Viernes, 22 de julio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE OPORTO, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Invocación del Alma

Señor Mío, purifica mi alma y toda parte de mi consciencia para que trascendido por Ti, encuentre la fortaleza y la cura para la vida.

Derrama Señor, Tu Santo Espíritu e ilumina cada átomo y partícula de esta consciencia, para que en Tu Gracia, yo vivifique Tu Amor y Tu Paz.

Ayúdame, Señor, a corresponder a Tu Santa Voluntad y luego, vacíame completamente al punto de más nada querer para mí.

Muéstrame, Señor, Tu santa Humildad y enséñame a resignarme ante Tu Majestad universal, presente en cada uno de mis semejantes y compañeros de camino.

Que Tu mirada paternal no deje de observarme, mas cuando esté por caer al abismo de mi pobre ignorancia, envíame, Señor, a Tus Santos Ángeles para que acudan y me auxilien en toda adversidad.

Enséñame a vivir en la pobreza de Tu Espíritu, en el Amor de Tus palabras, en la Misericordia de Tu Corazón.

Descúbrete Señor, y muéstrame Tu Rostro misericordioso en cada alma de la Tierra y revélate en compasión para cada hermano de camino.

Permíteme Señor, conocer Tu Amor profundo y arranca con Tus manos la soberbia de mi persona. Desnudo ante Ti de toda propiedad, orgullo y engaño, hazme Señor, Tu instrumento de paz en la Tierra.

Muéstrame los valores de Tu Sagrada Soberanía de la humildad y déjame vacío para que nada propio habite en mí, sino solo Tú, Señor, que das fuerza a los débiles, que entregas Tu Paz a los perturbados y que derramas Tu Misericordia a los que están ciegos y perdidos.

Enséñame Señor, la ciencia de Tu Divino Amor y establece en esta consciencia los Dones de Tu Gracia.

Retira uno a uno los aspectos humanos que me condenan y hazme libre y puro como las aves del cielo.

Deseo de todo corazón no perder Tu bendito Camino, mantenme en Tus Brazos hasta que Tu santa Voluntad me envíe como uno de Tus discípulos.

Ya no dejes Señor, que mi ceguera me encandile, sino que me resuciten para siempre la luz y el amor de Tu Santo Espíritu.

Hazme el más pequeño entre mis hermanos, hazme el más donado y sacrificado en el absoluto silencio.

No permitas Señor, que nada que venga de mí se muestre, escóndeme en Tu Corazón, para que en la nada, yo sea el depositario de Tu obra silenciosa y de Tu Gracia reparadora.

Perdóname Señor, por lo que no he hecho bien, entrégame Tu Divina Piedad porque la necesito.

Derrama Tu Amor para que me fortalezca hasta el fin de los días, cuando después de esta vida, seremos uno solo en Tu Divina Eternidad.

Que así sea.

Amén

Queridos hijos, dejo esta invocación para todas las almas que se animen a vivir su sagrada transformación.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los cura y los redime,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz