Jueves, 19 de septiembre de 2013

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 2.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Quien busca el Gran Sol siempre alumbrará su camino. Por eso, en esta tarde vengo al encuentro de Mis apóstoles y, junto a Mis doce apóstoles del pasado, vengo al encuentro de los Nuevos Cristos, de los Cristos internos.

En esta tarde, como Yo lo he hecho en el pasado, lavaré vuestros rostros y vuestros pies y consagraré el pan de vida para que se retiren de aquí unidos a Mí, en sintonía con Mi Corazón.

Las almas esperan por este gran momento, aquellas que están distantes de vuestros ojos y que necesitan alcanzar la paz.

Mi Misericordia viene al mundo para liberar a los corazones heridos. Por eso, deberán estar las puertas abiertas para que Yo pueda entrar en vuestras vidas. Si ustedes no Me abren vuestra puerta interior, no podré entrar.

Estamos en un tiempo de cambios y este cambio es regido por Mi Corazón, pues el Universo de Mi Padre Me lo encomendó.

Quien esté unido a Mí no perecerá. Estará guiado todo el tiempo.

Reconozcan, en esta tarde, que Mi sacerdocio es único y no es de este mundo. Pero Mis Rayos descienden sobre los pastores para que puedan encontrar el mismo canal de Luz, la Fuente que provee la vida y alimenta a las almas con el Espíritu de Dios.

Bienaventurados aquellos que Me siguen sin demora, porque estarán Conmigo en el fin del tiempo y, a pesar de las pruebas, Yo los erguiré hacia el encuentro con Mi Padre.

Quien comulga Conmigo de corazón, comulga Conmigo de alma y de espíritu, y todo su ser es permeado por Mi Luz.

Por eso, es hora de que acepten las Leyes del Cielo para que la vida se renueve y los que están en vida muertos, despierten al Espíritu Mayor de Mi Corazón.

Pregúntense si en verdad están Conmigo.

La oración les ha mostrado las señales, especialmente a los que estaban atentos.

La oración es el camino que se construye hacia el infinito. Así el alma no caerá en los abismos, porque caminará segura a través de Mis Pasos.

Mi Agua lava vuestras manchas. Mi Sangre purifica vuestros corazones. Mi Alma los consagra a Dios y Mi Divinidad conduce a vuestros espíritus hacia la Vida Mayor.

Oración: Padre Nuestro (se repite varias veces).

El camino de la consagración interior es para todas las almas del mundo. Todas las almas que se coligan con Mi Espíritu y con Mi Corazón reciben Mi bendición y Mi Gracia permanentemente. Cada alma puede entregarme un paso de su consagración. Todo eso es considerado profundamente por Mi Corazón.

Lo importante, Mis queridos amigos, es que estén unidos a Mi Corazón, así todos ustedes estarán unidos como uno solo y formarán el nuevo rebaño en este tiempo definitivo.

Por eso, hoy les dejo estos dos Sacramentos que renuevan a las almas a través de los tiempos. Ellos son la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre y el Bautismo a través del lavado de vuestros pies. Así, el pasado se borra espontáneamente y podrán llegar a Mi Mesa renovados en amor y en verdad.

Hoy estoy más presente entre ustedes, porque Me han abierto una puerta.

Desearía que todos Me vieran, pero no lo tengo permitido. También Mi Presencia respeta las Leyes.

Todos somos regidos por un Bien Mayor y a él debemos responder para que el bien esté en todas partes y, de esta forma, la sagrada unidad una a todas las almas bajo el principio del Amor, el Amor único, el Amor puro de Dios.

En la Última Cena, reuní a los que había convocado desde el universo para que pudieran compartir Conmigo el camino de la consagración. Por eso, fue necesario desterrar los aspectos de la vida. Y este legado, que Yo les entregué en la Eucaristía, fue para poder generar esos efectos en todas las almas.

Es necesario dejar el pasado para poder nacer nuevamente en espíritu. De esta forma, ustedes renovarán vuestras vidas y cada día estarán más cerca de Mi Corazón.

Cuando Yo les entrego Mi Cuerpo para que lo puedan comer, es para que puedan estar más próximos a Mí, bien cerca del Reino del Cielo, lugar hacia adonde, algún día, deberán ir con vuestros hermanos, con la humanidad.

Que el Espíritu Santo acompañe este momento, que el Amor del Padre guarde a cada esencia de este mundo y que el Hijo de Dios los reúna en celebración y alegría en esta tarde de infinita Misericordia.

Yo confío en los Míos, como los Míos confían en Mí.

Consagro estos elementos, señales vivas de la unión con Mi Espíritu en todo este universo material.

Bajo el Amor del Padre, el Bien del Hijo y la Protección del Espíritu Santo, desciendan el Reino de Dios y la conversión sobre todas las almas, para siempre.

Que así sea para el bien de todas las consciencias.

¡Gracias por hoy estar Conmigo!

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Gracias, Jesús, por cuánto nos das!. En este encuentro, Te honramos Señor. Amén.

 

Queridos compañeros, todo Maestro da anuncios divinos para las almas. Por eso, en esta noche recibirán la visita especial de San José, el Siervo fiel de Dios. Sigan Sus pasos para encontrar la paz.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Es muy lindo recibir al Maestro de una forma sorpresiva, porque nunca sabemos que nos va a pedir. Pero todo lo que Él nos pide es por un Bien Mayor, como Él nos dijo hoy. En ese momento, sentimos que es lo que cada uno de nosotros necesita internamente para su vida.

Queríamos hacer un pequeño relato sobre cómo Él llegó hoy hasta aquí, que es algo que nos pidió que compartiéramos.

Él vino del universo, en este día, acompañado por muchas galaxias. Había un camino infinito trazado hasta aquí, hasta la Tierra.

A la derecha e izquierda, Nuestro Señor era acompañado por algunos Arcángeles y algunas legiones de esos Arcángeles. Ellos venían también como en un movimiento de procesión, en un movimiento sagrado.

De una forma repentina, antes de que Cristo llegara, apareció sobre el palco la escena de la Última Cena. De repente, Él nos mostraba cómo lavaba los pies y las manos de Sus apóstoles.

Él estaba llamando a cada uno de ellos para que se sentara a Su Mesa. En ese momento, pensamos que nos mostraba algo que ya había sucedido, pero durante Su Aparición, nos explicó que era algo que nos estaba pidiendo que volvamos a ejercitar, que volvamos a recordar aquello que hicimos alguna vez con Él.

En ese momento, Él presentó a los doce apóstoles, llamándolos “los doce renovados apóstoles”, que están sirviendo en misión, aquí en la Tierra, una misión espiritual, una misión que Sus apóstoles, los que estuvieron con Él, tienen con la humanidad en este tiempo.

Es algo que vamos a descubrir, según Él nos dijo, de una manera desconocida y de una forma que tomará de sorpresa a la humanidad para que ella se prepare verdaderamente a través de los apóstoles que estuvieron con Jesús, para cuando Él regrese.

 

Fray Elías lee el mensaje diario transmitido.