Martes, 8 de agosto de 2017

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

He venido de un lugar muy cercano a este, para estar con Mis queridos hijos y para sembrar en esta humanidad, Mi Espíritu de Paz que ya está vivo en ustedes.

Vine de un lugar muy cercano a este, para sentirme coronada, honrada y amada por Mis hijos, como así hoy lo puedo sentir con Mi Corazón.

Vengo de la Colina de las Apariciones, en donde he estado con Mis hijos orando, trayendo hacia este lugar el Universo de Dios y haciéndolo expandir por los confines de este Universo.

Vengo de este lugar porque es el más especial para Mí, en donde todo comenzó aquí, en donde se ha manifestado, primero en la consciencia y después en los corazones, la vida de esta Comunidad.

Hoy vengo como la Señora de la Figueira y Madre de toda la humanidad.

Hoy estoy vestida de esposa ante Mis hijos, porque también he llegado del Reino Celestial, para conmemorar esta alianza con todos Mis hijos, así como con cada uno de ustedes.

Hoy estoy ante un escenario, ante un altar, que glorifica a una buena Madre y a la humilde Señora de la Luz.

Esta es la representación del manto que Yo tejo en todo el Universo cuando tan solo Mis hijos responden a la oración.

He venido también de las estrellas, de un lugar muy lejano a este, en donde existe la Verdad, la realización de la Obra de Dios desde su principio hasta su fin, desde espacios muy alejados de sus consciencias.

He venido a traerles lo desconocido, lo que aún la humanidad no conoce completamente y lo que su Madre Celestial vive todos los días y que invita a vivir a Sus hijos con coraje y valentía para descubrir en cada uno de ustedes, su propio universo interior.

Hoy, soy conmemorada con este simbólico manto de estrellas, que representan a las almas que se han encendido bajo el espíritu de Mi paz, de Mi bondad y de Mi maternidad.

Con estas palabras simples, queridos hijos, Yo los invito a vivir todos los días y por los tiempos que vendrán, Mi espíritu de simplicidad y de amor, porque de esa forma siempre estarán libres de las cosas del mundo y de todo lo que él trae a la consciencia, por medio de la ilusión y de todo lo que no es verdad.

Hoy, ante Mi presencia maternal, sus consciencias finalmente despertaron a lo desconocido, a lo que la humanidad llama "misterio", pero que en verdad, queridos hijos, Dios no es un misterio, es una realidad viva en sus corazones y espíritus.

A través de estos años, queridos hijos, y por medio de estos Centros Marianos, he llamado a la humanidad para volver a su verdadero origen, hacia su verdadera fuente, hacia su verdadera esencia primordial.

Esto es lo que Yo he construido en ustedes a través de los años, desde Mi primer llamado en Aurora, hasta Mi primera aparición aquí, en Figueira, cuando su Madre Celeste trabajaba silenciosamente convocando a las almas para este gran servicio planetario de la oración.

Hoy quisiera, queridos hijos, que ya no sientan más sus miserias, sino que crean en lo verdadero que existe en ustedes y que se llama Dios, que es perpetuo, infinito e invencible.

Es en esta comunión que Yo los invito a vivir a través de Mi Hijo, porque así se seguirán formando los nuevos apóstoles, los que llevarán la palabra de vida hacia aquellos que nada tienen y que no conocen su universo interior.

Hoy estoy ante Mis hijos, ante Mis más amados hijos, que se han convertido finalmente en soles, así como todos los Soles del Universo, pero los soles que existen aquí, en este planeta, son diferentes a los que existen en el Universo.

Su verdadero sol, queridos hijos, es la esencia, aquello que siempre se perpetuará a través de los tiempos, que llevará de esta humanidad una experiencia del amor y de redención hacia los mundos sutiles, hacia el infinito, ante el Creador.

Es en esa dimensión y en esa consciencia en la que, en este tiempo, Yo los invito a vivir, para que puedan trascender sus errores de otrora, para que esta humanidad envejecida pueda curarse y para que puedan nacer los nuevos cristos que prepararán la Tierra, plantarán las semillas y regarán el terreno para que broten las nuevas células de luz, las nuevas almas que se convertirán en Cristo y por Cristo.

En sus manos, queridos hijos, ya están todas las llaves de la Divina Instrucción. A partir de ahora, queridos hijos, ya pueden ser formadores y servidores de muchas almas en el mundo, así como también de cada Reino de la Naturaleza, que en estos tiempos críticos espera por el alivio de sus corazones, a través del servicio de sus simples manos.

Los invito, hijos Míos, a formar parte de la eternidad del tiempo presente, del tiempo eterno, del verdadero tiempo real.

Así, hijos Míos, estarán junto a la Hermandad, unidos como almas y esencias con el Universo y con la Tierra, con los seres celestiales y con cada ser miserable de este planeta que también necesita de la Misericordia de Dios.

Deseo, amados hijos, que brote de ustedes en este tiempo, el verdadero impulso de convertirlo todo, de transformarlo todo y de renovar estos tiempos a través de la energía crística.

Sean portadores, en esta noche, de la Divinidad de Mi Amado Hijo. Comulguen en este momento con ese Principio que hará de sus vidas, vidas resplandecientes en el Señor, almas donadas para  construir la Nueva Tierra y la Nueva Humanidad.

Por eso, a través de Mi presencia, hoy les traigo todo el Universo a través de la sagrada Colina de la Luz, en donde siempre podrán encontrarme y sentirme, porque siempre allí estaré para escuchar a Mis hijos, como también para abrazarlos en maternidad.

Hoy siento por primera vez, queridos hijos, el abrazo amoroso de todos Mis hijos, siento el calor de sus corazones, el fuego que brota de lo más íntimo de sus almas y que permite disolver muchas cosas en el mundo.

Hoy estoy aquí, más cerca de lo que parece, porque en este décimo aniversario, comienza una nueva etapa que poco a poco, descubrirán, primero en ustedes mismos, después a través de esta Obra y por último en toda la humanidad.

Ya no estaré solo aquí en Sudamérica, necesito, queridos hijos, que después de tantas bendiciones Me acompañen, como Me han acompañado hasta ahora, en fidelidad, oración y amor, en todo el mundo.

Necesito que Me sigan, aún hay cristos que deben despertar en América, en Europa, en África, en Asia y por último, en Oceanía.

¿Quién acompañará a la Madre de Dios en esta Obra planetaria  hasta el momento en el que retorne Mi Hijo al mundo?

Vengo a enseñarles, como Madre de los apóstoles, a sembrar esta Tierra con amor, con servicio, con caridad y misericordia, para que este planeta finalmente, después del Sacrificio de Mi Hijo, se torne una Tierra prometida, en donde nuestro Padre pueda mirar al mundo con compasión, viendo que las almas responden a Su convocatoria y que nunca temen decir “Sí”.

A través de estas palabras, por medio de este mensaje de amor, uniendo en esta noche a Aurora y Figueira, les muestro Mis nuevos Planes de Luz, los que Dios Me  encomendó para este 8 de agosto y para esta nueva etapa. 

¿Aceptan acompañarme? ¡Sí!

¿Aceptan vivir lo desconocido? ¡Sí!

¿Y todo lo que no proviene de este mundo? ¡Sí!

¿Aceptan ser la Ley viva en estos tiempos? ¡Sí!

Entonces, pueden estar conmigo para siempre, porque Yo necesito de almas simples, pero decididas a vivir lo que nunca vivieron, por amor a Nuestro Señor.

Pero les quiero decir algo, hijos Míos: aunque no lo parezca, todo lo que les he preguntado ya lo viven, así es que hoy están renovando los votos ante el Creador, como hijos de Mi Inmaculado Corazón y como nuevos apóstoles de Cristo, en esta sagrada misión por la redención de la humanidad y por la asistencia inmediata a los Reinos de la Naturaleza.

Y ahora, cerrando Mis pergaminos de Luz con la firma dada a través de sus corazones, le vuelvo entregar al Creador Su más íntimo designio para este mundo, porque se cumplirá, sea como sea.

Mi promesa sigue vigente en esta noche de gratitud, en donde lo más sublime del Universo se une a las almas en el amor, para establecer el Espíritu de la Hermandad.

Quiero que, en el silencio de sus corazones y de sus palabras, emitan interiormente una petición, una intención o una súplica a su Madre Celeste. Escucho.

Se dibuja en Mi pecho una rosa de Luz, expresión del amor de Mis hijos del mundo, de la fidelidad y la transparencia de las almas que aceptan transformarse en nuevos instrumentos.

En Mi Corazón de madre llevo todas sus intenciones a Dios, para que los ángeles oren por ellas y se cumplan a través de la Voluntad del Creador, en perpetua obediencia.

En esta noche, en donde sus corazones se reconsagran a Mi Inmaculado Corazón, oraré por ustedes y por el mundo, por este sagrado planeta que debe convertirse en una gran célula de luz, en la expresión del Amor-Sabiduría de Mi Amado Hijo.

Escucha Señor en el silencio, las intenciones de Tus hijos, que ellas sean bañadas por el Espíritu de Tu Gracia y de Tu Misericordia. 

Que la gran intención de este planeta se cumpla a través del despertar de los obreros de la Luz. 

Que las almas sientan el gozo de Tu Divino Espíritu. Que las almas alcancen la felicidad eterna, en donde no existe sufrimiento, ni dolor.

Señor, que los portadores de Tu Paz enciendan la llama de sus corazones, que esta llama de amor y de hermandad se expanda por todo el mundo, a fin de que Tu Obra se realice y se manifieste en los corazones no redimidos. 

Que así sea.

Amén.

Les agradezco, queridos hijos, por estar hoy aquí, esto tiene un gran significado para Mi Corazón, porque ante lo que es desconocido y eterno, esto es muy importante.

Es muy importante la respuesta consciente de la humanidad y la adhesión sin condiciones de los corazones simples y humildes.

Quiero que en esta noche, se sientan fortalecidos, se sientan renovados y especialmente se sientan curados de espíritu y de alma.

Quiero que en esta sagrada plenitud de Dios, comulguen con el Universo y con su esencia, porque eso nunca se perderá a pesar de lo que suceda.

Recuerden este momento y la importancia que él tiene para sus vidas.

Recuerden que, a pesar de lo que suceda en el mundo y en esta humanidad, Mi Amor es irrefutable.

Hoy puedo ver con Mis ojos de madre y esclava del Señor, la Obra prometida, que ya se está cumpliendo en el mundo.

Crean que esto es verdad, crean que es posible realizarlo. Ustedes son muy preciosos para Mí, porque veo que en las almas existen grandes tesoros que se pueden mostrar a este mundo cuando tan solo existe amor y unidad.

Por eso, hoy les doy Mi bendición y Mi agradecimiento.

Y cada una de estas rosas colocadas a los pies de esta imagen, llegará hoy a sus manos, porque cada una de ellas representa un alma que en este planeta se ha unido a Mí, en esta Obra de Redención y de Amor.

Por eso, se las entregaré como un gesto de amor de Mi Corazón, a las almas que Me escuchan amorosamente.

Bendigo estas rosas, así como bendigo sus corazones para que se manifieste la verdadera vida, la comunión interna con el Creador.

Bendigo sus vidas y caminos, para que se realice en ustedes el Proyecto de Dios, por medio de la constancia, de la entrega y del sacrificio.

Bendigo sus familias y todos sus seres queridos, para que ellos alcancen el principio de la Familia  Universal, de la Sagrada Familia.

Bendigo a los que no conocen, a los que sufren, a los que padecen sufrimientos, a los que están enfermos de cuerpo y de alma; para que en ellos se realice la cura interior y nazca en sus espíritus la nueva aurora.

Hoy entrego para el mundo una Gracia más, coloquen sus manos en señal de recepción para recibir esta energía sublime a través del Rayo Mayor de Mi Inmaculado Corazón.

Guarden esta Gracia en sus corazones, para que Yo siempre los pueda encontrar.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por acompañarme y por seguir los pasos hacia la Redención.