Domingo, 6 de diciembre de 2015

Mensajes mensuales
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO DURANTE LA 29.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN  EL CENTRO MARIANO DE AURORA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Escuchen con atención en esta hora de Misericordia.

Mis caminos son sus caminos y si no están en Mi camino, nada concretarán. Dios desea instituir en el mundo la devoción a Mi Sagrado Corazón. Para que ese deseo se cumpla, necesito de testigos que hayan vivido a través de Mí, la experiencia de la redención y de la rehabilitación.

Desde el Cielo, deseo verlos a todos unidos todo el tiempo para que Mis Planes puedan descender y hacerse carne en la vida de los hombres a través de la experiencia del amor y del perdón.

El mundo está lejos de Dios porque quiso, porque se ha separado del Reino de Dios que una vez Nosotros trajimos para todos con la Buena Nueva. Por eso muchas almas desesperan y enloquecen en estos tiempos por haberse separado de Mi camino, del Camino de Dios, del Camino del Señor; por haber sustituido Mis Planes por los suyos, para cumplir la vaga voluntad humana. Sé que muchos no saben cómo hacer morir esa energía que corroe la esencia de las cosas y que los aparta de Mi Padre. Pero si sus corazones son humildes para pedir Mi ayuda, Yo se las daré, tanto de día como de noche y en los tiempos de tribulación cuando las cosas se volverán intensas dentro y fuera de los seres, así como se los dije en el día de ayer.

Hoy vengo a entregar Mis Palabras de otra forma y con otra energía, pues necesito disipar ciertos obstáculos que impiden que Mis Obras se realicen en este Planeta.

Muchos son parte de Mi iglesia, pero pocos son los verdaderos discípulos que cumplen los mandamientos de Moisés para no pecar. Pero como la esencia de la antigua instrucción se perdió a través de los tiempos, Yo le prometí a Mi Padre, antes del año 2013, que vendría aquí, a este perdido lugar, para dar Mi gran mensaje de salvación al mundo. Así como una vez lo hice en Kibeho, en donde muchos no creyeron y aún no creen, que el Hijo de Dios bendijo al corazón de Ruanda para impedir una catástrofe que fue el resultado de no haber escuchado al Corazón de Dios a través de Su Hijo Amado.

Yo no vengo aquí, en este tiempo, para profetizar esas cosas, pues la gran profecía de Juan, el apóstol, se está cumpliendo al pie de la letra. Dichosos serán aquellos que sepan leer entre líneas los símbolos y el mensaje.

He venido en todo este tiempo para prepararlos para algo desconocido que ni siquiera existe en sus memorias ni células. He venido a congregarlos en el nombre del amor y de la verdad para que, a pesar de las dificultades y de las pruebas no dejen de confiar en Mi Corazón. Conocerán cosas desconocidas dentro de ustedes, pero les vuelvo a decir que no teman. Para que el agua sucia sea pura, cristalina y limpia, ella debe purificarse. Yo les traigo esa Agua de Vida que proviene de Mi insondable Misericordia Espiritual para remediar todos sus males y los males del mundo, que deterioran a toda la humanidad.

He venido a traer esperanza a lo que parece no tenerla. He venido a traer la Paz para aquellos que no la tienen. Sin estos atributos no será posible cruzar el umbral hacia la nueva humanidad.

Las desgracias siguen sucediendo en este mundo y nadie las detiene. ¡Hay de aquellos que tienen el poder para esas cosas y no lo hacen porque están lejos de Dios y de Su Ley! Cuántas almas inocentes mueren día a día en esta balanza de desequilibrio, de injusticia y de falta de fraternidad.

Si Yo vengo aquí, a este país, como una vez fue profetizado en las cartas de madre Esmeralda, es porque Yo le revelé que aquí existía la semilla para dar nuevos frutos en almas congregadas para la redención y la transformación de la humanidad. No crean que viven la transformación por ustedes mismos, sino por este planeta que decae y decae.

Dios necesita nuevamente congregar a Sus antiguos pueblos, como fue en el desierto, para una vez más comenzar a realizar Su Proyecto con otro estado divino, con otra consciencia. Por eso deben estar limpios por dentro y por fuera para que Mis energías sutiles se puedan expresar en las consciencias que dijeron “sí” a la redención y al llamado por la paz.

Hoy no puedo prometer, compañeros, que todo el mundo se salvará, que toda la humanidad será rescatada por las corrientes poderosas de las Jerarquías. Lo intentaremos hasta el final, pero vuestra parte en este planeta, es importante. No solo para aquellos que hoy escuchan o que ya Me han escuchado, sino para aquellos que, aún dormidos, no tienen consciencia de su misión espiritual, la cual descubrirán de la noche a la mañana.

Si Me han ofendido, no se perturben. El Hijo de Dios conoció en este planeta la terrible condición humana, que lleva al deterioro del Propósito Divino, a la marginación de la vida, a la precariedad del espíritu. Por eso los ángeles Me enviaron aquí para encarnar entre ustedes y salvarlos. No por Mis Obras, sino por las Obras de Mi Padre, que descienden como luces sobre el mundo a través de los tiempos. Si el propio Dios, encarnado en Su Hijo, no hubiera sido martirizado, flagelado y crucificado el Proyecto se hubiera perdido. Pero ahora, en estos tiempos, el riesgo es mayor, y muchos no creen que eso sea así.

Cuando la Ley descienda, todos deberán estar seguros de lo que hacen y estar conscientes de sus obras. Porque cuando cese el tiempo de Mi Divina Misericordia, la última trompeta sonará y esparcirá la fuerza del viento sobre los cuatro puntos de la Tierra para que los mares se levanten y la Tierra trague a los injustos. No habrá nadie que lo pueda detener. El pecado es más grande que el propio pecador, y la sangre inocente tiene su valor, al igual que la Sangre del Cordero que murió por ustedes. Los mismos repiten los mismos pecados una y otra vez y aún no se redimen porque no lo aceptan.

Sus mentes no deberán emitir juicios, ni siquiera sentimientos de crítica. Cada cual vivirá su tiempo de purificación, pues así Dios lo necesita para cumplir Sus Obras en este Universo. La humanidad ya podría ser confederada, pero no lo quiso y se desvió de Dios y de Su Corazón.

Dejo para todos Mi sentimiento y un gran cambio en la consciencia antes de que todo suceda. Dejo para todos la bendición de los dones llamados Sacramentos, que infunden en las almas la renovación y la fe, y la unión con el Eterno, con Adonai.

No dejen de remar dentro de Mi barca. No dejen que ninguno de sus hermanos se ahogue por no poder remar. No pierdan de vista a sus semejantes que son parte de Mi Proyecto. Pero no insistan en aquellos que no quieren cambiar por propia voluntad, Yo Me encargaré, pues es parte de Mi responsabilidad que todo sea justo y misericordioso.

En verdad les digo, compañeros, que no todos tienen consciencia de lo que sucede en el planeta, pues no están sufriendo como otros sufren y padecen, día a día. Ofrezcan a Dios lo mejor de ustedes todo el tiempo. Agraden Su Corazón con pequeños esfuerzos para ir conquistando la entrega y así poder ingresar en el camino de la humildad y de la paz.

Vengo en estos tres meses a Aurora para anunciar nuevos tiempos que ya dejarán de ser preparatorios para ser tiempos definitivos. Tiempos de obras decisivas de parte de Mis congregados. Muchos se unirán a este trabajo cuando ustedes cambien de verdad. Al menos, no dejen de intentarlo para que las puertas a la redención estén abiertas para todos los que deban llegar a Mis Núcleos de Amor.

Comprendan, compañeros, que los tiempos ya cambiaron y que es hora de implorar al Creador. No solo sean bienaventurados, sino también constantes, mansos y pacificadores.

Vengo aquí para demostrarles que no los he abandonado. Aunque Mi Obra tiene un tiempo con ustedes, todo deberá continuar hasta que al menos uno alcance Mi Proyecto.

Adonai, Padre Eterno, Te imploro por este mundo extendiendo Mis Brazos sobre todos, entregando Mis Manos para que las tomen fuerte y caminen a Mi lado. No dejes de mirar con misericordia a Tus hijos más pequeños. Observa, Adonai, con esperanza, todo lo que has creado a Tu Santa Imagen y Voluntad.

Llévame, Adonai, hacia aquellos que no Me quieren, que no Me escuchan ni Me aceptan. Llévame, Adonai, a través de Tus hijos, como una chispa de esperanza para los corazones oscurecidos.

Muestra Tu Poder, Adonai, en la belleza de Tus Reinos de la Naturaleza. Haz que Tus almas y Tus criaturas vivan en la unión perfecta con la Creación. Perdónalos, Adonai, por sus pecados. Y resucítalos en espíritu todos los días de Tu Existencia, en el Corazón de Tu Universo y de Tu Paz.

Adonai, cree que es posible en Tu infinito Propósito, que los que Me escuchan lo conseguirán. Al menos para que la Tierra cumpla su promesa de redención.

Te ofrezco, Adonai, las súplicas que llegaron en estos días a Mi Corazón. Te ofrezco, Adonai, las humillaciones, las renuncias y las pruebas, como el testimonio de una gran conversión de la humanidad.

No llores, Padre Mío, por lo que ves de este mundo. Calma Tu Corazón con el Mío, para que brote del Tuyo la Piedad infinita que transforma la vida y las consciencias.

Adonai, nunca dejes de abrir en esta raza, en este planeta, Tu Manantial de Paz. Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Cristo Jesús Glorificado

Sábado, 5 de diciembre de 2015

Mensajes mensuales
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO DURANTE LA 29.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN  EL CENTRO MARIANO DE AURORA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Para que esta obra se cumpla necesito de todos, hasta que Yo retorne a este mundo infiel, para poder reparar los corazones y levantar del suelo a los que han caído a Mi derecha y a Mi izquierda.

Vendré a resucitar espiritualmente a las naciones que han sido aniquiladas por los hombres.

Vendré a resucitar a los que han muerto en vida y perdieron su espíritu de unión con Dios.

Vendré a resucitar lo más puro de ustedes para traerles Mi Paz y la renovación del espíritu para los tiempos que vendrán.

Por eso los necesito a todos en Mi Obra, en esta hora definitiva en que la mayor parte del mundo se condena sin poder volver a ver la luz, la Luz de Mi Corazón, la Luz de Dios.

Mientras todo sucede, mientras la taza de la injusticia se desborda por las ofensas de los hombres, Yo les vengo a entregar nuevamente el espíritu de Mi Misericordia salvadora, aquella que penetra los espacios y genera frutos en los hombres que viven en Mi Solemnidad.

Todos los días los hago enfrentarse a nuevas cosas que tal vez no quieran ver, pero para estar dentro de Mis caminos sus pies deben estar limpios de todo lo que han hecho en otros tiempos y así caminar libres a Mi lado, junto a Mí o en Mi Corazón para alcanzar el Propósito.

Conozco sus dudas, sus incertidumbres, su falta de paz y de sosiego. Conozco sus errores y sus fallas. Todo Yo lo conozco. Pero Mi visión divina no viene a centrarse en esas cosas, aunque sé que las tendrán que purificar ardua y duramente.

Mi mirada penetra sus almas y corazones, allí donde verdaderamente existe la esencia de todo lo creado, lo que fue diseñado por Mi Padre desde el principio de este proyecto para toda la humanidad.

Aun, la parte más aguda en el planeta no ha comenzado, el primer Armagedón será interior para después serlo exteriormente en toda la vida planetaria. ¿Qué harán, compañeros, cuando vean que las cosas se precipitan? ¿Se preocuparán más, perderán el control de sus destrezas, les faltará la paz o entrarán en pánico?

Mi Señor desea que a través de Mi Corazón, sus corazones estén firmes y seguros en el camino que Yo les ofrezco, enfrentando con valentía los cambios y sin temer a lo que encontrarán dentro y fuera de ustedes. Sé que la transformación de la raza humana es muy dura, Yo lo padecí durante la Pasión. Cada minuto que sufrí por ustedes fue por el pecado de algún hombre, fue por alguna falta de la humanidad que era irreversible ante los Ojos de Dios. Antes que su humanidad en aquel tiempo se perdiera Yo encarné, a pedido de Mi Padre que está en los Cielos, para traer ese mensaje de salvación y de redención para los corazones.

Lo que le aflige a Mi Corazón es que los hombres de la Tierra en estos tiempos se han acostumbrado a escuchar Mis palabras pero aún no han cambiado. Para que ingresen cosas nuevas en sus corazones y vidas deben estar transformados y hacer cosas nuevas. Como lo dije una vez, no podré poner vino nuevo en odres viejos; hasta los días de hoy esta Ley se cumple para quien en verdad la reconoce de corazón y de alma.

Llegaron los tiempos de las definiciones para todos, y no habrá nadie que se los pueda decir. Eso será entre ustedes, entre cada uno de ustedes y Dios. Pero Mi Corazón, que es Bondadoso y Compasivo se abre como un cofre de luz para que sus almas se depositen en Él. Allí, en el recinto de Mi Corazón no existirá ningún mal, ninguna tentación, ninguna adversidad.

Vengo para traer al mundo un mensaje de esperanza, de una esperanza que se desvanece poco a poco de la consciencia de la humanidad. Porque ahora lo que abraza es el miedo al fracaso. Muchos pensaron que en aquel tiempo, durante la Pasión Yo fracasé; que fracasé desde la vida pública hasta la muerte. Pero ¿qué es lo que llevó a la persistencia de Mi Corazón ante tantas ofensas e injusticias cometidas por Mis propios hermanos, por los hijos de Dios? El amor fue la fuerza inquebrantable que superó todas las pruebas. El amor que fue siendo generado dentro del amor abrió las puertas a la redención y a la vida de los que estaban muertos. Si en este tiempo no viven de ese mismo amor que Yo les ofrezco a través de Mi Espíritu y de Mi Corazón Sacerdotal, muchos perecerán, y no será por culpa de nadie, ni por la acción de alguien. Vuestros pasos podrán quedar indefinidos si no se arriesgan a vivir ese amor que todo lo transforma y lo redime.

Pero para alcanzar ese amor del cual Yo les hablo compañeros, deben primero morir para sí, para que de esa manera estén vacíos y nazca y brote el amor como una fuente en el mayor desierto de sus vidas. Muchos creen que en estos tiempos de purificación no conseguirán cruzar ese desierto, pero si hoy Yo estoy aquí para animarlos, para bendecirlos, para consolarlos y renovarlos, ¿por qué creen que no lo conseguirán? Si Yo Soy la Fuerza del Amor de Dios que mueve al Universo y a todas las formas ¿por qué temen que puedan temblar sus estructuras o sus seres?

Yo vengo a remover en ustedes lo que ya está viejo, lo que ya no Me sirve porque nunca lo he usado en Mi provecho. Pero ustedes, como humanidad, sacaron provecho de los propios hombres y de las propias voluntades. Será a través de ese amor que Yo promuevo en todo el Cosmos que alcanzarán a vivir mínimamente la Voluntad de Mi Señor. No tengan miedo compañeros, de desgarrarse por dentro y de pedir a los Cielos.

Yo vengo aquí, en este momento y en este tiempo, para esta parte de la raza que debe cumplir con el Proyecto que está escrito en el Corazón de Dios. Si ustedes fracasan muchos fracasarán.

Yo vengo a traerles la Luz que surge dentro de este gran abismo de la Tierra donde todos se han colocado y donde muchos han condenado a millones de almas a través de estos últimos tiempos.

Podrá existir una guerra peor que la que hoy sucede en el mundo, porque la guerra más cruel es la guerra espiritual, que el mundo y los seres humanos están enfrentando sin consciencia y sin perdón.

Nuestros Corazones desbordan de dolor al ver los hechos que cometen todos los hombres en estos tiempos. Así podrán comprender compañeros, que si ante tanta crueldad en aquellos tiempos Mi sacrificio fue grandioso, su transformación es pequeñísima ante tanta adversidad. Yo vengo a colocar sus consciencias en otro estado y en otro plano para que alcancen una visión más profunda y verdadera acerca de lo que está sucediendo.

Nuestro último intento como Sagrados Corazones, como Corazones del Padre Celestial, será que en este mes de diciembre demos el gran y último impulso para toda la humanidad. Será en este momento culminante en el que sus corazones, humillados ante el Creador recibirán nuevamente el Espíritu de Mi Gracia y de Mi Perdón, trayendo a la memoria el recuerdo de Mi sagrado nacimiento en Belén. Que este mes, para todos los hombres y mujeres del Planeta, sea una Buena Nueva proclamada por Vuestro Santísimo Redentor.

No se desesperen, no se desanimen, la barca podrá naufragar, pero ella no se hundirá si Yo estoy en ustedes y ustedes están humildemente en Mí.

Busquen desterrar prontamente todo aquello que los incomoda, pues los necesito como Mis instrumentos vacíos para que Mis Leyes desciendan y se infundan en toda la Tierra no redimida.

Vendrán tiempos mejores después de la purificación. Todo lo que sucede en estos tiempos ya fue profetizado y escrito por Juan el apóstol, Mi amado discípulo. Pero no fue profetizado que los tiempos de hoy serían tan difíciles. Hoy les entrego con Mi Mano la Gracia de poder salir de los abismos que la Tierra ha generado. Sean Mis apóstoles de la Luz en redención y anímense a seguirme hasta el final. Así el Plan podrá cumplirse y los más perdidos recibirán la oportunidad de retornar a la Casa de Mi Padre.

La paja está siendo separada del trigo y con ese trigo, por más imperfecto que sea, Yo haré el nuevo pan de vida que estará en la mesa para el fin de los tiempos, para cuando su Sacerdote llegue para comulgar con Sus redimidos.

Tengan fe y persistan. Mi Misericordia, a través de los tiempos todo lo puede.

Agradezco a aquellos que dicen que Me aman o que lo proclaman, pues en ello no hay vergüenza, sino la renovación del espíritu de los que buscan el Amor del Redentor.

Vayan en paz enfrentando el fin de los tiempos y en espíritu de transformación interior, Yo los ayudaré.

Les agradezco.

Cristo Jesús Glorificado

Viernes, 4 de diciembre de 2015

Mensajes mensuales
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO PARA LA 29.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Cuando estábamos orando las 150 cuentas de la Coronilla de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano sucedía la procesión con el Santísimo. Entonces vi entre las personas, mientras los hermanos caminaban siguiendo al Santísimo Sacramento, un ser que era el Maestro, pero con un aspecto diferente a como Él es. Se veía más delgado, con barba y cabello cortos, y estaba caminando y cantando entre las personas. Más tarde, vi a los hermanos ingresando en el Hogar de la Adoración y, cuando pasaban por la puerta, Él tocaba con Su Mano la cabeza de cada uno, realizando una especie de sanación que iba curándolos internamente. A continuación, vi al grupo durante la adoración y a Cristo, en la misma persona que había visto durante la procesión, sentado en el fondo del salón.

Luego Él mostró la imagen de un campo, donde había un grupo de ovejas que caminaban hacia un determinado lugar. Aunque Él no estaba presente en la imagen, nos hacía comprender que Él guiaba a ese rebaño. En cierto momento, el rebaño se deparaba con un gran y oscuro abismo en cuyo fondo se veía bruma.

Cuando el Maestro apareció, tenía una gran estrella dorada de seis puntas en el pecho y en el centro estaba Su Corazón. Él estaba rodeado de muchas ovejas, con una pequeña oveja bebé en Sus Brazos y Él la acariciaba.

En base a esa imagen Cristo nos transmitió Su mensaje:

A la más espiritualmente enferma de Mis ovejas, la tengo entre Mis Brazos para que nunca pierda la confianza de que, a pesar del tiempo y del momento de su purificación, no la abandonaré. Aunque a través de los errores se haya alejado de Mí, Yo la hago regresar a Mis rebaños, porque por encima de toda justa o injusta causa vuestro Pastor sabe cuál es el Propósito divino de ese ser.

Ustedes, como ovejas, están ante el gran abismo de los tiempos y, seguras en Mi Corazón deberán aprender a caminar entre las tinieblas.

Primero, les digo que no teman porque el Señor, vuestro Dios, les mostrará a cada uno de ustedes lo más triste e injusto que guardan. Así serán conscientemente invitados a vivir la Ley de la purificación, aquella que está amparada totalmente por el amor misericordioso de Mi Corazón. Dios no los abandonará porque hayan fallado o se hayan equivocado. Pero vuestro Padre que está en los Cielos, ejercerá la Justicia Divina para que pronto estén libres de toda adversidad.

Segundo, verán en ese gran abismo, en el que se encuentra el mundo, la oportunidad de purificarse conscientemente de toda mancha y que, así como Yo les enseño a Mis discípulos, como hermanos se amen y se unan los unos a los otros. En esta hora en la que cientos de almas se pierden en las tinieblas, deberán estar muy unidos porque será esa unión interna que hará brotar de la nada, la fuente del amor, y será ese amor extraordinario que curará cosas imposibles en la consciencia.

Tercero, verán en ese abismo del mundo que las almas y los corazones se enfrentarán a su verdad, algo que nunca pensaron ni vieron. Las vendas les serán quitadas de los ojos y entonces todo temblará, pero nuevamente les digo que no teman. El Hijo de Dios los socorrerá así como el leñador socorre en un gran incendio. Mi Agua de Vida disolverá, en su perfecto complemento de amor, todas las desgracias.

Cuarto, verán en ese abismo la revelación de la humanidad y el momento que todos están atravesando. Tal como fue escrito, nada quedará oculto. Lo que está dentro del alma y del cuerpo será visible, así como las artimañas de los falsos, las que antes eran invisibles para muchos quedarán tan visibles como el amanecer.

No habrá gobernante, nación ni humanidad que no quede expuesta tal cual es ante el Universo de Dios. Toda mentira, engaño o poder humano quedará revelado, y todos lo sabrán. Será el momento en el que dentro de ustedes florezcan las semillas que Yo les entregué, principalmente la semilla de la compasión y del amor. En verdad les digo que si no ejercitaran desde ahora estos dos atributos, la transición de la Tierra será difícil y dura para muchos.

Ya no habrá resistencia que pueda permanecer, todas desaparecerán. Pero si frente a todo lo que se revele, buscasen la esencia de la transformación y de la honestidad, cosas inimaginables e inesperadas sucederán, algo que irá más allá de lo que ustedes llaman milagros.

En esa hora definitiva, Yo estaré contando con los dedos de Mis Manos todos los actos de Piedad y de Misericordia que sucederán y que animados por Mí deberán realizar superando la vergüenza, la evidencia ante otros o incluso la tristeza.

Dichosos serán aquellos que conscientemente coloquen a Mis Pies sus aberraciones espirituales porque prometo ayudarlos a salir de ese abismo.

Finalmente, Mi Corazón glorioso querrá ver en estos días a los que dicen ser Mis apóstoles preparándose, bajo el poder luminoso de la oración, para atravesar los tiempos con coraje y sin miedo.

Que esta Maratón de omnipresencia, que así hoy llamo porque estaré en varios lugares a la vez, represente para Mis seguidores la oportunidad única de superarse a sí mismos para que todas las crueldades humanas que hoy suceden en este planeta, en todos los Reinos de la Naturaleza y en la propia humanidad, reciban la Gracia y la amnistía de la Divina Misericordia.

Estaré a su lado, junto a sus voces, implorando al Padre Celestial que pronto Yo pueda retornar para volver a guiarlos hacia la Nueva Humanidad.

Agradezco la unión de todos en este momento. El Señor les derrama Su Piedad y Su Paz.

No pierdan fuerzas internas, vivan a través de la fe. Si están en este tiempo de Armagedón y de pruebas es porque están preparados para vivirlo, al menos por Mi glorioso Retorno. Transfórmense en paz, así todo el universo lo espera.

Bajo el Amor infinito de Adonai sean bienaventurados y mansos.

Unido a todos los orantes de la Misericordia,

Cristo Jesús Glorificado

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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