Viernes, 8 de mayo de 2015

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE BRASILIA, DF, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Del Cielo he venido a acariciar y a amar a sus corazones.

En este mes, queridos hijos, se recuerda nuevamente Mi Presencia en Fátima. 

Hace un año, queridos hijos, que Yo les hablé de la consagración matrimonial para que pueda despertar en sus corazones la importancia del Sacramento. 

En este mes, queridos hijos, Yo les vengo a recordar la pureza de Lys, aquella que sigue pulsando permanentemente en sus corazones y que espera emerger con prontitud en sus vidas. Será esa pureza del corazón, queridos hijos, la que los llevará siempre a encontrar la paz. Pues, deseo profundamente, hijos Míos, que sus vidas puedan estar unidas a Dios para que puedan encontrar con prontitud el camino al Paraíso.

Sé, queridos hijos, que muchas almas se desesperan a lo largo y ancho del planeta. Por eso, queridos hijos, ofrezcan esta oración a Dios, todas estas oraciones que han hecho a Mi Corazón Inmaculado.

Yo vengo del Cielo, hijos Míos, para establecer el Reino de Dios en sus vidas, principalmente en aquellos que lo han perdido por su vida superficial. Pues, Dios espera, hijos Míos, que su arrepentimiento esté próximo para que puedan vivir en el perdón de Cristo y abrir las puertas en sus vidas a la redención.

Hoy, vengo coronada por las estrellas del universo. Hoy, Mi Corazón celebra un día especial. Por eso, tomen, hijos Míos, Mis Palabras y llévenlas en sus corazones para que ellas puedan seguir trabajando en sus vidas y especialmente se vuelva a reconstruir su templo interior.

Yo le traigo la paz al mundo todos los días, pero muy pocas almas la aceptan de verdad. 

Cuando ustedes oren de corazón, verdaderamente, hijos amados, percibirán dónde se encuentran sus vidas; pues Dios necesita tenerlos atentos y disponibles para que Él pueda realizar sus Obras de Misericordia en este mundo material. Cuando abandonen su vida material y creen en sus hogares cenáculos de oración, Yo podré estar entre ustedes, hijos Míos.

Mi Corazón es una Gracia suprema; por eso, Yo vengo a derramar esta Gracia sobre ustedes. 

Hijos amados, ya no pierdan tiempo. El gran momento se está acercando a la humanidad y esto ya deja de ser solo palabras. Abran sus ojos a la Voz que viene del Cielo. Yo siempre he sido su Madre desde el principio y espero serlo también hasta el final.

Trabajen su arrepentimiento, hijos Míos. Sirvan de corazón a sus hermanos y, así, sus problemas se resolverán. No tendrán perturbaciones en sus vidas y reencontrarán el camino de la esperanza y de la fe.

Yo necesito, hijos amados, que ustedes se definan como Mis soldados del fin del tiempo, pues deseo tener disponibles en este mundo muchos ejércitos para que Mi voz pueda reverberar a lo largo de los tiempos.

Así como en Fátima, hijos amados, Yo vengo a traer un Mensaje de advertencia: busquen todo el tiempo la pureza de su corazón, así Mi hijo los perdonará y en sus vidas no existirán las manchas ni el pecado, y tampoco estarán unidos a otras cosas que no sean las de Dios.

Por eso, hijos amados, despierten a la voz de Mi Corazón. Mi Amor se transmite, en este momento, para todos y no importa, hijos amados, en qué lugar del mundo se encuentren. Dios Me concedió la omnipresencia universal para que todos Mis hijos del mundo no solo pudieran conocer el poder de Mi maternidad, sino también el poder de Mi Gracia sublime que desea derramarse en sus corazones, todo el tiempo.

Yo les traigo, hijos Míos, un Mensaje de preparación y de esperanza. Salgan de los caminos que están recorriendo. Hoy, Mi Corazón Inmaculado abre una puerta celestial y todos los seres de oración, los espejos de oración en el universo, se encienden para traer los códigos a esta raza no redimida.

Pero, Yo no Me cansaré, hijos amados, hasta cumplir la promesa que le hice a Dios, su Señor. Mi Hijo Me ha pedido que Yo venga aquí y Dios Me ha permitido estar aquí, entre ustedes. Entiendan, queridos hijos, que esto es obra de la Misericordia de Dios.

Mientras Yo les hablo aquí, muchas almas se pierden en el mundo. Colóquense a orar de corazón y de verdad. Deben existir en este planeta llamas ardientes de oración para que Yo pueda depositar Mi Misericordia y, a través de sus corazones y de sus obras de paz y de caridad, Yo pueda derramar la Luz sobre el mundo y sacar de los abismos a las almas que se pierden, como consecuencia del engaño de Mi adversario.

Por eso, hijos amados, escuchen con atención lo que Yo les digo. Mi voz está reverberando en sus esencias para que, con prontitud, un cambio se pueda dar en sus vidas.

Yo los necesito, hijos amados, en este gran cenáculo de oración que hoy han construido para Mi Corazón Inmaculado, quien recibió la honra y la gloria por parte de ustedes. Si en sus vidas quieren milagros, cambien pronto y así serán merecedores de recibirlos.

Vivan, este tiempo, la purificación. Mi mano está próxima a sus manos para conducirlos por el camino de la redención. Solo deseo, hijos amados, que puedan comprender lo que les pido. No vengo a pedirles cosas difíciles, las metas las podrán alcanzar solo cuando se coloquen a trabajar de corazón.

Hoy, estoy aquí, en Brasilia, pero estoy también con todo el mundo; observando, contemplando de corazón y de alma cada una de sus peticiones. Eleven a Mi Corazón sus súplicas en este momento.

Recuerden, hijos amados, que Yo soy su Madre Universal y quiero lo mejor para sus vidas. Encuentro, en estos corazones, muchas heridas que deben cicatrizarse; solo necesito que me digan sí, para que el universo pueda obrar dentro de ustedes y las Leyes de Dios se puedan cumplir en cada uno de sus corazones.

Que este mes sea dedicado a la oración profunda; pues estoy, en este tiempo, en Brasil, porque encuentro corazones receptivos a Mi llamado, que cumplen Mis designios de forma humilde cuando tan solo viven Mis Mensajes y oran Conmigo todo el tiempo posible. Este mundo lo necesita y ustedes también.

Sientan Mi Pureza Original, que Yo deposité en Fátima desde el principio. A través de los ángeles del Reino de Fátima, le he traído al mundo la oportunidad de encontrar la redención. Por eso, Yo les traigo el mismo Mensaje, hijos Míos, porque necesito que lo puedan vivir. Cuando ya lo estén viviendo, sin resistencia ni control, abiertos a la pureza del corazón, tendré el permiso de Dios de revelarles otras cosas que serán necesarias para su vida espiritual. Así estarán maduros, firmes en la Palabra de Dios, servidores de Dios disponibles en el fin de los tiempos.

¿Quién se decidirá a alcanzar esa meta?

Su Madre Celeste llega a Brasilia para darles a conocer la Ley del Amor, que está ampliamente olvidada por todos. Sin amor no hay caridad, no hay milagro, no hay conversión, no hay camino de redención. Busquen ese amor y encontrarán la puerta de la pureza.

Nuestros Corazones Sagrados se disponen, ante ustedes, a ayudarlos. Están a tiempo de cruzar el umbral hacia el Reino Celestial, solo basta dar un paso; y recibir, en sus corazones y almas, todo lo que necesitan en esta era, lo que Dios prevé en Su Pensamiento Divino, porque ustedes no lo conocen, pero si se abren de corazón lo conocerán. Cristo así lo desea y Mi Corazón así lo aspira, para que pueda nacer la Nueva Humanidad, que primero deberá nacer dentro de ustedes con el cambio de la vida material, asumiendo nuevos compromisos con el Cielo, por ejemplo, con la oración.

Así, hijos Míos, estarán protegidos y no se engañarán ni serán engañados, porque Dios y Nosotros los guiaremos hasta la misión final que Dios ha escrito en Su Corazón para cada uno de ustedes.

Piensen, hijos amados, en todo lo que Yo les digo.

Hoy, estoy extraordinariamente aquí para recordarles que soy su Madre, la Madre de la Esperanza, de la Misericordia. Vean un ejemplo verdadero en toda esta Obra, en esta noche sagrada e inmaculada en la que los más pecadores reciben Mi consolación y Mi amor, y se liberan de la imperfección y de las impurezas para encontrar un camino más abierto hacia Cristo, para alcanzar la meta, la meta primordial, la misión original de cada ser.

Por eso, Yo soy esa Estrella especial para ustedes, soy la Madre del Verbo Divino que pronuncia la Sagrada Palabra para que recuerden, hijos amados, que todo comienza y termina en Dios cuando se vive en Dios verdaderamente y no se buscan preferencias.

No hay nada más importante en este tiempo, hijos, que alcanzar la vida espiritual, la vida de oración, la vida de la paz. Así, serán otras personas en poco tiempo y los frutos que Mi Hijo depositó en sus vidas estarán al servicio del Creador; mas, ustedes ya no los controlarán, porque la verdadera virtud del alma comienza a través de la unión con la oración. Eso es lo que Yo les enseño en este tiempo, para que sus vidas puedan entrar en meditación y encontrar el camino correcto entre tantos caminos inciertos que vive la humanidad.

Yo soy la Puerta hacia Dios. ¿Quién quiere entrar, a través de Mi Corazón, en la plenitud fervorosa del amor y en la fortaleza de la fe, que es lo que necesitan las almas para definir sus caminos y encontrar el verdadero motivo de haber encarnado en esta vida?

Mi Espíritu los colma, Yo soy la Reina de la Paz.

Hijos amados, para alcanzar la pureza les daré un ejercicio simple pero verdadero que podrá ser hecho por todas las almas, sin restricción para nadie, todos pueden cumplir esa aspiración de Mi Corazón. Recen, todos los días, especialmente durante este mes de mayo, recordando en sus corazones al Santuario de Fátima, para que los ángeles que viven allí lleguen a sus vidas y sus corazones sean depositarios de la esencia de la pureza original.

Para esta consagración de hoy, en la que Mis manos se impondrán sobre nuevos hijos que se consagrarán a Mi Manto universal, a Mi protección inmaculada y a Mi llamado; consagraré también sus vidas, dándoles la bendición del Padre Eterno y de Su Hijo Supremo, bajo la protección del Espíritu Santo.

Quiero que abran las puertas del Reino de Lys de forma especial, pues Mi Gracia desea dar una oportunidad a los presentes.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 
Nuestra Madre está llamando a los Hijos de María que se consagrarán.

 

Concéntrense porque aún estoy presente.
 

Canción: “Lys, María, Lys”.


En la omnipotencia del Espíritu de Dios, Yo consagro a estos hijos Míos, en nombre de todos Mis hijos de la Tierra que deben despertar a la pureza original y reencontrar el camino al infinito.

Así, hijos amados, Mis profundas aspiraciones de Madre estarán cumplidas, porque habré reconocido que han respondido a Mi llamado, en estos tiempos de tribulación.

Así, bendigo estas imágenes sagradas que han traído a Mi altar cada uno de sus corazones y de sus familias que, en esta noche sagrada, recuerdan Mi Presencia virginal como la Madre de Jesús, la Madre de la Nueva Humanidad, la Madre del mundo.

Los bendigo, hijos amados, bajo la señal luminosa de la Cruz de Mi hijo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Agradezco a Brasilia por haber respondido a Mi llamado. Mi Corazón siempre está entre ustedes; ese es Mi verdadero motivo de estar aquí, que reencuentren el Reino de Dios, el Reino de la Paz, el Reino de la Fe y el Reino de la Misericordia.

¡Les agradezco!

 

Oración: Madre Universal (en portugués).
 

Gloria a Dios en las alturas y paz a los seres de buena voluntad.

Hijos, los amo y siempre los amaré. Vayan en la paz de Mi hijo, cantando a Lys.
 

Canción: “Lys, María, Lys”.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Hermanos, queríamos finalizar compartiendo con ustedes que María hoy nos trajo, en este 8 de mayo, el Reino de Lys, Reino de pureza y amor que hay en Portugal.

Hoy, hace un año que nosotros hicimos una peregrinación con María por Europa, en donde Ella también visitó a nuestros hermanos que están allá. Hoy, simplemente y simbólicamente, María unió Lys con nuestro corazón. Ese Santuario de Fátima que palpita durante todo el tiempo y todo el año.

Entonces, queremos invitarlos a todos a responder a ese llamado de María de orar unidos al Reino de Lys-Fátima y a llevar esta instrucción que Ella hoy nos dejó para meditar y estas Gracias que derramó sobre nuestros espíritus.

¡Gracias a todos por habernos acompañado!

Vamos a agradecer a Nuestra Señora, ¡gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!