Lunes, 6 de mayo de 2019

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús Glorificado durante la 70.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Fátima, Portugal, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

El mundo no conoce los misterios de Dios porque no los ama.

Si amara profundamente lo desconocido, los misterios se revelarían completamente y esa palabra "misterio" ya no tendría sentido en la humanidad. Porque, si los hombres y mujeres de la Tierra amaran profundamente lo que es desconocido y lo que no está al alcance de todos, todos serían conscientes y estarían despiertos a lo Mayor. Tomarían consciencia de lo que significa el Reino de Dios y lo que representa para la vida de los seres de la Tierra.

Yo Soy el Señor de los Siete Cálices, de los siete importantes terafines del Universo Espiritual guardados en el Legado del Arca de la Santa Alianza.

Estos Siete Cálices, contemplados por su Maestro y Señor, son los próximos pasos que deberá dar la humanidad por medio de su sacrificio y de su entrega al Creador.

Serán siete pasos de evolución de la consciencia, siete pasos de despertar, siete compromisos aún por vivir y practicar.

Por eso, hoy les traigo los Siete Cálices Sagrados del Señor que, amorosamente, fueron retirados del Arca de la Santa Alianza para que sus mundos internos pudieran contemplarlos y adorarlos. 

En esos siete símbolos está guardada la Sangre preciosa del Cordero de Dios. Los siete principales estados que su Maestro vivió en la Tierra durante la Pasión, que aún ninguna religión conoce pero que hoy les revelo por medio de la sabiduría de Mi amor que proviene de Mi Corazón Eterno.

Tomen consciencia de este Legado y así como se colocaron muchas veces delante del Templo de la Adoración de Dios, hoy colóquense ante este Legado de Cristo que fue preciosamente guardado por Su Madre Celeste y los apóstoles, y adorado profundamente por las santas mujeres de Jerusalén. 

He aquí lo que la humanidad necesita en este tiempo de emergencia. La Sangre del Cordero de Dios se vuelve a donar al mundo para que sus preciosos Códigos de Luz ingresen en las esencias, y las almas alcancen su estado de cristificación y de redención por medio de la vivencia de los pasos en el amor y en el perdón.

Es así, queridos Míos, que hoy los coloco delante de una posibilidad única que está al alcance de cualquier ser de la Tierra, independientemente de su escuela o de sus errores.

He aquí, a través de los Siete Cálices, la posibilidad de despertar de los Nuevos Cristos que podrán recibir los Códigos del Universo Celestial para transformar completamente sus vidas, conforme Dios lo necesita. Así como Él lo pensó desde el principio, desde antes de sus existencias, de sus orígenes.

En estos Cálices Sagrados se guarda la experiencia de amor del Redentor en cada paso de Su agonía, en cada paso de Su calvario hasta el momento definitivo de Su expiración en la Cruz.

Cuando la Tierra tembló, los infiernos fueron derrotados, los muertos resucitaron y proclamaron el Nombre de Dios, la victoria del Mesías, la redención de los oprimidos, la salvación de los perdidos, la cura de los enfermos de la vida espiritual.

Este es el tiempo de que la humanidad tome consciencia de lo que aún no ha tomado consciencia, por colocar su atención en la superficialidad de la vida, por alejarse de lo divino, de lo que verdaderamente vivifica al espíritu y al alma de cada ser.

Dios necesita que el mundo reciba este Legado, no importa si es la mayoría o la minoría, lo que verdaderamente importa para su Padre Celestial es que este Legado sea verdadero dentro de ustedes en cada momento de la vida, en cada acto de amor, de servicio y de perdón. Que valoren estos Códigos Crísticos en sus vidas, especialmente en su vida espiritual y de oración. Así estarán expandiendo Mi Amor al mundo que tanto lo necesita y que tanto lo clama.

Así podré llegar a los que más sufren y a los que no tienen nada, a los que son ignorados por las grandes potencias del mundo, por los grandes dirigentes de las naciones que solo hacen promesas vacías, vacías de amor y de verdad.

Pero Yo les traigo, compañeros, a través de los Siete Cálices, aquello que les hará recordar sus orígenes antes de que vinieran a la Tierra, antes de que nacieran, de que aprendieran y de que experimentaran sobre la superficie de este planeta.

Este Legado lo conocieron los patriarcas por las revelaciones que el propio Dios les hizo. Este Legado lo conocieron los apóstoles, en el momento más importante de la Última Cena, cuando uno de esos Siete Cálices fue elevado, en gracia y en gloria, por las Manos de su Maestro y Redentor para aceptar el sacrificio de la redención de la humanidad y de la conversión del planeta por medio del Amor Crístico.

Es el tiempo de que la verdadera Iglesia despierte dentro de ustedes, de que perdonen a todos los sacerdotes que han ofendido el Nombre de su Señor y a todos los fieles de la Tierra que pusieron en juego su propia fe.

Yo les traigo la donación de Mi Vida y de Mi Espíritu, la entrega de estos Siete Cálices como el verdadero conocimiento para sus consciencias, para que sus espíritus se ennoblezcan en Cristo bajo la llama y el principio de Su Sabiduría.

Esto los colocará por encima de todas las cosas y podrán perdonar y amar no solo a ustedes mismos, sino a sus semejantes, porque Mi Iglesia Celestial aún palpita en el Universo Mayor. Ese es el principal Legado que Yo les entregué a los apóstoles y que le revelé a Pedro en aquel tiempo.

Sus vidas pueden ser la propia Iglesia de Dios en la Tierra, sus cuerpos pueden ser los Templos sagrados de Dios para que Él los habite. Es tiempo de asumir este paso por la humanidad.

Con todo esto no les digo, compañeros, que superarán todas las cosas y las dificultades.

Por medio de los Códigos Crísticos de Mi Amor aprenderán a superarse a sí mismos todos los días y a dar pequeños pasos. Por más que sean pocos, que esos pasos sean verdaderos, justos y misericordiosos para su transformación.

Porque el Legado que está en los Cielos, guardado en el Arca de la Santa Alianza, necesita de almas espejos en la superficie de la Tierra que puedan reconstruir la Iglesia Espiritual que Cristo sembró en la Tierra por medio de la iglesia física, presente en todo el mundo. Eso precisa ser restaurado, amparado y protegido.

La fe de los creyentes reconstruirá la Iglesia en la Tierra y la bóveda mayor del Universo descenderá para colmar a las consciencias con los Atributos Divinos, con todas las gracias y todas las misericordias.

En los Cálices Sagrados del Redentor están las próximas siete etapas de sus vidas, las que aún deberán vivir y atravesar por Mi Causa.

Aún no comprenderán el significado de todo esto. El Universo Espiritual se revela, de a poco, para que las almas aprendan a reconocerlo dentro de sí y a aceptar la Voluntad del Padre, así como el Hijo la aceptó en la institución de la Eucaristía, por medio del Santo Grial.

Beban, entonces, de este compromiso mayor y participen de las Voluntades del Padre Eterno, así como los ángeles del Cielo participan y, en obediencia, cumplen con Sus comandos y con Sus designios para que la fuerza del amor y de la fe puedan triunfar en todo el Universo y en este planeta.

Que se cumpla entonces el advenimiento de sus próximos pasos. Cada uno recibirá en sus vidas, si así lo acepta, los siete próximos pasos que deberá dar. El Universo se mostrará, los aprendizajes llegarán y la oportunidad de cruzar el umbral de la consciencia será consciente para cada uno de ustedes.

Pero estén atentos, no hagan responsables de no poder dar sus pasos a ninguno de sus semejantes. Este paso, que deberán dar, es entre ustedes y Dios, entre sus almas y Su Divina Voluntad.

Tal vez se preguntarán que pasos deberán dar. Sean pacientes, sigan orando y vigilando porque los pasos que deberán dar se presentarán de una forma u otra. Pero, serán conscientes porque sus almas les harán sentir que llegó el momento de cruzar el Portal y de expandir la consciencia en el Amor Universal y en la Sagrada Unidad.

Como ejemplo y testimonio de sus pasos, hoy he escogido algunas almas, entre los presentes, que se han postulado para dar pasos en la vida interior y en el servicio a Mi sagrado e insondable Corazón, que se han ofrecido para adornar Mis altares, para reverenciar Mi Presencia, para ser testigos de Mi amor así como lo fueron las santas mujeres de Jerusalén.

He aquí el Amor Vivo que estuvo con los apóstoles, con las santas mujeres y con todos los seguidores de Cristo, y que hoy retorna a la Tierra para ser compartido con ustedes por medio de la Sabiduría y del amor de los Siete Cálices del Señor.

No teman porque Yo no los abandonaré. Pero cada alma tiene su tiempo y su momento de dar su paso en una profunda e inextinguible soledad, así como lo dio su Maestro en el Huerto Getsemaní.

Recojan en sus corazones la luz preciosa de los Siete Cálices y, en honra al sacrificio del Redentor, abran las puertas de la Iglesia Celestial para el mundo entero y, especialmente, para toda Europa.

Les pediré que canten "Sagrado Cáliz del Señor" para que los ángeles transubstancien este momento y estos elementos que se ofrecerán a Dios como símbolo de reparación y de perdón, de todas las almas presentes para todas las almas del mundo.

Los escucho.

Ponemos nuestras manos en señal de recepción.

Canción: "Sagrado Cáliz del Señor".

Instrumental.

Y ahora, compañeros, delante del poder de los Siete Cálices del Señor, irradiado para Europa y el mundo, y para todas las esencias de la Tierra que tendrán la oportunidad y la gracia de la redención, procederemos en ceremonia con el Padre Eterno, a dar el testimonio de estos pasos a través del camino de la Luz y del Amor que Mi Corazón Misericordioso les ofrece todo el tiempo, a fin de que el amor se establezca y que la fe prevalezca en estos tiempos, por el triunfo del Plan de Dios en la humanidad. Amén.

Nos ponemos de pie.

No lloren, alegren sus corazones, porque este es el tiempo de la Misericordia de Dios, el tiempo de Su Gracia, el tiempo de la luz y de la cura de los corazones.

Hoy lloran como las mujeres de Jerusalén y traen hacia sus almas el recuerdo de esa vivencia y de esa experiencia por medio de la unión Conmigo, por medio del amor que Yo les ofrezco en esta consagración.

Invito a los que puedan, en nombre de estas hijas que he llamado, a que se arrodillen por su consagración.

Como en aquel tiempo, hoy volveré a dar la comunión espiritual para aquellas mujeres que siempre estuvieron Conmigo hasta el momento más culminante en la Cruz, en el que Mi Alma agonizaba por el mundo y, a pesar del dolor, Mi Alma sentía un gran amor de parte de los que fueron fieles Conmigo y se mantuvieron en oración por la entrega de su Maestro y Señor en la Cruz.

Todo este Legado vuelve al mundo, en este día, directamente del Corazón de su Maestro y Señor, y es irradiado por Sus manos de Luz para las almas que se consagran y para las almas que algún día se consagrarán, manteniendo la aspiración de ver a Dios dentro de sí.

Renovamos este Sacrificio del Cordero de Dios. Vivificamos Su Legado y traemos hacia la Tierra, por medio de esta ofrenda del altar junto a todos los ángeles del Universo, las promesas del Redentor que se cumplirán en la humanidad. Que así sea.

En adoración, nos postramos ante Dios Todopoderoso y agradecemos por Su Presencia a través de Su Altísimo Hijo y, como en aquel tiempo, lavo las manos de Mis apóstoles para purificarlos y consagrarlos a Mí, así como deseo consagrar a las almas del mundo a Mi Sagrado e insondable Corazón.

En aquel tiempo, tomé el pan entre Mis manos, dando gracias a Dios por este sacrificio, les dije a Mis apóstoles y a muchos de ustedes: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para la remisión de los pecados".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Del mismo modo tomé el Cáliz entre Mis Manos para poder renovar todos los tiempos hasta Mi segundo retorno a la Tierra. Elevándolo a Dios, dando gracias por el sacrificio de Su Hijo, les dije a Mis apóstoles: "Tomen y beban todos de Él, porque ese es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Maestro y Señor, y por los mártires a través de los tiempos para el perdón de los pecados. Hagan esto en memoria Mía".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Este es el Cordero de Dios que quita las faltas del mundo. Bienaventurados los que son llamados a servirse de este Divino Sacramento.

Oración: Padre Nuestro (en portugués).

El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.

Les dejo Mi Paz para que la vivan y para que hagan partícipes a todos sus hermanos de Mi Paz, a fin de que se establezca en la Tierra como un atributo imprescindible para esta humanidad, para la cura de las almas y la redención de los corazones.

Yo les doy las gracias por haberme acompañado en este momento tan importante para su Maestro y Señor, por la humanidad y el planeta, por el Plan de Dios en este Universo material.

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Como en los primeros tiempos del cristianismo en los que Cristo estaba vivo en los corazones, para que ese tiempo vuelva a rememorarse se darán el saludo de la Paz.

Les agradezco.

Domingo, 5 de mayo de 2019

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 70.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 

Este es el tiempo de reconciliar a la humanidad con Dios antes de que todo suceda. Por eso escogí, nuevamente, venir a Portugal no solo por su historia, sino también por sus acontecimientos con otros pueblos y naciones y, así, vengo por las demás naciones de Europa.

Seguiré peregrinando por estas tierras así como lo hizo Mi Santa Madre junto al Santo Grial. Vendré con Mi Corazón a iluminar los espacios más oscuros de la consciencia europea y su ayuda, para Mí, será imprescindible.

Por eso, en Mi Corazón y en esta tarde, traigo los tesoros del Cielo que iluminarán a las almas y a sus caminos, a fin de que todas las consciencias aprendan, algún día, a vivir la Voluntad de Dios y puedan superar y trascender el sufrimiento humano movido por la propia voluntad y no por la Voluntad de Mi Padre.

Sé que, a veces, el mundo no quiere escuchar esta necesidad, darse cuenta de esta verdad. Pero un tiempo muy definitivo se aproxima, él está muy cerca, más de lo que parece para la humanidad, y no puede tomarlos por sorpresa. Deben estar conscientes y despiertos para que, en la hora señalada, sus corazones les dicten el momento de ese gran acontecimiento que colocará a la humanidad del lado de Dios o lejos de Dios.  

Por eso, desde el Universo Celestial, Nuestros Sagrados Corazones piden tantas oraciones por el mundo, para poder enmendar los errores de la humanidad y de los pueblos, no solo los errores históricos que se han vuelto imborrables en muchas consciencias, sino también para evitar los errores futuros, a fin de que se establezca la armonía y el equilibrio de Dios en el planeta. 

Su sintonía con Mi Corazón es muy importante no solo a través de los ejercicios que Yo les enseñé a lo largo de los tiempos, principalmente, por medio de la Comunión que Yo les ofrezco, día a día, para que sus espíritus y almas puedan estar nutridos por la Fuente, sino por todo lo que viene del Universo Celestial y desciende al mundo en cada momento de oración y de súplica, de servicio y de entrega por el semejante, en cada oportunidad de volver a vivenciar un Sacramento y de liberar a la consciencia de la perdición, de la tentación de estos tiempos, de la ilusión del mundo, de la ceguera espiritual y de la indiferencia.

Sus corazones en este día, compañeros, alcanzaron un escalón más en el despertar. Por eso, Yo les traigo este pedido de seguir orando de corazón por los que más lo necesitan, por los que no escuchan, por los que cierran sus oídos a la Voz de Dios por intermedio de Su Divino Hijo.

Hoy, vengo a descansar en sus corazones. Hoy, vengo a reposar Mi Espíritu en sus espíritus para que la alianza interior se fortalezca entre las almas y el Plan de Dios, por todo lo que aún deberá realizarse y manifestarse en la Tierra, para que se cumpla la Voluntad Mayor.

La humanidad deberá seguir buscando la unión perfecta con el Arca de la Santa Alianza, con ese sagrado símbolo de ascensión espiritual que desciende del Reino de los Cielos por intervención del Divino Hijo, para que Sus sagrados tesoros y Sus divinos impulsos desciendan sobre la consciencia humana y a las naciones, para que los errores sean borrados, los desvíos sean evitados, la perversión humana sea detenida y las almas reencuentren el camino hacia lo sagrado y hacia la elevación de la consciencia.

Todo esto será posible por la continuidad de sus oraciones diarias, por su compromiso con la escuela de oración de Mi Madre para que más almas puedan despertar a tiempo y, en su interior, encuentren el sentido y la respuesta de estar aquí en la Tierra, no por algo material, sino por algo profundamente espiritual, por una misión, por un principio y un propósito, por un Plan Mayor.

Mi Corazón contempla sus necesidades internas. Mis oídos escuchan todas sus súplicas. Pero es necesario, compañeros, dar un paso más para que el Universo Superior venga a su encuentro y la Fuente Mayor de todos los Impulsos de Dios los siga guiando y conduciendo hacia la meta de poder ser parte, algún día, del nuevo rebaño de Dios que nacerá de los miserables y de los imperfectos, de los que están aprendiendo a redimirse y a perdonar. Porque será la Nueva Jerusalén, la ciudad de luz que descenderá desde el Universo para acogerlos a todos en el Templo Sagrado del Corazón de Dios, en profunda comunión y alianza con el Padre.

Los tesoros inmateriales del Universo deben ser parte de sus vidas, la atención de sus consciencias, el motivo de vivir y de existir y de llevar adelante una parte del Plan del Padre, así estarán ayudando a Su Maestro y Redentor para que Su Obra se siga expandiendo en la Tierra en este tiempo, fuera de Su Iglesia, dada la necesidad de millones de almas que viven grandes sufrimientos e infinitas agonías que solo el Amor de Dios podrá curar y aliviar.

Por eso, su Maestro y Señor necesita intermediarios, no maestros sino  discípulos, siervos de Su Corazón Misericordioso que puedan representarlo en este tiempo, así como los apóstoles lo representaron en el pasado.

En verdad les digo, vengo a dar continuidad a lo que una vez realicé en la Tierra. Uno el tiempo pasado con el tiempo presente por medio del Tiempo Real, para que sus espíritus y consciencias reciban los mismos códigos crísticos que Mis Apóstoles del pasado una vez recibieron, así como todos los que me siguieron con fidelidad y amor, con sacrificio, en entrega y en redención. 

Ustedes deben ser parte de la historia del Libro de Dios. Aún el Padre Celestial espera poder seguir escribiendo una nueva historia en la humanidad. Una historia de todos los que escuchan a Cristo, que siguen sus pasos y viven la comunión perfecta con Él, respondiendo a Su Llamado sin condiciones ni reglas, en obediencia, con fidelidad y en profunda unidad. 

Aún espero la definición de muchos de ustedes como de muchos de sus hermanos que están en este planeta, que son parte de los 144.000, los que proclamarán Mi segundo retorno al mundo, la segunda venida Gloriosa de Dios a través de Su Amadísimo Hijo, en la presencia del Santo Grial.

Si dan continuidad a la historia que Dios quiere escribir por intermedio de sus vidas y corazones, descenderán tesoros inmateriales del Universo que dejarán de ser un misterio para la mayoría de la humanidad.

Sabrán trabajar con las herramientas sagradas de Dios, aprenderán por medio de la oración y de los instrumentos sagrados a sostener este planeta durante sus tres días de oscuridad y estarán a Mi lado, aunque crean que Yo no lo esté, porque Mi Presencia es eterna, inconfundible e irrefutable. 

Y así, cumplirán Mis promesas, las promesas que Yo una vez le hice al Padre Celestial de poder rescatar, nuevamente, a través de Mi Alma y de Mi Divinidad, a este pueblo sagrado que es la humanidad, que nuevamente se pervirtió y se perdió por las influencias de Mi adversario, el que, algún día, será vencido por su propio Maestro y Señor, con la autoridad del Arcángel Gabriel.

Celebren la oportunidad, compañeros, de estar conscientes y no dejen que la inercia planetaria los absorba o que el sueño profundo de millones de hombres los pueda afectar.

Ustedes ya están dentro del gran despertar, de la oportunidad de transformar sus vidas completamente, de ser el nuevo odre en las Manos del Rey, purificado y sublimado por Mi Espíritu.

Mientras la humanidad no dé los pasos necesarios para revertir y equilibrar la perversión humana y todos sus desajustes, los tesoros del Universo permanecerán en el Universo hasta que ellos mismos puedan revelarse a toda la consciencia humana, no importando la religión, el color o la nación porque el conocimiento de Dios es para todos. El conocimiento los volverá más conscientes y disponibles para poder realizar el Plan de Dios, para cumplir la gran promesa de ser un pueblo sagrado bajo los principios y los atributos de Dios, que muchos llaman Mandamientos.  

Aún estamos en el tiempo de la Gracia. Aún estamos en el tiempo de la Misericordia, con la oportunidad de poder cruzar el portal hacia la redención y de convertirse en dignos hijos de Dios mediante la oración,  la caridad diaria, el amor y la paz para con el semejante.

Como testimonio de ese amor que sigo entregando al mundo, incondicionalmente, hoy volveré a consagrar nuevos adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico, porque en ellos deben estar los pilares y las grandes estructuras divinas que sostendrán a la humanidad y al planeta cuando se mueva, por medio del ejercicio perfecto de la adoración.

A través de Mi Cuerpo Eucarístico encuentren el portal para su ascensión y trascendencia, para la sublimación de sus pensamientos y  sentimientos, para poder enmendar todas sus deudas y faltas ante el Padre Celestial que los ama misericordiosamente.

Mediante esta consagración de nuevos adoradores, Yo les vuelvo a entregar los Dones de Dios para que aprendan a concebirlos dentro de ustedes por medio de un ejemplo de vida en el camino de la oración, del servicio, de la instrucción y de la cura.

Los que adoran a Mi Cuerpo Eucarístico son los que permitirán, en el fin de los tiempos, que las revelaciones divinas sigan en la humanidad para que todos estén más conscientes y disponibles para poder servir a Dios.

Los que adoran a Mi Cuerpo Eucarístico son los que equilibran al planeta y a la humanidad en este tiempo y no permiten que los errores se sigan generando para que no lleven las almas a la perdición y a la ceguera espiritual.

La adoración es un camino de reconciliación con Dios y de profundo contacto Conmigo, de Corazón a corazón, de Alma a alma y de Espíritu a espíritu.

Entre nosotros, los adoradores y Mi Corazón, solamente puede existir la Luz que emana de la Fuente, que trae la cura, el perdón y la renovación a los corazones.

La adoración es un ejercicio permanente de concentración y de alineamiento para poder estabilizar el plano psíquico de la humanidad, de todo lo que ella genera, en este tiempo, por lo que piensa y por lo que vive.

La adoración es un portal permanente de transmutación, en donde los ángeles pueden mantener todo el equilibrio y la armonía cuando, tan solo, el adorador se abre para estar delante de Mi Corazón Eucarístico.

Hoy les traigo estas oportunidades y Gracias sabiendo que este encuentro no será suficiente para todo lo que hoy necesita Europa como continente y como pueblo, ante tanta historia y tantos acontecimientos. Porque la salvación de las demás naciones del mundo dependerá de Europa, de su caridad, de su contribución, de su donación y de su fidelidad al prójimo, al que sufre, a aquel que no tiene nada.

Ese es su principal compromiso, salir de sí mismos, vaciarse completamente para que Mi Amor y Mi Luz puedan entrar, para que Mi Mensaje y Mi Palabra no solo sigan llegando aquí, a Europa para bendecirlos, curarlos y redimirlos, sino también poder llegar al mundo entero por medio de su consciente colaboración.

La manifestación de Mi Segundo Retorno dependerá de la contribución consciente de la humanidad, de los que creen en Cristo, de los que trabajan por Cristo, de los que viven en Cristo.

Hay una parte que les corresponde a todos ustedes, en perfecta igualdad y equilibrio, en cooperación y en hermandad. Eso permitirá que la humanidad no quede sin guía y sin auxilio en este tiempo difícil de la Tierra, en el que todo, absolutamente todo, está en juego.

Únanse a Mi Corazón y comprenderán lo que hoy les digo, porque Dios  no necesita de sus bienes. El Universo necesita de su donación para que ustedes y sus bienes se puedan transformar en lo que Dios necesita así como Él lo pensó en el principio en unidad, en igualdad, en fraternidad, para que siempre esté presente el Divino Espíritu, el Amor de Dios.

Celebremos este encuentro. Interioricemos las Palabras de Dios por intermedio de Su Amado Hijo, para que no pasen las palabras desapercibidas, sino que las Palabras del Padre sean conscientes en ustedes, especialmente en sus corazones, en donde el Dios Vivo siempre deberá tener un lugar principal en sus vidas.

Abriendo la Iglesia Celestial, convocando a todos los Coros Angélicos viviremos esta consagración como si fuera la primera vez que el Cielo toca sus vidas  para redimirlas y convertirlas en luz. Amén.   

Nos ponemos de pie. 

En este momento, cada uno de ustedes realizará su oferta ante el Padre Celestial. En el silencio del corazón le dirán al Padre Eterno qué es lo que necesitan para que Mi Corazón misericordioso recoja sus súplicas e intenciones, y sus vidas, nuevamente, sean transformadas.

"Padre del Universo y de la Gracia, así como Te entregaste a través de Tu Hijo en la Cruz por un inconmensurable e infinito Amor desconocido, hoy entrégate, Señor, a través de Tu Hijo para que las almas vivifiquen Tu Espíritu y vivan la experiencia de Tu Amor, la que los resucitará y les traerá la consciencia de cumplir con Tu Divino Propósito. Amén".

Por el agua que brotó de Mi Costado, hoy las almas sean lavadas para que puedan vivir la Comunión espiritual y, así, alcancen la redención.

Ahora traerán, hasta aquí, los elementos para la consagración de los adoradores para que el Señor los pueda bendecir.

Así como Mi Madre vivió Su virginidad, Yo los invito a vivir Mi Espíritu inmaculado, el Espíritu inmaculado de Dios que brota como una Fuente de Amor a través de Su Hijo. Porque Mi deseo ardiente es que sus corazones aprendan a ser puros, no solo en la consciencia, sino también en las intenciones, porque si sus corazones son puros alcanzarán el Reino de Dios e ingresarán en Él sin ningún impedimento.

Cada ejercicio de consagración, cada nuevo paso que es dado por los hijos de Dios es una oportunidad de despertar, de comprometerse con el Plan de Dios y de entregarse a la vida crística.

Por eso, hoy Yo bendigo, especialmente, estos elementos que representarán una etapa de sus vidas en el camino de la consagración del Espíritu, de la conversión del alma y de la transformación de la vida.

Que en ellos descienda la Gracia de Dios y que esta Gracia sea reverentemente cuidada y protegida por cada uno de los que hoy se consagrarán, así como por los que ya se consagraron, porque en la simplicidad de todo lo que existe está el Dios Vivo.

Sean el ejemplo de Mi Vida en la Tierra, testimonien Mi Mensaje para el mundo, represéntenme de verdad, sin miedo y sin obstáculos, porque Yo los tengo en cuenta, los contemplo con Mi Corazón y los guardo en el templo de Mi Espíritu.

Que la instrucción los eleve y los redima.

Para aquellos, que también Me adoran, hago el sacrificio de venir al mundo, nuevamente, para que las almas no pierdan la alegría de vivir en Dios y encontrar el sentido de estar aquí en la Tierra, cumpliendo una Voluntad Divina desconocida que, para el corazón que se abre, se revela en la vida con claridad y precisión.

Hoy vengo a renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la transubstanciación de los elementos, del pan y del vino.

Celebraremos, nuevamente, en la Mesa que fue consagrada por el Padre y por Sus apóstoles, entregando al mundo la Sangre y el Cuerpo de Cristo para la salvación de la humanidad y del planeta.   

Los invito a que, ante este Altar consagrado en este día, en donde los hombres y mujeres de la Tierra reconocen al Hijo de Dios por medio de Su Cuerpo Eucarístico, los llamo a que se arrodillen para recordar la última Cena de Su Señor junto a Sus apóstoles.

En un profundo gozo y amor Yo tomé el Pan, dando gracias a Dios, Su Espíritu lo bendijo, lo entregué a Mis apóstoles, diciéndoles:

"Coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados".

Te alabamos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Enseguida elevé el Santo Cáliz a los Cielos, el Padre lo bendijo con Su Espíritu, se lo  entregué a Mis apóstoles, diciéndoles: 

"Tomen y beban todos de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por Su Redentor y por los mártires para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria". 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

En unión a la Santísima Trinidad repitan la oración que Yo, con tanto Amor, les enseñé: 

Padre Nuestro (en portugués).

"Este es el Cordero de Dios que redime y perdona a los que están perdidos, que vivifica y reenciende, con Su Fuego de Amor a los que viven en Él y proclaman Su Nombre. Amén".

Yo les enseñé a amarse los unos a los otros, y es algo que la humanidad aún no comprendió, pero  los que están despiertos en Mí, saben de la importancia de amar al semejante de forma incondicional y verdadera.

Por eso, Yo los invito a renovarse en el amor para que sus heridas sean cicatrizadas y las secuelas internas sean disipadas, y sientan la alegría de vivir en el amor y por el amor así como Yo vivo por ustedes todo el tiempo.

Hoy no solo les dejo Mi Paz, sino también les dejo Mi Amor para que la Paz y el Amor de Dios esté en ustedes y en el mundo.

En fraternidad y en amor se darán el saludo de la Paz.

Les agradezco por estar hoy Conmigo.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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