Lunes, 18 de junio de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE CRACOVIA, POLONIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Quinto día de la Novena

Sumergiendo en Mi Misericordia a las almas que son engañadas por los proyectos del mundo a través de los planes genéticos y humanos, ellas no solo reciben Mi Gracia, sino también Mi consuelo.

La Fuente de Mi Misericordia repara toda la consciencia a nivel profundo y, especialmente, a nivel espiritual.

La Misericordia de Mi Corazón puede llegar especialmente a las almas que, por absoluta ignorancia y ceguera, caen en tentación y destruyen por sus propios medios lo que Dios concibió en el seno de las mismas.

Cuando las almas más inocentes son abortadas significa que la decisión tomada por sus propias madres representa el desvío total de la Ley del Amor y de la Compasión.

Todas esas almas que hoy no viven en la Tierra, por haber sido extirpadas de los vientres de sus madres, están en sufrimiento y agonizan por no haber conseguido continuar su evolución humana y espiritual.

En este sentido, la Ley principal de la Creación es alterada y se genera un gran débito que deberá ser resuelto por medio de la Misericordia que las almas orantes invocan a Mi Corazón.

En estos tiempos la transgresión de la Ley de la Vida genera catástrofes regionales y hasta mundiales. Los Reinos de la Naturaleza al ser transgredidos, en su ciclo de vida y de evolución, reaccionan por medio de fenómenos que perjudican a la humanidad.

La importancia de invocar la Misericordia por los no nacidos ayudará a disolver los proyectos humanos invasivos que alteran la evolución del ser humano y del planeta.

Las almas de los no nacidos son reconducidas, por medio de Mi Misericordia, hacia nuevas Fuentes de Luz para que en otras partes del Universo vivan su camino y su despertar.

En verdad, la Misericordia es la tabla de salvación para estos tiempos.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!

Los bendice,

Vuestro Maestro, Cristo Jesús