Yo soy la Puerta de Paz.
Soy la corriente divina y poderosa que atrae hacia el mundo los principios de la Creación.
Soy ese rayo purísimo que proviene de Dios y que despierta en los corazones la redención.
Vengo en este tiempo a anunciar la Venida de Mi Hijo.
Vengo a preparar los caminos por donde las almas encontrarán a Cristo.
Por eso, este ciclo es determinante para todos, es el momento de encontrarse con el Padre Eterno para cumplir Su Sagrada Voluntad.
Es tiempo de sentir el porvenir y la esperanza plasmados en el interior de todos los seres.
Como su Madre, los conduzco y los guío hacia Mi Obra de Paz, que no solo abraza naciones y continentes, sino que también a través de los tiempos, le enseño a la humanidad a vivir el Plan del Creador.
Les dejo a todos el Espíritu de Mi Paz y la absoluta confianza en los Designios del Único.
Los abrazo, a cada uno de ustedes, para que sientan Mi calor materno y así se vivifiquen en el Señor.
Que en esta hora, todo se pacifique y que los caminantes abracen su cruz y la carguen, porque ella no será pesada, será la cruz de la liberación del mundo e imitarán a Mi Hijo para Gloria de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y del Amor Mayor