Domingo, 13 de diciembre de 2015

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN MONTEVIDEO, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos Míos:

Convoqué aquí a aquellos que están dispuestos a escuchar Mis Palabras y que, después de escucharlas, seguirán a Mi Inmaculado Corazón hasta el fin de sus vidas y, después de ellas, trabajarán Conmigo por toda la eternidad.

Yo vengo al mundo a advertirle, pero sobre todo vengo a aquellas naciones que deben ser la cuna de una Nueva Raza, de una Nueva Humanidad, porque fueron las naciones que mantuvieron al menos un poco del principio de la pureza.

Mi Inmaculado Corazón llega sobre todo a América, porque la simplicidad y el amor de los corazones que habitan aquí permitirán que la Voluntad de Dios se cumpla.

Esta nación, Mis amados, tiene una tarea primordial con Mi Corazón y, sobre todo, con un Aspecto Divino que representa a Mi Consciencia, que atrae la cura del Universo hacia la Tierra.

Pero antes de ser representantes de esta cura para el mundo, necesitan vivirla.

Aspiro a llegar a sus corazones por medio de Mi Pureza y de Mi Maternidad, mas también de la Verdad de Mi Corazón, porque Mi Corazón es uno con el Corazón de Dios y tiene la tarea de cuidar a cada criatura de este mundo; pues las almas, que hoy habitan en la Tierra, provienen de Mi Vientre materno, almas que debo amparar, pero también corregir, para que caminen en la senda correcta rumbo al Reino Celestial.

La humanidad aún no comprendió la gran misión que este mundo tiene para con el Universo. Muy pocos, hijos Míos, son los que se dispusieron a abrir sus ojos para ver a través del corazón.

Cuán pequeños son sus problemas y sus dificultades ante la grandeza del Plan de Dios.

Pocos comprenden, Mis amados, la grandeza de vencerse a sí mismos, de vencer el orgullo, la falta de fraternidad, de permitirse ser humilde, porque es a través de la humildad que Cristo vive en los corazones.

Hoy, Mi Inmaculado Corazón viene acompañado por el Castísimo Corazón de San José, para que aprendan de Su humildad, de Su simplicidad, y se permitan vivir esos Atributos Divinos que le abrieron las puertas del Cielo al Casto Corazón.

Espero que a partir de esta noche suelten las amarras que los prenden a ustedes mismos, que los prenden a lo que piensan y sienten, y que no les permiten vivir según los Planes de Dios.

Hoy, vengo a mostrarles, hijos Míos, que cuando actúan a través del corazón ya no importa su forma de pensar o de sentir, porque funden sus voluntades con la Voluntad Divina y están dispuestos a cumplir aun lo que no comprenden.

Aquellos que viven la humildad saben que existe una Mente Única, que crea y recrea todo el Universo, a todas las criaturas que habitan en él y que tiene un propósito perfecto para cada una de ellas.

Esa Mente Única debería vivir en la mente de cada ser humano, para que sus pensamientos fueran uno con el Pensamiento de Dios.

Mis amados, sus pequeñas consciencias son semejantes a la Consciencia del Creador, porque pueden amar como Su Hijo y pueden crear como Sus ángeles. De esa forma, son parte viva de Su Divina Consciencia; sin embargo, aún desconocen esa verdad, ignoran su poder creador o la perfección con la que este don les fue dado a las consciencias de este mundo.

Muchos creen que el don de crear les fue entregado solo para que manifestaran destrezas materiales, pero sus destrezas llevaron al mundo a ser como él es, llevaron a la consciencia de la humanidad a agonizar espiritualmente, sin percibir ni sentir la agonía de sus espíritus.

Ignoran, Mis amados, su capacidad de amar, y hasta el poder del amor que vive en sus corazones también ganó un tono de propiedad, porque solo aman aquello de lo que pueden apoderarse. Aún no aprendieron a amar sin recibir nada a cambio, a amar en silencio, a amar al Creador y en Él a todas las cosas.

Digo esto, hijos Míos, no solamente a los que habitan en esta nación, sino a todos los que Me escuchan en los cuatro puntos del mundo.

Pero vengo especialmente a este lugar, a esta ciudad, porque esta nación guarda uno de los principales Reinos Celestiales que se expresan en la Tierra, en el interior de este planeta, para irradiar a toda la consciencia planetaria, y todos los lugares de esta nación de Uruguay deben corresponder a tamaña riqueza que habita en su interior.

Les pedí que existieran grupos de oración en todos los departamentos, porque Uruguay necesita encenderse como nación, porque los Espejos de Luz de Mi Reino en esta Tierra deben estar representados por los corazones orantes; para así, desde este lugar, expulsar el mal que oprime al mundo.

Necesito de soldados, de compañeros de Cristo, de hijos predilectos de Mi Inmaculado Corazón, de servidores que se donen junto al Casto Corazón de San José que manifiesten el Plan de Dios, que entreguen hasta la última gota de sudor que corre por sus rostros, para que así se cumpla la Voluntad de Dios.

Quiero hacer de esta nación una gran puerta de liberación para el mundo. Por eso, necesito encontrarlos despiertos, conscientes y más adheridos al Plan de Dios, olvidados de sí mismos y unidos como un solo corazón, independientemente de las diferencias que existen entre cada uno.

Uní en Mi altar a aquellas consciencias que, a pesar de ser tan diferentes, deben llevar adelante Mi Plan de Amor en esta nación, porque es así como el Señor les da la oportunidad de redención a sus almas con este gran servicio de conversión y de liberación para el mundo.

Mis amados, aquellos que Me escuchan no deben ser un motivo de estancamiento para este país. Por eso, olvídense de sí mismos y vayan a servir, a cumplir los 33 Principios que les entregué para consagrar esta nación, no solamente a Mi Inmaculado Corazón, sino también al Castísimo Corazón de San José y al Sagrado Corazón de Jesús.

Esta nación necesita estar libre de impedimentos. Sus corazones necesitan estar libres del poder, de la disputa, de la competencia, de la competitividad, porque de esta forma podrán estar puros para que fluya, a través de sus consciencias, el Poder de Dios y no el poder propio.

Alegren sus almas mientras Me escuchan, porque estoy retirando a cada uno de ustedes del abismo de la ignorancia y les estoy mostrando un nuevo horizonte, un Propósito superior para sus vidas.

Es por eso, Mis amados, que bendeciré esta imagen, que ya está consagrada a Mi Corazón, para que así abra la puerta de cada hogar de esta nación, de aquellos hogares que quieran escucharme, que quieran orar Conmigo, encendiendo el Reino de Aurora para que la cura se expanda por el planeta, comenzando en cada uno de ustedes hasta llegar al mundo entero.

Aspiro a que esta imagen sea una representación viva de la consagración de Uruguay a Mi Inmaculado Corazón, que a partir de ella, de su ingreso en sus casas, en sus grupos de oración, se reúnan en fraternidad, se reconcilien, disipen de sus corazones toda arrogancia por la unión que Yo les traigo a sus vidas.

Que, a partir del momento en el que Yo ingrese en sus casas, sus corazones se conviertan en corazones misioneros que sirvan y amen el Plan de Dios, que en verdad es un Plan no solo para este mundo, es un Plan que abarca todo el cosmos y que incluye a cada criatura.

Hoy, les pediré, Mis amados, que clamen por una intercesión espiritual para que la Voluntad de Dios, expresada en el Casto Corazón de San José, pueda ser una realidad en sus vidas, que puedan servir junto al Casto Corazón, y así generar méritos para que el Reino de Aurora siga siendo una expresión viva en la superficie de la Tierra.

Les pediré que, en el silencio de sus corazones, le clamen a Emmanuel para que interceda por esta nación, para que abra sus ojos, para que despierte sus consciencias a un nuevo ciclo, marcado por la transformación, por la fraternidad, por la unidad y por la humildad que el Casto Corazón le entrega al mundo.

Le pediré a una hija Mía que cante Conmigo y que le exprese al mundo Mi Voz y la glorificación que el Creador realiza por el surgimiento de la Nueva Humanidad, sobre todo por el despertar espiritual de Uruguay.

Mientras Me escuchan, unidos a la voz de esta hija Mía, oren y pídanle a Dios una intercesión espiritual. Después de esto, les diré internamente lo que más quiero de cada uno de ustedes.

Que vengan hasta aquí aquellos que se consagrarán como Hijos de María y, de rodillas ante Mí, ofrezcan su consagración por esta Mi amada nación de Uruguay, por todos los que aquí nacieron y que necesitan despertar al Plan de Dios.

Lo que más quiero es que comprendan que Yo los amo y que aspiro a que puedan conocer sus esencias, sus espíritus, sus corazones, que puedan expresar la belleza que existe dentro de cada uno y ya no alimenten las ilusiones; porque de nada valdrá, hijos Míos, que no vivan la verdad, si Dios, que es la propia Verdad, está delante de sus ojos.

Ahora, les pediré que, uno a uno, los que se consagrarán a Mi Inmaculado Corazón y también los que llamé en este altar, representen el espíritu de la fraternidad por medio de la unidad Conmigo y sean misioneros Míos en esta tierra, en esta nación y en este planeta.

Los consagro y los envío en una misión de conversión, primero la propia, después la de Uruguay.

Que esta consagración de Hijos de María represente el sí de esta nación al Inmaculado Corazón.

Que vengan aquí Mis amados hijos, de los diferentes grupos de oración, que vinieron a este lugar respondiendo a Mi llamado, con la esperanza de que, en esta noche, Mi Plan se cumpliera.

Yo los amo, hijos Míos, y les agradeceré siempre cada esfuerzo que hagan; pero, como buena Madre, siempre los llamaré a entregar más, para que superen los límites que ustedes mismos colocaron en sus consciencias, para que descubran la verdad y el amor infinito que habita dentro de sus seres.

Canten todos juntos, como Hijos de María, mientras Mi Corazón se expande a través de sus corazones por toda esta nación, disipando el mal e impulsándolos a dar el primer paso en la liberación de su propia consciencia y en la consagración de Uruguay al Inmaculado Corazón. Yo los esperaré prontos y respondiendo a Mi llamado. Que los Principios de la Virgen de los Treinta y Tres pronto sean una realidad que permita la redención del Uruguay.

Por la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en esta imagen les dejo Mi Amor y aspiro a estar sobre sus almas para conducirlos siempre hacia el verdadero despertar.

En esta noche, Me coloco sobre ustedes y también dejo Mi Corazón en esta imagen, porque cuanto más lo necesiten, Mis amados, más Gracias derramaré sobre cada uno de Mis Hijos.

Sigan cantando; porque, a pesar de que Me despediré de todos, Mi Corazón Inmaculado permanecerá presente, irradiando y despertando a cada consciencia.

Les agradezco.

Viernes, 25 de diciembre de 2015

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Mi silencio habla de todo el mundo, de los que aún no claman, de los que no piden a Dios por Su Divina Intercesión a través de los Sagrados Corazones.

Pero, he venido en esta Natividad a bendecirlos con el Espíritu de la Gracia de Mi Hijo, que participó en la Divina Concepción del Niño Rey.

Es ese Espíritu, queridos hijos, que hoy les ofrezco desde Mi Corazón Inmaculado y desde la Luz de Mi Vientre purísimo, donde se gesta la vida universal y la fraternidad entre todos los seres.

Hoy, los estoy invitando, queridos hijos, con el clamor de Mi Corazón de Madre, a que no bajen los brazos, a que sigan adelante, trabajando por este Proyecto de Dios que es infinito e interminable.

Si sus pasos son dados hacia el Corazón de Mi Hijo amado, si sus Cristos internos consiguieran manifestarse en estos tiempos, muchas más almas llegarán a Mi encuentro a través de los grupos de oración.

Mi Hijo vino a instituir, en este tiempo y para esta parte de América, los verdaderos grupos de oración, los verdaderos principios de la Red-Luz que se basan en la transparencia y en la fidelidad a todo lo que les oferta Mi Hijo, a través de Su infinita Misericordia.

Pero si esos pilares no estuvieran firmes y aún no se separaran de todo lo que sucede alrededor de cada grupo, muchos podrían sufrir por estar lejos del Principio de Mi Hijo amado. Mi Hijo los fundó como Sus Brazos y Sus Manos, como Sus Pies caminantes que van en busca de todas las almas perdidas.

Por eso, llegó en esta Navidad el momento, queridos hijos, de renovar los principios de la Red-Luz, para que no solamente sean servidores de Dios, sino portadores de la unidad, de la verdadera palabra, la palabra de vida y de aliento, de la oración consoladora, de la fe que debe unir a cada uno de sus miembros.

He participado, queridos hijos, de los acontecimientos que han sucedido en el sur del Brasil, a través de estos grupos de oración que Yo amorosamente he congregado, más allá de la vida terrenal y de todas las formas, para servir a Mi Proyecto de Paz en el mundo.

Es como si ustedes, queridos hijos, cuando se sumergen en sus incomprensiones y dudas, abriéndole las puertas al enemigo, Me dieran las espaldas y no escucharan Mi Voz dulce que los llama a servir; no solamente al mundo, sino también a sus hermanos que conviven con ustedes todos los días, siguiendo este propósito con la esperanza de concretar el Plan de Dios.

¿Qué haremos, queridos hijos, cuando las verdaderas cosas sucedan en el mundo? Ustedes son portadores de la Luz de los Centros Sagrados. Ustedes son las células futuras de ese nuevo Orden de la Hermandad que debe estar expresado en el planeta.

¿Cómo podremos, queridos hijos, atender a otras cosas en el mundo si los más pequeños y amados Míos, en el mundo, se separan por cosas tan insignificantes?

Queridos hijos, no quiero revelarles qué es lo que en verdad siente Dios con estas cosas, ante todo el Conocimiento Sagrado que amorosamente les fue entregado en sus vidas.

Verdaderamente, queridos hijos, si ustedes no se unen a través de Mis manos, para que Yo los lleve a recorrer el camino del infinito, su purificación será muy dura.

Queridos hijos, Yo no quiero que sufran por sus propias cosas. Quiero que sufran por el mundo; quiero que sufran por aquellos que no tienen nada y ni siquiera reciben la Mirada de Dios, sino solo la Justicia que en el universo los condena diariamente.

Queridos hijos, Yo les traigo la visión universal de las cosas. Ya no hay tiempo que perder, Mis amados. La Red-Luz debe crecer y debe estar formada por nuevos miembros que respondan a este llamado de servir al Plan de Dios, a pesar de las consecuencias, porque Yo nunca los abandonaré, aun en el tiempo de mayor oscuridad.

Por eso, abran sus ojos; no sus ojos físicos que juzgan y que son indiferentes en muchos momentos de la vida, abran los ojos del corazón y sientan Mi Sagrada Palabra como un Espíritu renovador y divino que viene a traerles la esperanza y la cura de todas las heridas.

Hoy, vengo a abrirles la puerta a la Consciencia Mayor. Hoy, Me tomo este tiempo y les doy este Mensaje para que las cosas no se precipiten dentro de ustedes cuando venga la gran ola de la purificación del planeta.

Queridos hijos, a través de su ayuda y colaboración, muchas cosas se pueden impedir en el mundo; así, como servidores de Cristo, que también pertenecen a la Obra de los Mensajeros Divinos, creen las condiciones necesarias para que las cosas no se precipiten día a día.

Por eso, queridos hijos, no solo los llamo al servicio, sino también a la importante unidad en estos tiempos, que debe estar por encima de sus cuestiones y formas para que siempre puedan ver la Luz del Propósito.

Cada vez, queridos hijos, que ustedes se pierden en las cosas insignificantes, un alma pierde la oportunidad de despertar, ¿y quién se hace responsable de esto? Cuando sus corazones ya estando maduros pueden dar los pasos seguros a la fraternidad.

Queridos hijos, lo más imposible para la Jerarquía de la Luz, es la unidad entre los servidores. Yo no vengo a juzgarlos, hijos Míos, quiero que sus corazones estén abiertos para escuchar estas cosas. ¿Cómo serán portadores de la Luz Divina de Dios, para que pueda llegar a las almas sufrientes de Medio Oriente y del mundo, si sus corazones están cerrados por cosas que ya no tienen importancia?

Necesito, queridos hijos, que, en esta Natividad del Señor, sus corazones estén receptivos al Espíritu de Cristo que, por obra de la Gracia y de la Misericordia, viene nuevamente a su encuentro para unificarlos.

Por eso, queridos hijos, recemos. Recen Conmigo ante los Tronos de Dios para que el Proyecto se cumpla en todos los corazones de la Tierra, y el auxilio infinito de la Misericordia de Dios llegue a través de Mis amados hijos que, a través de los años, Yo he congregado para esta sagrada misión.

Oremos:

Sagrada Unidad de Dios,
unifica nuestras vidas,
unifica nuestro ser,
unifícanos en profunda fraternidad.
Amén.
(siete veces)

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Y les digo todas estas cosas porque Dios Me permitió amparar con Mis propias manos aquellos de Mis soldados que se comprometieron Conmigo desde el principio.

Mucho aún vendrá, hijos Míos, muchas pruebas que deberán superar, muchas barreras que deberán quebrar en sí mismos antes de que Mi Hijo retorne al mundo y procure a todos prontos para fundirse con Su Espíritu Divino.

Les digo todas estas cosas porque el Señor ya no tiene tantos compañeros en esta Tierra así como los tiene en el Cielo. Y, los soldados que aún tengo, necesito cuidarlos porque necesito que despierten a otros por medio del ejemplo de su fortaleza. 

Los Atributos de Dios se están extinguiendo de esta Tierra. La unidad, la fraternidad y el amor, que deberían llevar al ser humano a la manifestación del arquetipo divino para esta raza, casi no existen en la consciencia de los seres de la Tierra. Y un día, Mis amados, ustedes dijeron sí a la vivencia de todas estas cosas. 

Yo Me aferro a sus palabras y al compromiso que hicieron con Mi Corazón, porque sus almas claman frente a Mi Altar para que Yo nunca permita que se sumerjan en los abismos de este mundo.

El Señor Me pide, día a día, que Yo sea incansable, que recuerde que Soy Madre de esta Tierra, que, así como Soy la Madre de Jesús, que es el principio perfecto de la humanidad, también Soy Madre, hijos Míos, de todos ustedes, de aquellos que escuchan y de los que no escuchan Mis palabras, de aquellos que creen y de los que no creen en Mi Presencia, porque no puedo negar Mi Maternidad. 

Sus esencias provienen de Mi Vientre Purísimo, así como proviene Jesús, y debo cuidarlos y ampararlos siempre, como amparé a Mi Hijo.

Deberé conducirlos al sacrificio, a la transformación y aunque no pueda impedir su sufrimiento, como no pude impedir el sufrimiento de Cristo, siempre estaré a su lado, con los ojos fijos en sus almas, padeciendo con cada ser de esta Tierra la transformación que los llevará a la victoria de Dios.

Por eso, solo les pido que confíen en Mi Corazón, que confíen en Mis correcciones, así como confió el Niño Jesús, porque Él sabía que esas correcciones también provenían de Dios. 

El Señor confiaba todo el tiempo, desde Su Nacimiento, en la unión de Su Madre Divina con Dios Altísimo y escuchaba cada palabra pronunciada por Mi boca, vivía cada una de Mis instrucciones y, aun siendo Rey, respetaba y amaba a Su Sierva. Por eso, les pido, Mis amados, que imiten los pasos de Cristo y que, con humildad, escuchen a Mi Inmaculado Corazón. 

Deseo que Mis ejércitos crezcan y que se fortalezcan en el amor, porque la humanidad necesitará de su ejemplo, necesitará de su amor para trascender el miedo, necesitará de su fraternidad para trascender el odio, necesitará de su esperanza y de su fe para trascender la angustia, el temor y la desesperanza de sus corazones.

Reciban hoy la Gracia que les entrego, de estar ante el Espíritu de Cristo. Dejen que sus almas contemplen la grandeza de este momento, y que esta grandeza disuelva la pequeñez de todos sus problemas, porque no debería existir nada que les impidiera llegar al Corazón de Dios, cuando las Puertas del Cielo se abren delante de sus ojos.

Sientan Mi Amor y Mi Compasión, porque deseo en esta noche que crezcan y maduren, para que la semilla que deposito en el interior de sus seres no pase más un año sin germinar. Y que, en la próxima Navidad, Nuestro Señor no solo renazca, sino que también crezca y se multiplique en la esencia de aquellos que nunca escucharon Mi llamado.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, como un acto de piedad, como un acto de sembrar el amor en la consciencia de la humanidad, a pedido de San José, ¿serían capaces de llamar a aquel hermano que no han comprendido ni entendido?, para decirle misericordiosamente: “Querido hermano, no te he comprendido. Debo aprender a amar para poder aceptarte”, simplemente con eso, Mi Corazón triunfará.

Por eso, en esta noche, les dejo una lección, una enseñanza para que recuerden lo que su Madre Celestial, que los ama profundamente, siente de esta humanidad.

En cuanto llamo a los divinos hijos que hoy se consagrarán, escucharán: “Encuentro con María en el corazón”.

Les agradezco.

Estoy aquí para escuchar.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Pueden acercarse los que se van a consagrar como Hijos de María, por favor.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Bajo el espíritu de la Paz, Yo los bendigo y, a través de la Misericordia de Mi Hijo, Yo los ilumino para que siempre reine la redención en los seres, el estado de Gracia que los colma perpetuamente desde Mi Corazón de Madre.

Por eso, extendiendo Mis manos sobre sus cabezas, derramo Mis Gracias para que ellas maduren como frutos en los corazones que escuchan a la Madre de Dios; y que, a través del espíritu de la santidad, sus vidas se renueven en la fe, porque un Hijo de María es aquel que escucha con atención al Corazón de su amada Madre Celestial. Y así, como lo tuve a Jesús; en esta Natividad, entre Mis brazos, los tengo a cada uno de ustedes, esperando que crezcan y que caminen hacia su verdadera misión: el retorno al Universo Celestial.

Yo los bendigo y bendigo a todos Mis hijos que en esta hora Me escuchan, en cada punto de esta Tierra, junto con sus Ángeles de la Guarda.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¡Les agradezco por escuchar la Voz de Mi Corazón!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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