Mis amados hijos:
Hoy vuelven a vuestro hogar de Aurora, la Aurora Celestial, y les pido que se sumerjan en Mi protección y Mi cura, aquella que traigo para la humanidad.
Espero que en estos próximos días, en los que llegaré a Mis hijos de Uruguay, y sobre todo de Montevideo, nuevas almas se enciendan y encuentren el camino hacia la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, que es también el camino hacia Mi Hijo Jesús.
Estoy entre ustedes, acompañándolos, protegiéndolos y colocándolos dentro del Corazón Bendito del Padre, que observa cómo vuestras esencias y vuestros seres maduran en la tarea que les ha encomendado.
Muchos cambios se aproximan, internos y externos, cambios que serán necesarios para llevar adelante en este tiempo la tarea que, como Madre de toda la humanidad, estoy realizando.
Cuenten Conmigo eternamente, amados hijos, para acompañarlos y guiarlos en esos cambios y no sientan temor, porque vuestras almas ya conocen lo que va a venir y ellas están ansiosas porque esos cambios lleguen.
Confíen en Mi Amor Materno y en ese compromiso que han hecho con el Creador desde siempre, compromiso que esperaba este tiempo para concretarse.
Recuerden siempre que aquí estoy y como Madre de la Misericordia los quiero resguardar entre Mis brazos, para darles Mi cura y Mi perdón.
Sigan adelante, hijos Míos, que el tiempo les mostrará que todo estaba escrito en el Libro del Universo.
Mi Paz está en ustedes y Mi Amor dentro de sus corazones.
Los amo y los bendigo en nombre del Sagrado Espíritu de Cristo.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad