Domingo, 6 de marzo de 2016

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 32ª. MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Mientras las almas Me viven, sus corazones se encienden en Misericordia y eso es algo verdadero, eso es algo que Yo siempre busco de todos los corazones de la Tierra.

Hoy Me muestro a ustedes en Gloria.

Así como Yo Soy en el Cielo, así Yo Soy ante Mi Padre, quien merece gloria y alabanza.

Hoy vengo de un lugar del Universo muy especial, hacia donde podrán ir, algún día, después de que se cumpla Mi Obra en esta humanidad.

Quisiera que hoy no solo contemplaran Mi Corazón, sino también que lo sintieran aquí, presente entre ustedes, comulgando con la esencia de la unidad y de la hermandad entre todos los espíritus de buena voluntad que, a través de los tiempos, se congregan para escucharme, así como una vez Me escucharon en Tierra Santa.

Por eso, Mi Padre los ha colocado aquí, en esta parte del planeta, para que volvieran a vivificar Mis Principios de instrucción y de transformación.

Hoy sí puedo extender Mi Mano sobre ustedes y posarla sobre sus cabezas, como lo ha pedido Mi Madre en Sus oraciones perpetuas.

Hoy sí puedo decir que el Amor de Dios vence y que todo lo transforma, cuando Él es reconocido de verdad, por las almas que lo claman sinceramente.

Hoy, Mi Gracia se aproxima al mundo oscuro para volver a iluminarlo en Mi Espíritu; en Mi Espíritu de Paz y de Misericordia.

Pero hoy, compañeros, no solo estoy con ustedes sino también con aquellos que abren sus corazones y sus hogares para recibirme en esta comunión espiritual, con el Corazón que los ama permanentemente, sin restricciones ni condiciones; con el Corazón que sufrió por ustedes los martirios de la Pasión y de la Cruz; y  que, en el momento culminante, dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.

Pero hoy no quiero que piensen quiénes fueron en ese momento, sino que Me vivan en este eterno presente, del cual Yo los hago partícipes, a cada nuevo encuentro.

Hoy, muchos de los que están aquí representan a las naciones del planeta, sus deudas y sus compromisos. Yo necesito, compañeros, que sus corazones sean Mis misioneros de la paz, como lo han sido los que Me han servido en Medio Oriente, en medio de la tribulación y del caos, confiando plenamente en los pasos de Mi Santa Madre, que se regocija en los corazones que aman Mi Corazón y  Mi Misericordia.

Hoy, vengo a entregarles lo que necesita el mundo para este último tiempo, que es el Amor de Dios que debe renovar todas las cosas y que debe redimir a los corazones que aún están cerrados a Mi Llamado.

Pero Yo espero, como esperé en el Huerto Getsemaní, en la absoluta soledad del Corazón y de la Consciencia, con la asistencia suprema de los ángeles del Cielo, que consolaron Mi ofrecimiento en la Cruz y en la Pasión.

Ya no los quiero ver dormidos.

Mis Palabras son códigos de vida para todos.

Mi Amor es el bálsamo para sus espíritus, es la consolación para las almas, es la cura profunda para los que se han herido con sus propias acciones.

Pero sepan, compañeros, que aún no puedo retornar en Gloria, porque los corazones que Yo he escogido deben estar preparados para recibirme en ese momento, para poder reconocerme y abrirme las puertas de sus almas, para abrazarme fuertemente y saber quién Soy.

Quisiera que no solo Me pudieran  ver, sino que Me reconocieran cuando fuera el momento, ustedes y sus hermanos del mundo, que aún duermen en el sueño de la ilusión, de la realización personal y del poder propio.

Hoy estoy aquí, en Gloria, ante los corazones que Me han dicho “sí” a la redención. Por eso, iré primero a bendecirlos con Mi Espíritu, que es el Espíritu de Dios, que ilumina a todas las formas y exalta los buenos sentimientos de las almas que se reconcilian con Dios todos los días de la vida.

Ustedes Me adoran, Me esperan y Me aman. Yo también los espero, también adoro lo verdadero que son y amo lo que en verdad existe en ustedes, que es lo más bello que Dios creó para este Universo: la Unidad.

Si sus corazones no estuvieran unidos cuando Yo ya no esté aquí, presente entre ustedes, ¿qué harán?

¿Cómo Me esperarán cuando Yo golpee la puerta de sus moradas?

¿Cómo transmitirán Mi Palabra a los que la deben escuchar en esta hora tan aguda?

No tienen por qué perturbarse, eso es cosa de Mi adversario.

Quien acongoja su corazón es porque no Me ama, o aún no sabe cómo vivirme; pero si Yo vengo en Gloria para los que Me corresponden y para los que aún deben despertar en cada parte de esta Tierra, ¿qué tienen que temer, si están en Mi Luz, si creen vivir en Mi Corazón que todo lo puede?

Cuando Yo caí con la Cruz por segunda vez, Mi Madre se acercó, viviendo Mi Dolor, porque era algo compartido bajo el Propósito de Dios, compartir el dolor del mundo y de los pecadores pervertidos.

Ella misma Me elevó, Me levantó del suelo cuando Mi Cuerpo estaba muy cansado; porque era el cansancio de Dios sufriendo en Mi Cuerpo por las almas ingratas, por los pecados del mundo; pero era el amor lo que Me hacía fuerte, no era Mi Voluntad; porque Mi Voluntad estaba en Mi Padre.

Mi Padre estaba en Mi, haciendo Su Voluntad. Es eso lo que ustedes deben vivir, así como Yo lo viví, cada uno en su proporción y en su grado.

En ese momento, en la segunda caída, pensé que iba a morir en el camino del calvario. Y la mirada de Mi Madre fue lo que Me salvó; una mirada de amor, de consolación y de amparo. Allí fue cuando el Arcángel Miguel Me dio fuerzas para erguirme y continuar, y dije en aquel tiempo: Madre, Yo renuevo todas las cosas, porque es Mi Padre el que las renueva en Mí y en Ti.

Deben dejarse renovar por Mi Corazón, que está en oferta para los que quieran recibirlo; porque no habrá para dónde seguir, compañeros, cuando el caos se manifieste; no habrá refugio, casa o persona que los ayude. Mi Corazón es su salvación y su fe eterna.

Así, Yo podré ayudar a Mis hijos cuando esté en sus corazones todo el tiempo, y no solo por algunos momentos.

Necesito que Mi Existencia se expanda en ustedes por más tiempo. Ustedes, compañeros, son depositarios de una gracia inexplicable, de una oportunidad incalculable delante de la deuda del planeta y de la humanidad; por eso, Yo insisto con ustedes hasta alcanzar lo que quiero.

En perpetua Adoración deberemos estar para los tiempos difíciles. Fue así como Yo se lo pedí a Faustina en el Santísimo Cuerpo de Cristo.

En el Sagrario está la Fuerza renovadora para todos los que la busquen.

Los bendeciré e iré con ustedes. Peregrinen a Mi Corazón, y no se cansen de hacerlo; así entenderán muchas cosas en el próximo tiempo.

Ahora, Yo he venido aquí para que todos se sientan purificados, pues Mi Luz se expande como moléculas en todos aquellos que abren sus corazones para recibirla, en gratitud y amor.

Recuesten, en silencio, sus cabezas sobre Mi Pecho, y sientan Mi Corazón Glorificado que consuela y sana todas las heridas, sin importar cual sea, porque para el Hijo de Dios no hay nada imposible.

Si su fe es fuerte, Mi Amor será fuerte en ustedes y se sentirá en los corazones que se aproximen para reconocerme en Mis hermanos.

Esta agua hoy los bendecirá a todos, como símbolo de la renovación de su primer bautismo; y aquellos que no fueron bautizados como Yo, en el río Jordán, recibirán esta primera bendición que los preparará para su primer bautismo, en donde todo mal se disipará, y la Luz de Mi Gloria se establecerá sobre las almas que se regocijarán en Mi Espíritu.

Oremos como el Padre lo enseñó a través de Su Hijo, para que, en Gloria, el Espíritu Santo descienda y santifique esta agua que es la primera señal de la Creación de Dios en este planeta y en todo el Universo, el agua que sacia la sed de las almas.

Alabado sea Dios, glorioso Su Reino. Aleluya, Aleluya, Amén.

Con esta bendición, compañeros, que los Dones de Mi Padre se puedan manifestar en ustedes, a través de la vivencia de los Sacramentos y de la renovación de sus votos con el Proyecto Altísimo de Dios.

Que sus almas se alegren y que nunca dejen de hacerlo, viviendo todos los sacrificios por la humanidad y el planeta, para la redención final del mal.

Mi Corazón hoy triunfó nuevamente en el mundo por su respuesta.

Que Mi Paz se establezca en aquellos que no la tienen.

Que Mi Fe se propague como el aroma sutil del Universo.

Que Mi Amor se expanda como la brisa del viento y que todos sientan la esperanza de vivir en Dios, para siempre.

Yo los bendigo a ustedes y a los que más lo necesitan en este mundo, como lo hice en el Monte de las Bienaventuranzas, elevando Mi Mano derecha hacia Mi Padre, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, que es el Corazón de Dios,  abriendo los Cielos, he invocado al Espíritu Santo.

Así, Yo los bendigo en el nombre Santo de Mi Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

He venido a la orilla, para llamarlos, como a los apóstoles.

Ayer escuché esa canción y quisiera que hoy la hicieran en gratitud a Mi Padre.

Pueden ir en paz.

Sábado, 5 de marzo de 2016

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 32 ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Adonai, Adonai, Adonai.

Tsebayoth, Tsebayoth, Tsebayoth.

Sus corazones están mejor que en el día de ayer. Parece que han aprendido lo que Yo les pedí, pero aún falta más en Gloria a Mi Padre.

Dichosos de aquellos que piden por Mi Misericordia, porque en la última hora de sus vidas Me verán así como Yo veo a Dios todo el tiempo en el Universo.

Por este día su cruz está más leve porque Yo intercedí ante la Justicia universal. Tengo autoridad para salvarlos y para amarlos todo el tiempo. Si viven en Mi Corazón todo se cumplirá, y no será necesario que sufran para crecer y evolucionar, así como lo hace el Universo de ciclo en ciclo.

Hoy, veo en sus corazones la señal de Mi Presencia y espero que ella no se borre, por la propia voluntad de ustedes, pues necesito que entiendan que deben vivir otras cosas, no lo que ustedes piensan o lo que ustedes saben de esta realidad material.

Hoy, vengo a darles una amnistía extraordinaria para estos tiempos finales,  donde la mayoría no está a salvo por el arte de su propia voluntad. Por eso necesito que amen Mi Voluntad aunque no la comprendan o no la sepan. Si aman Mi Corazón, amarán Mi Voluntad y la conocerán para los tiempos más cruciales de la Tierra y así sabrán donde estar, en el lugar donde Yo los necesite, en el momento más esperado por todos y donde Mi Padre lo establezca.

Si les pido que estén donde deben estar, no deben rechazarlo. Hay un Propósito detrás de todo que todavía ustedes desconocen por ser seres inmaduros que aprenden a vivir el amor y el perdón.

Pero hoy, quisiera verlos dentro de Mi Corazón, así  como Yo Me aproximo a ustedes para contemplarlos y venerarlos en espíritu así como Mi Padre los venera en la inmensidad de Su Misericordia.

En verdad necesito saber si, realmente, están dispuestos a hacer lo que Yo les pida en algún momento de sus vidas. ¿Serían capaces de renunciar a lo que siempre han querido o por lo que tanto han trabajado? Sé que no es fácil para todos, porque todo tiene un tiempo, así como la semilla que germina en la tierra y da sus primeros brotes para después ser un árbol y dar los frutos de vida, los cuales hoy y en este tiempo Yo vengo a buscar.

Son los talentos lo que Yo les pido, no sus destrezas. Tal vez podrían hacerlo mejor para Mí, pero no Me glorificarían ni glorificarían a Mi Padre cuando a lo que hacen le falta el amor y la verdad. La verdad está fundida en la unidad del Cielo y de la Tierra, del Cosmos y del Planeta.

Necesito que vivan Mis peticiones, porque si algún día Yo les planteo una nueva petición, ¿qué harán con ella? ¿Deberé esperar dos mil años? Los tiempos no son los mismos  de ayer. Compañeros, hijos de Mi Padre, siervos de Adonai, ustedes saben que eso es verdad.

No busquen solucionar sus problemas alejándose de sus hermanos, porque en el silencio Yo podría estar allí, observándolos y no Me estarían viendo ni contemplando en el corazón. Su propia purificación, compañeros, debe ser unida a todos, pues la humanidad es única, es una única creación que debe redimirse en totalidad.

Hoy estoy de rodillas ante ustedes y así les demuestro que pido a Dios por ustedes todos los días.

No quisiera que sus caminos quedaran ciegos y Me perdieran de vista, porque eso puede suceder, compañeros. El mundo creó su propio pecado y siempre le ha costado salir de él por vanagloria y orgullo.

Pero Yo vengo a darles un lugar en Mi Corazón que ustedes no esperaban, una oportunidad de recapacitar y de comenzar de nuevo, así como Yo lo necesito y lo pienso para cada uno de ustedes.

Mientras Yo les hablo, Mis Gracias se muestran al mundo y se hacen visibles a los corazones receptivos a Mi Llamado, porque aún  hay mucho que debe morir dentro de ustedes para que después hagan lo que Yo necesito: que es que se amen los unos a los otros como Yo los amo en Mi Gloria y en Mi Divinidad.

No sean duros con sus semejantes, porque así lo serán Conmigo, sin percibirlo. Si Yo les confié esta misión es para que la vivan a pesar de las consecuencias, porque nunca nada les faltará. Vean cuánto les falta a las almas del mundo, que no quieren escuchar a Dios y que se realizan a sí mismas con sus proyectos, que no son los Proyectos de la Divinidad.

Yo no necesito eso de ustedes. Necesito que sean Mis apóstoles de la oración y del amor, de la unidad y de la hermandad. Eso es lo que Yo vengo a pedirles a todos, porque es lo que le falta a la humanidad. Una humanidad que ya es soberbia y que no se postra ante Dios como lo hicieron los pueblos del desierto para escuchar la palabra sagrada, que es la palabra que hoy deposito en sus corazones.

Si en verdad pusieran atención a todo lo que Yo les digo, ya serían otros, y en el mundo no habrían problemas de ningún tipo. Pero hay almas que gustan perderse en otras cosas o en sus propias preferencias y se olvidan de Mi Corazón, que está todo el tiempo observándolos, que está todo el tiempo receptivo para recibir el amor, de ustedes, la fidelidad, y la pureza de ustedes.

No pierdan la inocencia que alcanzaron en esta vida y busquen ser humildes antes de que todo suceda. Esta es la última barca que está pasando, porque después, cuando vuelva en gloria llegará la Justicia, y eso ya se está cumpliendo.

No busquen lo mejor para ustedes, no busquen escapar de sus conflictos, no busquen escapar de sus  hermanos, que los aman así como ustedes tal vez no consiguen amar en esta hora definitiva.

Pero, si adoptan Mi Corazón, aprenderán a sentir y a tener fe. Mi Corazón transborda de amor y tiene sed de las almas que no lo buscan, tiene sed de las almas que se consagraron a Mí para esta tarea. El amor de esas almas no es suficiente, no colma Mi Corazón.

No necesito que se fanaticen sino que Me amen en silencio y que donen su amor a todos los hermanos que en esta hora necesitarán del apoyo de ustedes para seguir adelante.

En verdad les digo, compañeros, no quisiera verlos lejos de Mí ni de aquellos que Yo les coloqué en el camino para que aprendieran a amar y a servir así como Yo los sirvo a todos ustedes desde hace tanto tiempo.

¿Acaso Mi Presencia aquí en este día no es por Misericordia, por Piedad, por Compasión? Aún espero que caminen en Mi Confianza porque en Mi Confianza trascenderán sus dificultades y ayudarán a trascender las dificultades de sus hermanos, que no sabrán cómo salir de los obstáculos que les impone la propia resistencia interior y muchas veces Mi adversario.

No se cansen de escucharme porque no estaré por mucho tiempo más. La balanza ya está llena y está a punto de quebrarse.

Mi Corazón se opone a la Justicia para que las almas puedan cruzar el portal que las llevará a la reconciliación con Dios y con todo Su Proyecto universal.

Mi Corazón busca la salvación de todos los seres de la Tierra. Por eso, en la plenitud de Mi Fe, busco el mejor camino para todas las almas, para que Me puedan seguir y encontrar de alguna forma.

Si Yo dedico este tiempo para las almas, también lo dedico a ustedes, porque Mi atención está en todos. Todos son importantes para Mí en esta hora de transición.

Glorifiquemos a Dios por la Victoria de Mi Corazón y alabémoslo. 

Cantemos los Nombres Sagrados del Padre, para que aún más, las puertas se abran.

En este segundo día de encuentro Conmigo, deseo que comulguen de corazón, haciéndolo por todas las criaturas de la Tierra, que también necesitan de la Misericordia de Dios.

Abracen su cruz y no la rechacen. En Mi Camino siempre encontrarán la salida, en Mi Corazón siempre hallarán la paz para estos tiempos.

Bendigo estos elementos que representan la unión  perfecta de las almas con Mi Corazón Misericordioso, y que en esta tarde de Gloria, que sus corazones eleven al Cielo las intenciones más profundas de sus seres, para que sean contempladas por Mi Señor en la Omnipotencia de Su Espíritu y de Su Divinidad, y para que los Sagrados Corazones oren por ellos, hasta el fin de los días.

Coloquen en Mi Corazón una petición, y díganmela en el silencio de su seres, porque así Yo la escucharé y rezaré por ella. 

Yo bendigo a todos los que escuchen, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Agradezco por haberme esperado en esta tarde, porque una vez más Mi Corazón triunfó ante Mi adversario.

Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán Mis Dones, por la presencia de su fe y de su confianza en el Rey.

Y a pedido de Cristo, vamos a escuchar: "Tú eres el Rey".

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