es el semillero del Amor puro de Dios que debe llegar a todos los rincones de Su Divina Creación.

La experiencia de la vida en la Tierra fue diseñada por Dios en cada detalle para que, a través del triunfo de Su Creación en este mundo, toda la vida alcanzara un nuevo nivel evolutivo y pudiera aproximarse más a Dios.

Los hombres y mujeres de este mundo son el centro de este Plan de Amor. En su interior guardan la llama viva que anima a todas las cosas, el motor que puede impulsar a cada Reino de la Naturaleza, como a cada elemento, a encontrar su propósito y su misión.

Pero no solo de los hombres es la misión de vivir el amor. Todo lo que vive y respira en esta Tierra tiene una función dentro del Plan Divino.

Comprendan lo sagrado que habita en todas las cosas, comprendan el propósito de sus vidas de elevar y transformar a toda la vida, a toda la Creación. Y así, hijos Míos, no sean más ignorantes y ciegos de espíritu, sino orantes, pacificadores y motores vivos de la expresión del amor en este mundo y más allá de él.

Yo los amo y por eso les revelo todas estas cosas.

Todo suelo de esta Tierra es sagrado. Todas las criaturas son sagradas ante Dios, pero muchos perdieron su pureza y desconocen su esencia divina.

Que el amor, en el interior de los que despiertan, revele esa pureza en el corazón de cada ser.

Sean espejos de luz para el mundo, sean antorchas que anuncian el camino.

Estoy con ustedes y los bendigo para que este Propósito Divino y Universal se cumpla en sus vidas y en toda la vida.

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz