Martes, 14 de febrero de 2012

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO A FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

Cada día deberán sentir con sus corazones y decir:

La oración es la fuerza de mi fe, que trae victoria a la vida.

Es mi escudo, es mi Luz, es la fuente que sacia mi sed.

La oración es la esperanza, es la emanación original del Amor.

La oración es la vertiente de Gracias que es derramada sobre el mundo.

La oración es el consejo para el prójimo, es la confesión íntima con Dios.

Ella es el escudo para mi alma, es el emblema de la Nueva Humanidad.

La oración es la contemplación del corazón, es la renovación de la vida.

Es el poder que libera todo mal, porque en la oración se encuentra la salida.

En la oración encuentro la Luz que mi corazón busca para iluminar el camino hacia el Señor.

La oración es el anuncio de la Buena Nueva, es la unidad para cada criatura.

En la oración descubro el Don de la alegría y encuentro la paz para el corazón.

En la oración el alma se expresa a Dios y el Señor nos responde con Su Inmensa Misericordia.

La oración es la columna para toda la existencia, ella es la comunión interna con el Hijo de Dios.

Por la oración retorno a Cristo y en Su Corazón reconcilio la vida.

La oración es una estrella que prenuncia la venida de lo Nuevo para el mundo.

Por la oración me encuentro día a día con el Inmaculado Corazón de María.

El alma alaba con la oración a la Reina de los Ángeles y de los Patriarcas.

Con la oración entrego el corazón para vivir en la paz.

La oración nos acerca a la vida eterna y amorosa de la Reina de la Paz.

En la oración construimos el camino hacia la fraternidad, porque somos dignos hijos del Padre, que en oración se donan a la paz.

La oración es la fortaleza que eleva la humanidad a la Redención.

Con estas afirmaciones, queridos hijos, estarán confirmando la alianza con Mi Hijo a través de la oración. Para que la paz sea vivida en el mundo debemos orar y afirmar nuestra aspiración al camino del bien y de la pureza. El corazón necesita ser oración en vida y en espíritu para que más almas dormidas despierten a la misión de la oración por la paz.

Honremos al Señor, queridos hijos, para que la Gracia de la Reconciliación pueda irradiar a los corazones de los hombres.

Con la respuesta que sus corazones dan a través de la oración, el mundo se torna más pacífico, y un Nuevo Amor, el Amor de Mi Inmaculado Corazón, podrá surgir en la vida de todos los hijos que aspiran a vivirlo.

Gracias por responder a Mi llamado.

La paz en el corazón de todos,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad