Domingo, 26 de mayo de 2013

Apariciones extraordinarias
Aparición de la Virgen María el 26 de mayo de 2013 en Betim, Gran Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Al comenzar, se leyeron los mensajes para la Aparición recibidos por Fray Elías y la Hermana Lucía, durante la mañana del mismo día.

Ver:

Después de los mensajes, comenzó la oración de preparación para recibir a la Madre Celestial. Pocos minutos después de Su aparición, se inició la transmisión del Mensaje.
 

Fray Elías transmite las palabras de la Madre Divina.

Queridos hijos:

La sagrada palabra que proviene de Mi Verbo cura a los corazones y los libera de todo mal.

En este encuentro y durante esta noche, queridos hijos, Yo los invito a estar en Mis brazos, porque lo único que quiero como Madre, es que puedan estar en Dios y se preparen para recibir a Mi Hijo en vuestro templo interior.

Queridos hijos, esta noche traigo en Mis brazos a Juan el Bautista y a Jesús, para que puedan ver, por medio de este ejemplo, cuán grande es Mi maternidad y amor por todos.

Queridos hijos, también en esta noche los necesito en la oración, para que puedan descubrir en vuestros corazones la presencia de Dios. Así ayudarán, queridos hijos, a que muchos hijos más se puedan acercar al Padre, principalmente aquellos que viven en la perturbación y en el dolor.

Hoy los reúno como un solo rebaño, queridos hijos, porque Soy la Madre de todos, la Madre Universal, que acoge a todas las esencias del mundo para liberarlas del dolor y para que encuentren la paz.

Queridos hijos, Yo Soy la Reina de la Paz y, al igual que en Medjugorje, vengo a vuestro encuentro para que sepan que Soy la misma, la que reina en las iglesias, en los corazones y en los hogares de todos Mis hijos.

Pero llegó el momento, queridos hijos, de que el Espíritu Santo se revele ante ustedes, porque también llegó el momento de unir los corazones y las razas. Ustedes sabían, queridos hijos, que ese gran momento llegaría, por eso es necesaria la oración y la confesión, así como la comunión perpetua con Mi Hijo para reparar Su Corazón de todas las ofensas que le genera la humanidad.

Queridos hijos, como Madre no quiero que sufran más, necesito que permanezcan en la perseverancia y en la paz. Como ya les he dicho, queridos hijos, es momento de perdonar para que así se pueda formar la nueva Tierra, donde reine el amor, la paz y la fraternidad.

Hoy les traigo un pedazo del Cielo para que, a través de Mi Corazón, puedan estar delante de Dios, y del amor y la verdad que deben buscar para vivir en paz.

Muchos corazones, queridos hijos, necesitan de vuestro consuelo, el que recibirán mediante la caridad y de las buenas obras de amor. Es momento, queridos hijos, de servir desde el corazón fortalecidos en la oración, para que vuestra fe se amplíe, alcancen los horizontes, se unan a Dios y formen la Nueva Tierra. Una Tierra con un Reino de Paz, un Reino de Amor, un Reino Redimido donde no exista más el dolor, sino la cura, la misericordia y la Gracia que les espera a todos.

Queridos hijos, para que Mi Voz reverbere en sus corazones y haga un eco profundo en vuestras almas, Yo los invito a la oración, a la importante tarea de la oración. Así se unirán como corazones y almas, porque, queridos hijos, el mundo necesita de ayuda. Todos ven, queridos hijos, que el mundo necesita de ayuda espiritual, de conversión, de redención, de mucha paz. Por eso, queridos hijos, es momento de actuar como soldados de la luz y entrar en Mi Corazón Materno, para que las puertas de vuestras almas se abran y Dios encuentre morada mediante la reconciliación y la unión con todos Sus hijos.

Como Madre del Cielo, como Guardiana de la Fe, protectora de todos los corazones, clamo en esta noche por todos Mis queridos hijos para que puedan vivir en Mi paz, despierten a Mi paz y así escuchen Mi Llamado.

Cuando exista la paz en el mundo, ningún sufrimiento afligirá los corazones porque Dios estará presente entre ustedes, como lo estuvo en el principio. Él necesita estar presente entre ustedes en estos tiempos de cambios, de pruebas y de desafíos para todos.

Queridos hijos, que la oración nos una como una sola familia, como la Sagrada Familia de Nazaret. Ese principio de paz, amor y unidad debe reinar en sus corazones. Una familia que pelea, que tiene conflictos, no puede estar en la paz. Debe reinar entre ustedes la oración.

Recuerden, queridos hijos, lo que una vez Yo dije en Fátima, deberán orar en sus hogares para recibir al Espíritu Santo, porque gracias a Sus dones podrán guiar sus corazones para que alcancen la redención y vivan en todo este tiempo bajo la presencia de Dios.

Dios no quiere más ser ofendido, quiere escuchar de sus corazones las plegarias, un reencuentro infinito con Su Amor, una esperanza prometida para todos y donde podrán encontrar la eternidad, el paraíso que los espera después de este mundo.

Por eso Yo les digo, queridos hijos, guarden Mis palabras en vuestros corazones, porque así ellas florecerán, encontrarán la paz y el refugio que necesitan para estar en Mi paz, en la paz de Mi Hijo, en la Paz de Dios. Queridos hijos, saben que Yo los espero momento a momento.

En el instrumento del santo rosario podrán liberar vuestras vidas para que pueda retornar el amor y la reconciliación entre las criaturas y Dios. Dios los espera, queridos hijos, Él quiere darles un abrazo paternal, reencontrarse con Sus hijos para estos tiempos definitivos.

Yo Soy vuestra mediadora, queridos hijos. En el silencio oro por ustedes, oro por la humanidad para que pueda despertar a tiempo. Yo solo les pido, hijos Míos, que se unan a Mí en la oración, porque así estarán Conmigo en el nuevo Reino.

 

Hermana Lucía transmite las palabras de la Madre Divina.

Deben recordar esta noche en sus vidas, como la noche de la Misericordia, porque a través de Mi presencia la fuente infinita de Misericordia es vertida sobre el mundo. En esta noche, hijos Míos, de infinitas Gracias para sus corazones, aspiro a que se vuelvan misericordiosos por medio de las acciones de la vida. Quiero que, mediante la paz de sus corazones, demuestren que estuvieron delante de Mi presencia. Sean misericordiosos y pacíficos unos para con los otros, a través de la unidad del corazón, a través del amor. Dios espera, en este tiempo, que Sus hijos alcancen el perdón y, para alcanzar esta Gracia de recibir el perdón de Dios, es necesario que sepan perdonar.

Contemplen Mi Corazón y observen cuán pequeñas son las situaciones de la vida; cuán pequeñas son las angustias de sus corazones; disuelvan con la oración la dificultad de perdonar; perdónense unos a los otros.

En esta noche sus almas recibieron una Gracia especial, la de estar delante de la Reina del Cielo y de la Tierra, coronada de estrellas por los ángeles, y que irradia, desde Su Corazón, la Paz que viene del Cielo. Reciban esa Paz en sus vidas y vivan a través de la Misericordia, porque si alguno de los que están aquí, esta noche, despiertan para ese amor mayor, aquello que Dios espera para este mundo, sobre todo para esta nación, se podrá cumplir. Dios tiene planes especiales para cada nación de esta Tierra y Mi presencia en este tiempo, hijos Míos, tiene como motivo consagrar esta nación y a cada uno de ustedes a Mi Corazón Inmaculado; porque la Paz de Dios debe irradiarse al mundo a través de sus corazones.

Vengo a reclutar a Mis soldados de la oración, a despertar a los misioneros que llevarán Mi Paz al mundo, que difundirán Mi mensaje, difundirán redención y abrirán las puertas para la misericordia en el tiempo de la justicia. Despierten hijos Míos para este Llamado. No pierdan la oración, oren día a día en sus casas, en grupo o solos, pero unan su corazón al Corazón de Dios.

Jamás pierdan el fervor de vivir en Cristo, de purificar el corazón mediante la confesión sincera, y de aliviar del corazón de Mi Hijo el peso del mundo.

 

Fray Elías transmite las palabras de la Madre Divina.

Belo Horizonte se consagra lentamente a Mi Inmaculado Corazón, como los discípulos de Cristo. Para estos tiempos tan definitivos, queridos hijos, es importante una oración fervorosa que brote del corazón, que no sean solo repeticiones, sino una comunicación perfecta con el Reino de Dios.

Mi promesa es ayudar a aquellos que se dispongan a orar Conmigo, la Santísima Virgen María; solo deben permitirlo, queridos hijos.

Dios necesita de todos ustedes la reconciliación y la paz, por eso, a través de este llamado, Dios Me ha concedido una Gracia: en el amor, retornar a vuestra casa (Belo Horizonte), para un próximo encuentro Conmigo.

Queridos hijos, la Madre del Cielo, la Señora de las Gracias, trata directamente con almas, con corazones simples y humildes que se quieran abrir a lo nuevo, al encuentro con Dios, a la unidad con Mi Hijo Jesús, que quieran vivir en la misericordia, en tiempos donde la paz escasea.

Es necesario, queridos hijos, que tomen Mis palabras desde el corazón, que las mediten y las reflexionen porque en ellas transmito luz al mundo, Mi amor inmaculado por todos ustedes.

Bajo la Gracia de Dios los bendigo, queridos hijos. Bendigo a vuestras familias y a esta ciudad, con la promesa de que todos alcancen el camino de la conversión y que encuentren, en el próximo tiempo, la Misericordia de Mi Hijo. Que esta ingrese en sus corazones y transforme vuestras vidas para que puedan vivir en paz.

Vengo como la Reina de la Paz, la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, para anunciar al Espíritu Santo, porque eso fue una promesa que hizo Mi Hijo: que el Santo Espíritu del Padre auxiliaría a muchos corazones y guiaría a muchas almas hacia el camino de la luz, hacia el camino de la luz eterna del Padre.

Guarden en sus corazones todo Mi amor, Mi paz y Mi esperanza por ustedes.

Queridos hijos, les agradezco por contestar a Mi llamado. Que Mi amor siempre esté entre ustedes para que Mi Hijo esté presente en vuestras vidas.

 

Les agradezco eternamente. Los esperaré en el Paraíso.

Les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén