Viernes, 20 de agosto de 2021

El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SAGRADO LLAMADO 

Hoy, vengo aquí para que estén a Mi lado. Vengo a este lugar, como muchas veces Yo fui a Kibeho, para anunciar el Mensaje de salvación, pero también para dar el Mensaje del fin de los tiempos.

Ese tiempo anunciado es ahora, están atravesando el fin de los tiempos; un tiempo de desafíos, pero también de momentos inciertos en los que las almas aún no saben qué camino seguir o qué dirección tomar para llegar al Corazón de Mi Padre. Por ese motivo, Yo estoy aquí y siempre lo estaré, aunque en el próximo tiempo no aparezca. 

Mi Amor deberá hacer eco en cada corazón humano. Mis Palabras deberán resonar en cada alma como el precioso Legado, que les he entregado a través de los tiempos, que los llevará tarde o temprano a descubrir dentro de sí las virtudes que les he dejado con tanto amor. Dones preciosos que Dios necesita en este momento para que, a través de Sus hijos, lleve adelante la Obra de la Misericordia y de la Redención, el momento más culminante en el que todas las almas tendrán la oportunidad de vivir la salvación.

Hoy, contemplo un mundo aún en agonía, un mundo dividido por el poder y por la ambición, por las guerras y por los desplazamientos; un mundo herido, un mundo lastimado, un mundo destruido que aún no quiere cambiar.

Pero no se agobien, tampoco se amedrenten, la cruz que Yo le entrego a cada uno es una cruz definitiva, pero también es una cruz desconocida que los impulsa a ser valientes y determinados, que los impulsa a encontrar la realización de la Divina Voluntad.

Sé que muchos sufren por lo que están viviendo en este tiempo, sobre todo aquellos pueblos que son ultrajados por sus propios hermanos, lugares en donde reina la oscuridad y se disipa la paz. Yo los invito a ser perseverantes en el poder de la oración, que la oración pueda construir lo que parecería imposible, que la oración pueda concretar lo que parecería lejano. Tengan una fe determinante en este momento, porque así comprenderán todo lo que sucede en este tiempo. 

Mientras estoy aquí, contemplo todas las necesidades, que son muchas y que necesitan de Mi auxilio. Pero quiero decirles algo que una vez dije en Kibeho: que, en este tiempo final, solo quien esté en Mi Corazón y viva en Mi Corazón, a pesar de lo que suceda, no perecerá y ayudará a aquellos que no puedan hacerlo.

Por eso, en esencia, todo lo que vivan y todo lo que hagan debe ser hecho por amor, por un amor sólido, por un amor consistente, por un amor que no apremia, por un amor que avanza y que construye, por un amor que se dona y que se entrega sin saber lo que sucederá después.

El Amor es una guía inmutable para ustedes, es el camino que los mantiene unidos a Dios, sobre todo en este tiempo definitivo, en el que cada paso y cada acción deben ser premeditados en el Amor y en los beneficios que este Amor construye en cada uno.

Si tan solo la humanidad pusiera su atención en este ejemplo que les doy, muchísimas situaciones caóticas no existirían. Pero la humanidad se ha apropiado del amor, al punto de creer que decide por sí misma si ama o no ama, si acepta o si rechaza.

Compañeros, eso no es Amor. El Amor aún es desconocido por ustedes, el Amor que viene de la Fuente, el Amor que proviene del Padre, un Amor que siempre los lleva al sacrificio para vivir en plenitud la sagrada renuncia, sin esperar nada a cambio.

Sé que ese es un paso que muchos no se animan a dar; pero si Yo estoy aquí y Soy su Maestro, ¿acaso es imposible vivir ese Amor?, un Amor incondicional y abnegado, un Amor que no tiene nada que perder, sino que tiene todo para dar, para construir y para evolucionar.

Si todos los días, ustedes no se replantean este punto, ¿cómo conseguirán salir de sus propios obstáculos?, y ¿cómo la humanidad saldrá de sus propios obstáculos? 

¿Cómo será que el caos se desvanecerá si las almas no profundizan en los grados de amor? No es nada imposible de alcanzar; así como hoy se lo enseño a ustedes, también se lo enseñé a Mis apóstoles. Vean el resultado de la vida de cada apóstol, lo que alcanzaron y lo que hicieron por Mí, lo que hicieron por el Creador.

El Amor los llevará al vacío de sí mismos, a un vacío en donde se encuentra el Todo, en donde no existen las carencias, las insatisfacciones ni siquiera las perturbaciones.

Las almas deben vivir el Amor de Mi Corazón para aprender a vivir en el Corazón de Dios, dentro de su Amor infinito e insondable.

Si ustedes, en sus vidas y en la vida de sus hermanos, promueven el Amor Mayor, siembran y cultivan ese Amor todo el tiempo, permitirán que Mis bases del Retorno estén preparadas, porque tendré un lugar de reposo en el corazón de Mis compañeros, tendré un espacio en donde poder retornar para poner fin al sufrimiento del mundo.

Hoy, vengo con Mi Espíritu contemplativo, el Espíritu contemplativo del Sagrado Corazón de Jesús, porque quiero llevarlos hacia ese estado; quiero que, a pesar de lo que vivan en lo material o hasta en lo mental en este tiempo crítico y difícil, coloquen su corazón y su mente en el Universo de la Contemplación de Dios, en donde no existe dualidad, diferencias o conflictos. Así, elevarán a la consciencia y a la humanidad hacia ese estado de armonía y de paz, y permitirán que el afluente del Amor de Dios sea más real y vivo en este plano material, no solo por sus oraciones, sino también a través de sus acciones del día a día. Eso podrá irradiarse no solo a sus seres queridos, sino también hacia todos los espacios y lugares en donde ustedes estén.

El Amor es la llave para la cura de la humanidad, es la llave que abre la puerta para un nuevo tiempo, un tiempo diferente al de ahora, un tiempo real en donde se vivirá la Voluntad de Dios para siempre. 

Que sus almas aspiren a ese camino hacia la Nueva Raza, hacia la Nueva Tierra, hacia un nuevo planeta, libre de la perversión, del uso del poder, de la impunidad, del sufrimiento y también de la enfermedad.

El corazón que ama nunca se enferma. Eso es una Ley, pero también es un principio en los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material. Cuando no consigan amar, retornen al camino que perdieron, sean bondadosos en el amor y todo podrá ser curado.

No tengo nada más que decirles, sino esto. Sé que muchos esperan respuestas grandiosas o hasta respuestas desconocidas; pero es muy simple, compañeros, Yo estoy aquí y Soy el Sagrado Corazón de Jesús y vengo a enseñarles, pero también a irradiarles lo mismo que compartí, como un sentimiento profundo, con cada uno de Mis apóstoles. 

De esa forma, en este Reaparecimiento de Cristo, así como fue en el Cenáculo, vengo a prepararlos para Mi Retorno, entregándoles llaves muy simples para que no pierdan el camino, para que tengan presente en sus vidas lo que es esencial.

El Padre Me enseñó todo esto cuando Yo estuve aquí, en este mundo, viviendo los cuarenta días en el desierto. Lo que hoy les traigo es esa experiencia de amor, vivida y también cumplida dentro de Mí en esa aparente desolación del desierto.

No solo los invito a encontrar a Dios en ese desierto que cada uno puede estar viviendo en este momento, pero sepan que Yo estoy ahí, invisible y silencioso, acompañando a cada uno de los Míos que se atreve a atravesar el desierto de su mundo interior para encontrar, en algún momento, la Luz del Reino de los Cielos.

Tengan alegría, al sentir sed de Mí; tengan alegría, cuando no me encuentren; porque Yo los estoy fortaleciendo, los estoy convirtiendo en Mis apóstoles.

Mi Mano siempre estará extendida hacia todos los que la necesitan. Sigan Mi Camino y todo se renovará, principalmente dentro de ustedes; y para que eso suceda, no pueden resistirse ni tampoco hundirse por ustedes mismos. No creen condiciones innecesarias, sean inteligentes y tengan fe, porque el desierto no es para siempre; pero es la gran oportunidad de que se despojen de sí mismos, de que vuelvan a estar desnudos ante Dios, mostrando lo que verdaderamente son y no lo que aparentan, revelando lo que son sus almas en esencia y en espíritu, porque todo lo demás es pasajero.

Quiero entregar hoy, la fuerza de Mi Fe a todos los que la necesitan, pidiéndole al Padre que los haga valientes y fuertes, desde su interior; pidiéndole al Padre Eterno que tengan coraje y mucha determinación para atravesar estos tiempos definitivos; y que Él les conceda la Gracia que le concedió a Su Hijo durante los cuarenta días en el desierto, en donde el Hijo Primogénito vivió su gran síntesis preparatoria para asumir la Cruz.

Por medio de la Fe de Mi Corazón misericordioso, reciban esta bendición, y que los caminos hacia el Padre sigan siendo construidos con los ejemplos de sus vidas por la redención de sus corazones. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de Cristo, vamos a entonar la canción: “Apóstoles del Amor”, permitiendo que cada una de nuestras almas se confirme en este camino del apostolado y estemos disponibles e íntegros para todo lo que haya que hacer y servir, sin esperar nada a cambio, como Él nos ha pedido.

Y que, delante del Sagrado Corazón de Jesús, nos podamos confirmar, pero también agradecer. Que esta canción, que todos juntos cantaremos, nos prepare para vivir el Sacramento de la Comunión Espiritual que enseguida será ofrecida a todos, a fin de que esta alianza con Cristo se fortalezca.

Cantemos.