Viernes, 20 de diciembre de 2013

Mensajes mensuales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA REINA DE LA PAZ A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Vengo al mundo, como Madre Curadora, curadora de almas y de los corazones que más sufren.

Vengo para decirles que Mi Amor es la cura de todos los males en cualquiera de los cuerpos, pues no existe nada delante de Dios y de Su infinita Piedad y que bajo la intercesión de Su Sierva, no pueda ser curado.

Mis amados, Mi presencia en el mundo es la cura para todas las faltas de la humanidad, es la  cura para todos los reinos de la naturaleza, es la cura para el planeta mismo, que hoy agoniza permanentemente.

Este Amor que les traigo y que es el remedio perfecto para todos los males, debe derramarse sobre el mundo, por medio de recipientes limpios, puros, verdaderos y simples, que puedan reflejar el Amor que les traigo día a día.

Por eso vengo hasta Mis pequeños hijos, para formar aquellos que serán los espejos de Mi Paz y de Mi Misericordia, a través de los cuales Yo daré testimonio de Mi presencia en la Tierra.

Aquellos que no Me ven y no Me sienten, Me verán y Me sentirán en los ojos y en el corazón de aquellos de Mis hijos que entregaron completamente sus vidas en Mis brazos y ya no viven para sí, sino para Dios.

Hijos amados, para vivir la imitación de la Sierva de Dios y expresar en la Tierra la igualdad con Ella, primero ábranse verdaderamente para vivir este maravilloso hecho y después persistan eternamente en este camino de constante caer y levantarse. Porque para que Yo pueda vivir en sus corazones y Ser en sus vidas, todo aquello que no es semejante a Mi Corazón debe extirparse y, muchos deben soltar lo que no son, para estar vacíos delante de Dios. Es y será muy doloroso, mas no tengan miedo y procuren amar este propósito de vida, porque el propio Amor también podrá actuar y transformar aquello que está arraigado en sus consciencias.

No se preocupen si no son perfectos y si constantemente descubren que, aquello que para ustedes ayer era una gran e inmutable verdad, hoy se volvió una pobre ilusión. Los ojos que maduran se transforman y, para todo niño es difícil abandonar las ilusiones de su infancia, mas para él es mucho más importante lo que le espera en su madurez.

Hijos amados, ya no son niños en espíritu y consciencia y llegó la hora de madurar y de vivir en la materia, lo que ya saben que existe en el silencio del corazón. Solo les pido que jamás se desanimen y que sean capaces de volverse niños moldeables en las manos del Creador.

No teman dejar atrás lo que fueron hasta este instante y, que la Fe en algo superior y desconocido, sea mayor que las incomprensiones que hoy le llegan al mental. Un niño jamás comprenderá la vida de sus padres, por más que crea que la comprende, hasta que se vuelve adulto y mira hacia atrás, para ver cuán engañado estaba y cómo realmente no sabía nada de aquella vida.

Caminen solo en la Fe del corazón, sabiendo que hay mucho que curar en todas las consciencias de la Tierra. No hay, ni nunca hubo en el mundo, quien haya alcanzado la santidad de Cristo, pero sí existen aquellos que la buscaron perseverantes hasta el fin de la vida y hoy continúan buscándola en el Reino de los Cielos, y ahora caminan al lado de Cristo por el mérito alcanzado en la Tierra.

Felices los que perseveran en la búsqueda de la perfección, con alegría y paz de espíritu. Jamás pierdan la Paz que traigo a sus vidas y, día a día permítanse estar en Mis brazos maternales.

Aquello que no puedan alcanzar por sí solos, esfuércense por ofrecerlo verdaderamente a Dios y dejen que Él que es perfecto, se haga cargo de Sus imperfectas criaturas.

Yo los amo siempre y estoy al lado de cada uno de ustedes

María Madre y Reina de la Paz