Jueves, 4 de octubre de 2018

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS PARA LA 63.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Segundo Mensaje

Y hoy vengo mostrando Mis Llagas para el mundo, para cada una de las almas, como un ofrecimiento por las llagas que hoy tiene la Argentina, como nación espiritual y material.

Hoy vengo a ofrecer Mi Sangre como ese testimonio perfecto de amor por ustedes y por cada nación de este planeta, especialmente por las naciones que más sufren, que son sometidas y colonizadas por proyectos que no provienen de Dios, sino de los hombres.

Pero eso ya acabará. Nada durará por mucho tiempo.

He venido aquí, a la Argentina, para que todo eso comience a cambiar desde ahora.

He escogido a esta nación para que eso comience a suceder, así como Mi Padre lo ha pedido.

Por eso ofrezco Mis Llagas, no como un símbolo de sufrimiento, sino de victoria, derramando de cada una de ellas la Luz de Mi Espíritu por los que quieren ser bañados por Mi Gracia.

Vengo aquí para testimoniar que el Reino de Dios es posible, dentro y fuera de los seres y en la superficie del planeta, que a pesar del caos del fin de los tiempos y de la purificación inmediata, el Señor los invita a prevalecer en la paz, los invita a construir dentro de ustedes un camino que aún es desconocido.

Ese camino que Yo les ofrezco es hacia el Universo, en donde se encuentra la Hermandad y en donde se vive un propósito, de por vida, hasta poder cumplirlo.

Por eso, deben buscar dentro de ustedes, compañeros, la esencia de lo que en verdad son y de lo que han venido a cumplir en estos tiempos finales en donde se definirá el próximo Reino de Dios en la humanidad y en el planeta, en donde muchas cosas más sucederán, las cuales deberán vivir para aprender y experimentar los grados del amor y del perdón para alcanzar, al fin, la redención tan esperada.

Por eso, Yo los invito a ser consecuentes Conmigo, así como lo han sido en todos estos últimos días, en donde en cada detalle, en cada labor y servicio he visto su amor y su esfuerzo por Mí, a fin de que se cumpla la Obra de la Divina Misericordia en la humanidad y, especialmente, en la Argentina.

Como ayer les dije, aquí se encuentran almas muy valiosas que vinieron en este tiempo para experimentar el gran cambio de la consciencia, por medio de experiencias fuertes y de vivencias profundas que los intentan llevar a la comprensión de la reconciliación y de la fe, de la unidad y de la fraternidad en este amado pueblo.

Aquí está el preámbulo de una nueva raza, así como lo está en el Brasil y en otras partes de Sudamérica.

Todo lo que sucede en estos tiempos en la superficie de la Tierra forma parte del objetivo de Mi adversario, que es poder desequilibrar y desestabilizar a las humanidades, a los pueblos y a las naciones. Pero no ingresen en ese ámbito ni tampoco en esa energía de discordia y de disociación.

Aliméntense, día a día, a través del verbo de la oración y podrán alcanzar las esferas sublimes, y las esferas sublimes, como estrellas-guía, les indicarán el nuevo camino, el nuevo rumbo que deberán recorrer a través de sus vidas y experiencias.

No teman enfrentar el fin de los tiempos ni tampoco las purificaciones.

No teman ofrecerse para sufrir por Mí, porque lo que Yo les daré es lo que en verdad necesitan, más allá de lo que merecerían.

Confíen en Mi Corazón, porque allí se encuentra el Templo Sagrado para sus espíritus, para que sus almas vivan la comunión Conmigo, de tiempo en tiempo.

Por eso, hoy vuelvo nuevamente desde Andrómeda para emitir Mi proclamación de paz, para hacer de esa paz una realidad que muchos quisieran vivir y no lo consiguen. Pero si ustedes, compañeros, se deciden a ser Mis instrumentos y no los instrumentos del mundo, Yo podré seguir obrando a través de sus vidas y de sus consciencias.

Así, a pesar de lo que suceda o de lo que se presente en estos tiempos, construiré en ustedes una fortaleza inquebrantable que tendrá su base en la vida espiritual, dada por la fortaleza de la fe y de la confianza en el Único, Nuestro Padre Celestial.

Mi Padre Me envía, no solo para llamarlos al entendimiento y a la comprensión, sino también a la corrección necesaria que es vital para estos tiempos críticos; corrección que intentará llevarlos siempre por el camino del Propósito y de la Verdad para que no pierdan de objetivo lo que Dios necesita construir en la humanidad y en todos los pueblos.

A través de Mis Llagas Yo ilumino sus vidas.

A través de Mi Consciencia Yo ennoblezco sus espíritus. Porque son espíritus antiguos, originarios de otras estrellas y de otros universos; espíritus que se han congregado para cumplir un propósito en el nombre del Hijo de Dios. Un propósito que aún no se ha cumplido y que no ha terminado, que está en el auge de su transición y de su definición.

Por eso, todo lo que hagan para el bien de Dios construirá lo nuevo y lo eterno, lo que será invencible y no se podrá derrotar.

Sobre ustedes está la Mano de la Gracia. Una Gracia que los auxilia, una Gracia que los colma, una Gracia que los lleva a vivir la paz en tiempos sin paz.

Sean constructores de la Nueva Humanidad. Postúlense como pilares que serán las bases para la nueva raza por medio de atributos, de ejemplos y de un servicio incondicional por la humanidad y el planeta, así como por todos sus Reinos.

Eleven su pensamiento hacia lo Alto y unan su pensamiento al Pensamiento del Padre-Madre Creador Emmanuel y allí no existirán interferencias ni perturbaciones, su atención estará fijada en el Propósito y en todo lo que ha de suceder en los próximos tiempos.

Argentina deberá alcanzar su transparencia, deberá manifestar su igualdad. Para eso todo se purificará.

No teman saber que todo se purificará. No teman encontrar el porqué de esa purificación y de ese momento. Sepan que todo ya está previsto y que su tierra ha sido llamada a vivir un nuevo estado de consciencia que nacerá primero de los hombres que vivan en el Señor, que cumplan Sus Designios y Su Voluntad Divina.

De ustedes podrá nacer el nuevo ser y el viejo ser quedará atrás, porque habrán aceptado vivir los Principios de Dios, que no solo constituirán en ustedes nuevas consciencias, sino que formarán a los nuevos pueblos, a la nueva raza, a la Nueva Tierra.

Desde el corazón del Universo emito Mi Voz, para que Mi Voz sea escuchada por todos.

Dejo para ustedes el Amor que tengo por su patria y por su nación, sabiendo que Dios les ha dado lo mejor que Él tiene para que, desde los orígenes, su pueblo aprendiera a expresar su virtud interior y espiritual.

Es esa virtud lo que Yo vengo a buscar del pueblo argentino y esa virtud no podrá ser disuelta de la esencia de todos los que viven aquí.

Por eso todo está en batalla y en definición, así como lo está en el Brasil.

En los principios de la Tierra esta región fue preservada de muchas interferencias.

Aquí era el Edén de Dios, en su exuberancia y esplendor, en su belleza y hermosura a través de todos los Reinos de la Naturaleza. El hombre lo destruyó y lo sigue destruyendo.

Para que todo se pueda revertir y cambiar, para que el Edén pueda volver a florecer y a expresarse, de Argentina deberá nacer ese estado de consciencia, de restauración y de cura que no solo su pueblo necesita, sino también gran parte del mundo.

La Hermandad Celestial está apostando sus herramientas por una región que ha sido llamada a expresar una Voluntad importante de Dios.

Aunque Mi Mensaje sea simbólico Mis Palabras son claras, porque Yo hablo para sus corazones y no para sus mentes. Yo hablo para lo que hay más allá de su ser físico, aquello que es interno, que escucha y que sabe todo lo que Yo le digo.

Es allí en donde se sembrará la nueva consciencia.

Es allí en donde se sembrará la semilla de la nueva consciencia.

Es allí en donde brotará lo que Dios tanto espera, para que los hombres finalmente conozcan su libertad y dejen atrás su constante cautiverio.

Sean semejantes al Pueblo de Israel. Pero no deberán pasar cuarenta años para que encuentren la Tierra Prometida y su verdadera libertad, ya son más conscientes sobre el fin de los tiempos.

Solo sigan Mis pasos y entren en Mi Corazón, en la fe todo se cumplirá. Porque entre pocos se hará lo más grande, entre pocos se llevará al planeta hacia un nuevo estado y ustedes están invitados a participar de esto.

Desde Andrómeda Yo los convoco y los llamo para unirse, en amor, a la gran Confraternidad.

Agradezco todo lo que Me han ofrecido, porque eso multiplica la Gracia, no solo para sus seres, sino también para su país.

Que el Reino de Dios esté en sus corazones y en sus espíritus.

Que el Señor del Universo les muestre Su Sagrada Faz y que contemplen el esplendor de Su Existencia para que se sientan bendecidos por Su Divino Espíritu, por Su Corriente poderosa de Misericordia y de Paz.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.