De los justos y mansos nacerá la paz.
De los buenos y pacificadores surgirá la fraternidad.
De los humildes y despojados despertará la Divina Providencia.
En los vacíos de sí y en los perseverantes se construirá el templo interno de la Iglesia de Mi Hijo.
De los simples y amorosos brotará la Divina Pureza.
Con los donados y abnegados se realizará la Obra de Dios.
A los silenciosos y quietos se les mostrarán todos los misterios.
En los orantes y consecuentes aparecerá la energía de la cura.
Y los que siempre ostentaron todo, nada más tendrán; porque Dios les quitará el reino a los que se dicen poderosos, destruirá con Su Justicia a los idólatras y dará todos los tesoros a los más desprotegidos.
Lo que durante décadas fue mal usado será corregido; todos los bienes llegarán a las manos de los más pobres y Dios le quitará la satisfacción a los ricos.
Él se mostrará en los más simples y predicará Sus Santas Palabras a través de los corazones humildes, porque Él ha reconocido la súplica de Su amada Sierva por todos Sus hijos pecadores de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz