Hijo:
Deja que la oración sea como una flor que se abre sobre tu corazón y permite que los aromas sutiles que ella emana inunden tu espíritu y todo tu ser.
Deja que la propia luz de la flor de la oración sublime los espacios más recónditos de tu consciencia. Confía en el poder del verbo y en la amplitud de su energía creadora.
Deja que la flor de la oración trabaje en ti, según su tiempo y no según tus expectativas.
La flor de la oración te muestra la belleza interior escondida, más allá de una purificación tardía o de una prueba demorada.
Deja que la flor de la oración, sobre tu corazón, encienda de amor tu alma y ella retome el sentido del propósito todos los momentos que sea necesario.
Deja que la flor de la oración realice el milagro del amor y de la redención en tu vida. Siente la paz que irradian las bellas flores y la devoción que ellas expresan en toda la Creación.
Porque, algún día, tu alma podrá ser como una flor que, habiendo nacido, crecido y madurado en los pétalos del amor, del perdón y de la redención, expresará lo que Dios tanto esperó de tu esencia.
Confía y sigue convirtiendo tu vida en una flor en adoración y en devoción a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz