Jueves, 19 de noviembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Queridos hijos:

Mientras Mi purísimo Corazón de Amor escucha sus oraciones y las oraciones de todos aquellos que responden al llamado de su Madre Celeste, Dios Padre se apiada de todos Sus hijos e intenta, con Su preciosísimo Poder, que Sus ángeles del Cielo ayuden a revertir el mal de la humanidad.

Hijos Míos, para que eso suceda y para que las Gracias imposibles se expandan, vengo a pedirles que coloquen su confianza en Mi Hijo y en cada palabra orante que es pronunciada día a día. Será el poder interior de esa confianza que impedirá muchas cosas, y esa confianza plena les despertará la fe y, sobre todo, se reconocerán como dignos hijos de Dios.

Queridos hijos, saben que el mundo entero atraviesa el ciclo de su más profunda y aguda enfermedad espiritual, enfermedad que vive en el alma y principalmente en el corazón de cada hijo Mío. A través de los años, Yo les enseñé el camino para poder disolver todos los males. Ese camino es el amor, el amor entre ustedes y con sus semejantes. Ese amor divino y poderoso permitirá curar la enfermedad espiritual que vive toda la humanidad.

Los animo a que cada acto del día sea un acto de amor y de misericordia. No permitan, hijos Míos, que el odio o la mentira prevalezcan en sus vidas. A partir de hoy busquen transformar todos los males de la humanidad a través de la importante conversión interior. No quieran convertir todo su ser en poco tiempo, abran camino para que su ser reconozca en consciencia todo lo que debe desterrar. Así, poco a poco, queridos hijos, irán cambiando todas las costumbres que llevan al mundo a separarse del Amor de Dios.

El mundo olvidó amar a Dios; por eso, sufre. Dios necesita que busquen Su Reino y que vivan en este mundo a través de Su Reino de Amor. Sean apóstoles en transformación. Sean testigos verdaderos de Aquel que vendrá, en la hora más culminante, a traer nuevamente Su Gloria y Su Paz.

Sean amorosos todo el tiempo, el mundo necesita que sus corazones derramen el Amor de Jesús sin arrogancia ni control. Entreguen amor y sus heridas más profundas serán curadas. Entreguen a Dios lo que hasta ahora tienen bajo mil llaves. Entreguen sus pequeños corazones; así, Mi Corazón también triunfará.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

En el nombre del Amor que los rige,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz