Jueves, 31 de diciembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS​​

Abran sus ojos para ver, en el cielo, el Júbilo de Dios todos los 31 de diciembre del tiempo de este mundo.

Alégrense en Cristo y en Su Santa Madre, por la Gracia que se les concede de rememorar el día de su salvación y alabar perpetuamente a Aquella que, en humildad, vino al mundo para liberarlo de todo mal.

Queridos hijos, quiero que el 31 de diciembre de todos los años que aún pasarán en la Tierra, los corazones de los soldados de Cristo se renueven profundamente; que contemplen en su interior los frutos que ya nacieron debido al esfuerzo que vivieron al intentar seguir Mis pasos. También contemplen las metas que los llevarán a lo que deben ser como individuos y como humanidad.

Mientras la mayoría de sus hermanos se prepara para sumergirse aún más profundamente en la ilusión, quería que aquellos que se dicen conscientes se abran para vivir con más intensidad los principios que los conducen a la verdad.

Quería que prepararan aún más sus corazones para develar, dentro de ustedes mismos, la vida superior, para que cada vez el Poder de Dios sea más intenso dentro de sus seres.

Mis amados, en este día, contemplen el mundo con ojos de compasión y coloquen sus consciencias dentro de la Consciencia Única de Dios Altísimo, para que así madure en su interior la aspiración de que sean otros y de que lleven a esta Tierra a una intensa transformación.

Los Ojos de fuego del Creador observan al mundo atentos y fijos en aquellos que se dejaron quemar por el Poder de Su Magnitud. El Señor busca en el mundo a aquellos que serán portadores de la verdad y que trascenderán las conductas humanas comunes para que sean pioneros del verdadero arquetipo humano.

¿Quién vencerá el caos dentro y fuera de sí, para que triunfe la paz en el corazón humano y, en consecuencia en el mundo entero?

La paz en el planeta depende de la determinación de la humanidad para vivirla, porque la falta de paz es causada por el propio hombre que se acostumbró a vivir de los conflictos y de la competencia e incluso se gratifica por el sufrimiento ajeno.

Quiero hijos, que este sea un día que, todos los años, les recuerde el triunfo de Dios en el mundo y que, independientemente de lo que ocurra a su alrededor, la certeza de la victoria de Dios jamás se apague de sus corazones.

Cuando estén en plena caída en su camino evolutivo, que en este día recuerden que están en la Tierra para vivir la superación de ustedes mismos. Cuando solo vean las tinieblas a su alrededor y dentro de sus hermanos, acuérdense de este día en el que están aquí, como soldados de Mi Corazón, para que sean faros que guían a los ciegos y ventana que se abre en la consciencia planetaria para la llegada del Sol.

Nunca se sumerjan en la oscuridad del mundo, porque Yo los convoqué para que sean lo que nadie querrá ser, para vivir lo que nadie querrá vivir y para cambiar el destino de la humanidad, por medio de la propia transformación en Cristo. Aunque el mundo se hunda a su derecha y a su izquierda, manténganse en ese mar de ilusiones como una barca que sustenta en sí a aquellos que, con un ejemplo y un impulso, se mantendrán firmes en su propósito de llegar a Dios.

En los 31 de diciembre de todos los años que vendrán, trasciendan la oscuridad y sean ustedes mismos la luz del mundo. Aquella que es la misma Luz y la misma Paz ha congregado sus almas y consagrado sus espíritus para hacer de sus vidas la punta de lanza que rompe las barreras y abre las puertas del mundo para el ingreso de un nuevo tiempo, de una nueva raza, basada y guiada por otras leyes, por Leyes Divinas y Celestiales.

Los amo y, por eso, los impulso para que hagan de sus consciencias las moradas, en la Tierra, para el Espíritu Santo de Dios.

Los bendice,

María. Madre de la Divina Concepción de la Trinidad