Domingo, 13 de diciembre de 2020

Apariciones
APARICIÓN RESERVADA DE LA VIRGEN MARÍA, EN MALDONADO, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, llego al mundo junto a los ángeles de la Luz, para decirle a cada uno de Mis hijos: estén firmes, sigan adelante. El fin de la batalla aún no llegó, las puertas inciertas se abren en la superficie de la Tierra para que los soldados de la Luz las puedan liberar a través de la oración.

Así, abrirán la Fuente de los Espejos en la superficie de la Tierra, la intervención llegará y todo será transformado.

En esta batalla con la dualidad no permitan que su lado contrario los pueda derrotar, estén firmes y sean valientes, participen de los Comandos de Cristo, eleven sus espadas hacia Dios, en ofrecimiento y renuncia, y así serán tocados por el Espíritu Divino.

En estos embates del fin de los tiempos sosténganse en la fe, en la credibilidad de la existencia de Dios por encima de todas las formas, de todos los acontecimientos, de todos los conflictos.

La batalla aún no llegó a su fin, el fin será escrito por cada uno de ustedes, por su participación consciente en el Plan de Mi Hijo, por su colaboración en los proyectos de redención, por su donación constante.

Mientras tanto no bajen la vigilancia, estén atentos al movimiento de su mundo interior. Alimenten sus esencias de vibraciones positivas, coloquen su consciencia en el Mundo Mayor y de allí llegará todo el auxilio que necesiten.

Las caídas son parte de esta batalla, de una batalla dura y fría, en donde los pensamientos y las emociones no pueden interferir.

Sus núcleos más concretos deben colaborar en esta operación de rescate. Para eso, su unidad con la Fuente es importante a pesar de lo que suceda en cualquier parte del mundo.

Recuerden al Universo Celestial, recuerden a los ángeles y a los arcángeles, las grandes huestes ultraterrestres, que conocen en profundidad el proyecto humano y que saben de la historia que ha vivido este planeta a través de las diferentes razas y pueblos.

Este es el tiempo en el que el péndulo vuelve con mucha fuerza y en el que su golpe precipita los acontecimientos en la humanidad, a través de la naturaleza y de la purificación.

Muchos se alejan de la Ley y de la verdad día a día, se sumergen en los abismos de esta Tierra, en los lugares más oscuros de la consciencia humana.

Pero la puerta hacia lo desconocido está allí ante ustedes, en el universo sideral, en donde toda la vida inmaterial y universal los aguarda para llevarlos a tener un contacto profundo con la verdadera existencia, a la cual pertenecen desde el principio, desde sus orígenes.

Ahora, hijos de Dios, ustedes saben gran parte de todo lo que les digo. Saben que vienen de una Fuente, que surgieron de un gran Lago de Luz, en donde los Padres Creadores participaron de su creación, de los primeros pasos de su existencia y que recorrieron este macrocosmos para aprender y crecer interiormente, para saber en cada paso estar en la Ley y no salirse de ella.

Y así llegaron a la Tierra, a este mundo que fue contemplado por Mi Hijo para que vivieran su redención y su conversión. Y así, a cada uno le llegó la hora de despertar, así como a muchos hijos Míos hoy le llega el tiempo de despertar, para que puedan hacer brillar dentro de sí la estrella de su origen, el testimonio de la verdad que vivieron desde el Principio del principio, desde el surgimiento de la Fuente.

En ese estado de vibración deben colocar sus conciencias y no en el caos, el caos seguirá sucediendo, el caos se seguirá desarrollando y mostrando, pero ustedes no pueden entrar en el conflicto ni en la desarmonía. 

Sus almas deben vivir el gobierno de sí y el camino de la trascendencia de las corrientes inferiores que sofocan al mundo y a muchos servidores, a los sacerdotes de la Iglesia de Cristo.

Pero ahora su mirada, a pesar de lo que sucede en el mundo, en las naciones y en los pueblos, debe estar en el objetivo de la reconstrucción espiritual y material. Así la Creación les enviará los impulsos que necesitan para poder conducir a la humanidad hacia el camino de la redención absoluta y total.

Muchos se negarán a cruzar las puertas hacia la verdad. Pero no se preocupen, tengan fe y sirvan incondicionalmente a Dios, sin esperar resultados, sin esperar respuestas, solo sirvan por amor y fe a lo Alto.

Las reacciones de las fuerzas contrarias son diversas en este mundo. La humanidad no conoce de dónde ellas vienen y cuándo ellas surgieron. Pero sí les puedo decir, hijos Míos, que muchas de esas fuerzas del caos son generadas por la humanidad de este tiempo. 

Los pies de Mis hijos están amarrados a ellas y muchos luchan por cortar esa cadena del mal, para saber liberarse de las amarras, de las condiciones, de la adversidad. 

Pero sus corazones siempre deben estar vacíos, libres de cualquier perturbación y situación, absueltos de la crítica y de los juicios de valor para que puedan estar libres y más libres en el momento de caminar hacia Mi Hijo, en este tiempo de tribulación en el que la humanidad quiere ser sucumbida en un abismo más profundo y desconocido. 

Pero si por un momento miran hacia el cielo, en la noche verán las estrellas, el cosmos, la gran bóveda celeste y todo lo que sucede en este mundo se volverá pequeño e insignificante. Ya que la ayuda que puede venir de lo Alto es muy grande y también desconocida. Es allí en donde deben colocar su mirada, su atención y devoción, porque así recordarán de dónde vinieron y qué fue lo que hicieron en otros tiempos.

Los espejos del universo trabajan hacia la Tierra como nunca antes trabajaron. Grandes movimientos espirituales suceden en el universo, día a día, en el pasar de este tiempo tan crucial para la humanidad, a fin de enviar hacia el planeta todos los impulsos lumínicos necesarios que pueden ayudar en el rescate de las almas y de los Reinos de la Naturaleza. 

Pero cuando el mundo detenga sus malas acciones, el sufrimiento cesará, la sangre ya no correrá por las calles de este mundo, ya no habrá mártires, exiliados ni tampoco inmigrantes. Las familias no serán el foco de la desunión y de la discordia.

Por eso, les pido que oren en este mes tan especial para Mí y para su Señor, para el Altísimo, porque lo que llegará el próximo año será más complejo. 

Mientras las almas no acepten que estamos en el fin de los tiempos sufrirán y podrían sufrir mucho por sus resistencias. ¿Qué ganarán con eso? 

Aférrense a este llamado y un camino se mostrará ante ustedes para conducirlos y guiarlos hacia el Corazón de Mi Hijo, herido y lastimado por las acciones del mundo y de las naciones. 

Al fin, Él vendrá por los más simples y humildes, por los que han sido traumatizados y castigados severamente. 

Él vendrá por los que lo esperan, por los que lo aman, por los que han perdido la paz.

Él vendrá a buscar a aquellos que están en los refugios de este mundo y levantará de las camas de los hospitales a los que están enfermos para que lo vayan a ver en Su Retorno. 

Y aquellos que sufrieron la pérdida de sus seres queridos serán consolados. 

Y las familias tomarán consciencia de la desunión que vivieron a través de los tiempos por el avance de la tecnología y de las modernidades, por sustituir el diálogo.

Por eso, su fortaleza siempre estará en la oración. No existe otra llave maestra, es única e inmutable.

No deben temer por lo que sucederá, sucederá lo que la humanidad necesite vivir conscientemente por lo que ha sembrado en sus caminos. En este tiempo lo estará cosechando. 

La Ley existe para que vivamos en sintonía y alineamiento con el cosmos y con toda la vida cósmica. 

Y así, viviendo en la Ley, todo es completado en la vida y en la existencia de un ser.

Quisiera que pudieran escuchar todo esto con otros oídos, porque no solo necesito que escuchen, sino que comprendan más allá de lo que les digo.

Hoy, estoy aquí presente por todas las situaciones de la humanidad, para que todas las situaciones sean atendidas, en el plano espiritual, por la Fuente.

Les dejo Mi consuelo y la certeza de que Mi Hijo retornará.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.